Salud del Anciano. José Fernando Gomez Montes
y socialmente predeterminado, por esto es una experiencia individual más que una norma generalizada.
El envejecimiento está influido por diversas circunstancias a lo largo de la vida:
• El pasado: La historia de vida, es decir, la biografía de cada persona determina las actitudes hacia el envejecimiento.
• El presente: El cómo se experimenta la vejez y cómo es el comportamiento en ella está determinado, además del pasado, por las circunstancias en las cuales se encuentra el individuo, o sea, en la forma de vida particular influyen el estilo de vida, las condiciones y el nivel de vida.
• El futuro: Depende de las expectativas, planes, temores, esperanzas y deseos que se tengan frente a la vida, con independencia del tiempo de vida que reste.
El tercer aspecto se refiere al estudio de la edad (age) como una dimensión de la estructura y el comportamiento de una especie y también como una dimensión de la organización social y de las políticas públicas de la sociedad. En este aspecto, la gerontología se ha interesado por cómo las organizaciones sociales se han creado y han cambiado en respuesta a los patrones relacionados con la edad de nacimiento, socialización, transición de roles, retiro y muerte. El fenómeno puede ser explicado a partir de aspectos como el mercado de trabajo, los sistemas de retiro y pensión, las organizaciones de salud y otras instituciones políticas tienen en cuenta la edad. Los conceptos de grupo de edad, generación, etapa del curso de la vida, anciano o adulto mayor se basan en normas cronológicas y son formas de entender la edad.
Aunque estos tres aspectos son completamente diferentes están interrelacionados en la investigación y en la práctica en gerontología, son una parte compleja de la experiencia humana y están sujetos a interpretaciones culturales. Además, los tres aspectos están atravesados por el concepto de tiempo.
Tradicionalmente la medición de edad es cronológica, en años desde el nacimiento, aunque a veces también se utiliza el inicio o aparición de un evento, por ejemplo, el tiempo de viudez o el tiempo desde el diagnóstico de una enfermedad crónica. Sin embargo, en gerontología también se habla de un tiempo histórico y un tiempo biográfico.
Tiempo histórico: Se mide en años, décadas, centurias y refleja épocas o periodos que capturan efectos de cambios a nivel macro que afectan las vidas privadas y colectivas. Dos importantes fuentes de influencia sobre las vidas humanas son los efectos de periodo y cohorte. Cuando una población o una sociedad es afectada por un evento histórico como una guerra o un movimiento social, la generalidad de los cambios se conceptualiza como efectos del período; cuando los eventos ocurren en un tiempo histórico pueden afectar únicamente (o de manera específica) algunos grupos poblacionales o grupos específicos se utiliza el concepto de efecto de cohorte que se refiere a las diferencias entre diversos segmentos de edad o cohortes como resultado de circunstancias históricas de su desarrollo.
Tiempo biográfico: Se refiere a la vida de los individuos. Usualmente se conceptualiza como un proceso biológico, psicológico y social, y sus interacciones. Este concepto va más allá de la simple edad e implica considerar el curso de vida y otros eventos, transiciones y trayectorias que componen la vida de las personas. El curso de vida hace referencia a cómo los eventos históricos y los cambios económicos, demográficos, sociales y culturales configuran las vidas individuales y de las poblaciones (cohortes o generaciones). El concepto de trayectoria de vida conceptualiza el desarrollo humano como un proceso de crecimiento multidimensional y multidireccional, en el cual lo más importante no es el paso de los años o la secuencia de eventos vividos, sino las trayectorias que se extienden a lo largo de la vida a partir de la interacción entre el tiempo biográfico y el tiempo histórico.
En este contexto, el tiempo se ha estudiado especialmente desde dos perspectivas: en primer lugar, los cambios relacionados con el tiempo (de la célula a la sociedad) y, en segundo lugar, el reconocimiento de que los cambios son influenciados por y en interacción con transformaciones en diferentes niveles. Es lo que se denomina asociaciones erróneas del tiempo como causa regular del envejecimiento y la cronologización del envejecimiento y del curso de vida.
