Salud del Anciano. José Fernando Gomez Montes
en el último mes (médico o especialista o enfermera), 8% se había tratado con remedios caseros, 9% se había automedicado, 0,4% había acudido a la farmacia y la misma proporción a la medicina tradicional y a las terapias alternativas. Entre las personas más propensas a tener problemas de salud están los mayores de 69 años, los que viven solos y las personas viudas y separadas.
El aumento de ancianos discapacitados llevará a mayo-res tasas de hospitalización con mayores tasas de permanencia. En Colombia, según la misma encuesta, el 13% de los ancianos estuvo hospitalizado en el último año. De otro lado, la reclusión permanente de los ancianos en instituciones destinadas a cuidado asistencial, la institucionalización, es la modalidad de atención más utilizada cuando se tienen problemas con el anciano por carencias económicas o por dificultades en el manejo debido a las condiciones de salud. En Colombia la población institucionalizada representa solamente el 1% de la población.
Otra consecuencia del envejecimiento es el aumento de la prevalencia de las enfermedades mentales, especialmente las demencias, que trae como consecuencia una mayor carga de cuidado y atención del anciano enfermo, que recae no solamente en la familia, sino también en la sociedad en general, la cual deberá aprender a convivir con personas con deterioro cognoscitivo.
Los últimos hallazgos en cuanto a factores determinantes del envejecimiento enfatizan los aspectos relacionados con el estilo de vida, lo que redundará en una vejez satisfactoria o insatisfactoria. Realizar ejercicio, tener una balanceada nutrición y hábitos dietéticos adecuados, consumir alcohol en forma moderada, evitar el tabaquismo, utilizar normas de seguridad industrial en el trabajo, disminuir el estrés ocupacional y tener adecuados hábitos de sueño son medidas de promoción de la salud y prevención de riesgos en las que se insiste cada día más, para permitir una mayor supervivencia con mejor calidad de vida. Solamente ancianos con buena salud, activos e independientes podrán enfrentar los retos del envejecimiento en todos los ambientes: familiar, social y estatal.
Los cambios demográficos ocurridos durante las últimas décadas son profundos y han transformado no solo la estructura poblacional, sino la sociedad entera. El envejecimiento poblacional llego para quedarse. El rápido crecimiento del número de ancianos, especialmente mujeres, su concentración en áreas urbanas y la desintegración de las tradicionales familias multigeneracionales han originado no solo una pérdida del soporte familiar, sino también una creciente dependencia económica y una mayor necesidad de servicios de atención en salud y apoyo social, con los grandes costos económicos que ello implica. La invisibilización de que son objeto los ancianos debe dar paso a una nueva visión de que no son una carga para soportar sino una oportunidad para aprovechar.
El estudio del envejecimiento biológico ha tenido un progreso espectacular en la última década, puesto que hoy se tiene una mejor comprensión de los aspectos que regulan el proceso de envejecer y las opciones de retrasarlo a través de manipulaciones nutricionales y de modelos genéticos a nivel endocrino. Cada vez se logra un mayor conocimiento de los mecanismos biológicos del envejecimiento, que permite de manera paulatina ir integrando las múltiples teorías biológicas que sobre el envejecer se habían planteado en las últimas décadas. La razón de entender el papel de la edad es que se constituye en el principal factor de riesgo para desarrollar muchas enfermedades cuando se es viejo, por ejemplo, el colesterol puede matar a los setenta años y no a los veinte.
En ese sentido, encontrar el tratamiento para cualquiera de las principales enfermedades crónicas más frecuentes en ancianos, como el cáncer, el Alzheimer o las enfermedades cardiovasculares, solamente llevaría a un aumento de la vida media de la población en tres o cuatro años, mientras que, si se logra descifrar el misterio del envejecimiento humano, se podría aumentar significativamente la expectativa de vida de la población total.
Hoy se conoce que el proceso mismo de envejecimiento es muy similar entre los individuos e incluso entre las especies. Estas observaciones sugieren la posibilidad de mecanismos comunes, sean genéticos, celulares o de otra naturaleza, y de ser así, entonces cabe estudiar el proceso desde el punto de vista molecular o celular. Otro aspecto importante de la definición de envejecimiento es la reducción paulatina de la resiliencia homeostática, es decir, la capacidad de recuperar los parámetros fisiológicos cuando estos se han alterado.
El envejecimiento es un proceso fundamentalmente biológico, todas las células tienen un tiempo de existencia establecido, determinado por factores intrínsecos, que originan el envejecimiento primario, e influencias extrínsecas, que producen el envejecimiento secundario. La relación de estos dos determina el envejecimiento biológico.
El envejecimiento primario corresponde al programado en las células, se refiere a las características y procesos que ocurren universalmente con la edad en todos los miembros de un determinado género y de una determinada especie, es decir, los efectos acumulativos con el paso del tiempo y los cambios biológicamente heredados. Estos repercuten a nivel orgánico y sistémico, disminuyendo la reserva funcional y aumentando la susceptibilidad de enfermar y morir. El envejecimiento primario está estrechamente influenciado por factores de la herencia. Por ejemplo, existen familias con larga supervivencia, cuyos miembros pueden llegar a morir de “muerte natural”, es decir, sin una causa evidente. El envejecimiento primario representa entre el 30 y el 35% de la variación en la expectativa de vida de un individuo.
A su vez, el envejecimiento secundario se va dando a medida que se aumenta la edad cronológica y depende de las influencias externas que originan efectos acumulativos en las células. Entre estas influencias se encuentran las características de la primera infancia, la radiación ultravioleta, los rayos X, la polución, el tabaquismo, el aislamiento y el estrés físico y mental durante toda la vida. Estas situaciones constituyen los “eventos de vida” de un sujeto y posibilitan diferentes patrones de envejecimiento en grupos poblacionales sometidos a distintas condiciones medioambientales a través de un efecto epigenético. El envejecimiento secundario representa entre 65 y 70% del proceso de envejecimiento de un individuo, lo que indica que el envejecimiento puede ser regulado con cambios en las condiciones medioambientales y estilo de vida de las personas. Esta situación no sucede en grupos etarios como niños, adolescentes y adultos en quienes los factores hereditarios tienen un mayor impacto (ver figura 5.1).
Figura 5.1 Influencia de la genética y el medio ambiente en los humanos
Fuente: Adaptado de Bilder G. Human biological aging: From macromolecules to organ systems, 1st ed. New Jersey: John Wiley & Sons, Inc.; 2016.
Estos dos tipos de envejecimiento, primario y secundario, producen alteraciones fisiológicas como pérdida de la reserva funcional, disminución de la movilidad, alteración de las defensas inmunes y del metabolismo y cambios psicosociales como mayor estrés, pérdida de la autoestima, aislamiento y prejuicios sociales, así como también producen mayor disponibilidad de tiempo libre y nuevos contactos sociales.
Hoy se conoce que el proceso de envejecimiento ocurre de manera similar en muchas especies. Por ejemplo, la opacidad del cristalino y el adelgazamiento de la piel ocurren consistentemente en humanos de 70 a 80 años, así como en ratones de 2 a 2,5 años. Sin embargo, la velocidad con que se desarrolla este proceso es muy heterogénea en los