Salud del Anciano. José Fernando Gomez Montes
rel="nofollow" href="#ulink_73944d99-89c8-5915-9078-c8b0fb694435">figura 3.2) que permiten delimitar campos de acción al equipo de salud que atiende al anciano.
Figura 3.2 Áreas de la gerontología clínica
Fuente: Gómez F, Curcio CL. Salud del anciano, valoración, 2014.
Gerontología clínica biológica: Estudia la etiología y patogenia de las enfermedades más comunes en los ancianos, busca determinar los principales factores que influyen en su presentación y las formas de prevenirlas.
Medicina geriátrica: Comprende la presentación clínica, la epidemiología y la evolución natural de las enfermedades. Se constituye en la medicina interna de los ancianos.
Psicogeriatría: Hace referencia a los trastornos psiquiátricos de los ancianos, los síndromes demenciales, las alteraciones psiquiátricas funcionales y los problemas conductuales.
Rehabilitación geriátrica: Incluye la evaluación, diagnóstico, formulación de un plan terapéutico y seguimiento de las patologías, tanto agudas como crónicas, susceptibles de ser rehabilitadas.
Enfermería geriátrica: Constituye el conjunto de acciones y prácticas utilizadas en la atención y cuidado del anciano, tanto a nivel institucional como ambulatorio.
Gerontología clínica social: Comprende las implicaciones socioeconómicas y el impacto que tienen las enfermedades de los ancianos sobre los familiares, cuidadores e instituciones o asociaciones que prestan atención en salud o asistencia social al anciano.
Promoción de la salud: Es el conjunto de acciones que se traducen en cambios en el estilo de vida, cuya repercusión es la disminución del riesgo de enfermar y el mantenimiento o mejoría de la salud de la persona considerada en su totalidad.
Dos situaciones caracterizan la gerontología, por un lado, el proceso individual no solo de envejecer, sino también de enfermar, ya que se dan dentro de un amplio rango de variación que hace necesario individualizar la evaluación del anciano y mirarlo desde diversos puntos de vista, teniendo en cuenta su pasado, presente y futuro. De otro lado, la complejidad del proceso de envejecimiento y la multicausalidad de las enfermedades, requiere de la participación de numerosos profesionales y técnicos que, desde la óptica y perspectiva de cada cual, evalúen en conjunto la situación del anciano, lo cual es imposible desde una sola disciplina. Es aquí donde la multidimensionalidad, la segunda situación característica en la Gerontología, favorece el conocimiento de las condiciones de los ancianos, al integrar las áreas física, mental y social, dentro del contexto en el cual vive el anciano y desarrolla su vida.
La multidimensionalidad del envejecimiento está determinada por factores biológicos, sociales, económicos y factores dados por el tiempo y el medio en el cual se vive (contexto). El análisis detallado de estos factores por parte del equipo interdisciplinario permitirá estructurar el plan de intervención para cada una de las áreas así: medidas físicas (medicación), medidas psicológicas, medidas sociales, medidas medioambientales y de rehabilitación. El desarrollo y la aplicación de estos planes posibilita el logro de la meta del equipo de salud cuando trata ancianos; el bienestar integral, tanto físico, como mental y social.
Aspectos demográficos del envejecimiento
Las condiciones demográficas tales como el tamaño de la población, la distribución geográfica dentro de un país y la composición con respecto a características como sexo, edad y estado socioeconómico tienen un importante efecto sobre las políticas públicas, el nivel de salud y las necesidades de atención en salud de una población. La morbilidad, la mortalidad y la esperanza de vida son indicadores del nivel de salud y del tipo de atención que recibe la población. Además, los factores demográficos interactúan con los factores sociales, económicos y culturales e influencian las necesidades y la planeación de la atención en salud.
El envejecimiento demográfico tiene que ver con los cambios de estructura por edad de las poblaciones y consiste en una paulatina reducción de la proporción de personas jóvenes y un incremento correlativo de la proporción de personas de edad adulta y avanzada, en particular, el grupo de mayores de 60 años. Esta reestructuración proporcional de las edades de la población es producto, especialmente, de la disminución de la natalidad y del aumento de la esperanza de vida. A diferencia del envejecimiento individual, que es irreversible, el envejecimiento demográfico podría modificarse si la natalidad aumentara en forma significativa.
Ahora no es extraño para nadie el aumento progresivo de ancianos en la sociedad, de hecho, el proceso de envejecimiento de las poblaciones ha hecho de los ancianos un escenario común dentro de la sociedad. Lo que ahora llama la atención es el aumento considerable de las franjas mayores de ancianos, los correspondientes a los “muy viejos” (mayores de 80 años) y cada vez llama más la atención el aumento de los ancianos centenarios y de los supercentenarios, los mayores de 110 años, que hoy no son una rareza en las comunidades. Así, se espera que el aumento del segmento poblacional mayor de 65 años será una constante en los próximos cincuenta años, especialmente, en los países en desarrollo.
1. Transición demográfica: envejecimiento de la población
La principal razón del aumento de ancianos es el proceso de transición demográfica, es decir, el paso de tasas de mortalidad y fecundidad altas a bajas, lo cual ocasiona un envejecimiento en la estructura por edades de una población, este proceso de transición describe las características básicas del cambio demográfico de los países y comprende cuatro diferentes etapas como se muestra en la figura 4.1.
Figura 4.1 Transición demográfica
Fuente: Gómez F, Curcio CL. Salud del anciano: valoración, 2014.
En la primera etapa, pretransicional, existe una alta tasa de natalidad con alta tasa de mortalidad, especialmente infantil, en consecuencia, se produce una dinámica de bajo crecimiento poblacional, como ocurre en los países africanos. En la segunda etapa, propiamente transicional, denominada incipiente, debido a los programas de atención materno infantil, nutrición y vacunación, disminuyen las tasas de mortalidad infantil, aunque persisten altas tasas de natalidad, por lo anterior, se origina una mayor esperanza de vida de la población y se incrementa la tasa de crecimiento; en esta fase se trata de la transición de la mortalidad y es la característica de algunos países latinoamericanos. En la tercera etapa, de transición moderada, hay una caída de la fecundidad, por tanto, se reducen considerablemente las tasas de natalidad y continúan disminuyendo las tasas de mortalidad infantil y aumenta la mano de obra, ya que la mayoría de los niños sobrevivientes de la etapa anterior se encuentran en edad productiva; es el tiempo de la transición de la fecundidad que produce desaceleración del crecimiento de la población. La última etapa o fase avanzada, se observa cuando las tasas de natalidad y mortalidad se estabilizan, lo que se traduce en tasas muy reducidas y hasta negativas de crecimiento natural de la población y todos los adultos de la etapa anterior sobrepasan los 65 años, como sucede en la mayoría de los países europeos. La pirámide de población se aleja de su perfil hacia una figura de trompo. En los países europeos todo el proceso de transición duró más de un siglo, mientras en Latinoamérica