Se argumenta que los estudios en gerontología generalmente inician con la definición de su problemática en términos de edad cronológica y presentan sus resultados en diagramas donde la interrelación en dos ejes muestra los cambios en ciertas características en función de la edad. Tal visualización supone que el proceso de envejecimiento puede ser clara e inequívocamente relacionado con la edad cronológica. La identificación cronológica de los ancianos presupone una organización del curso de la vida en la cual el tiempo cronológico se ha convertido en una importante perspectiva instrumental, conceptos tales como grupo de edad, normas de edad, gradiente de edad, estructura de edad, cohorte de edad, perfil de costos por edad, enfermedades asociadas a la edad y todas las tablas en la cuales la edad está asociada con características particulares han pasado a ser tan generalizados que su significado rara vez se pone en tela de juicio.
Actualmente, se reconoce que la combinación de factores como la edad, el periodo y la cohorte ejercen influencia en el envejecimiento. La diferenciación por edad es lo que significa actuar de acuerdo con la edad, es un proceso de socialización. Gradación por edad es la forma en que se asignan roles en la sociedad de acuerdo con la edad. Estratificación por edad es la posición de una persona en una estructura de edad la cual afecta conducta y actitudes.
Muchos autores argumentan que, a pesar de que se admite que la edad cronológica es un pobre indicador de envejecimiento, esto no ha implicado muchos cambios en la práctica de la investigación, de la cual ha resultado una acumulación de datos relacionados con la edad y no un mejor conocimiento del fenómeno en sí.
Las generalizaciones en torno a la edad calendario presuponen un concepto causal del tiempo y, como el tiempo siempre está presente, algunos efectos inevitables pueden conectarse con él. Sin embargo, se asume que los efectos ocurren sostenida y universalmente de acuerdo con el ritmo del reloj. Este concepto causal del tiempo no genera conocimiento que explique por sí mismo las diferencias que existen entre seres humanos de la misma edad, ni permite la comprensión de que el envejecimiento es un concepto generalizado que se compone de muchos procesos específicos. Es cierto que todas las relaciones causales son también relaciones temporales o relaciones que trabajan en el tiempo, pero es erróneo identificar la causalidad con el tiempo o reducir el proceso de envejecimiento a los efectos causales del tiempo.
La edad cronológica es uno de los ítems más utilizados, si no el más usado, para dar información acerca de un individuo. Desde este conocimiento por sí solo, se pueden hacer un sorprendentemente elevado número de proposiciones o predicciones de carácter general acerca de la anatomía, fisiología, psicología y conducta social. Pero la edad cronológica es solamente un índice; un conjunto no relacionado de datos puede correlacionarse con la edad sin que haya relaciones intrínsecas o causales entre ellos. No obstante, el análisis explícito de conceptos de tiempo en el estudio del envejecimiento ha sido escaso y es claro que causalidad y tiempo permanecen injustificablemente conectados y distorsionan el análisis del tiempo y del envejecimiento.
Pese a lo anterior, se han producido algunos intentos de emancipar el estudio del envejecimiento de este tiempo cronológico “externo” para desarrollar una perspectiva de tiempo “intrínseco” del proceso de envejecimiento. Para ello se ha utilizado el concepto de entropía, entendida como la medida de la capacidad de cambiar con el tiempo, pero siempre hacia el desorden. Cuando se alude al envejecimiento como proceso normal durante la vida de cualquier ser humano, más allá de la edad, deben considerarse cambios biológicos, cronológicos, psicológicos culturales y sociales que constituyen las diferentes edades de un individuo.
Edad biológica: Se corresponde con el estado funcional de los órganos comparado con patrones estándar para una edad, por tanto, es un concepto fisiológico. Hace referencia