Manual sobre los aspectos legales de la regulación de los servicios públicos económicos. Ricardo Leyva-Flores

Manual sobre los aspectos legales de la regulación de los servicios públicos económicos - Ricardo Leyva-Flores


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a lograr la eficiencia económica (Barrantes et al., 2018).

      Los economistas refieren a la eficiencia económica como la eficiencia en el sentido de Pareto, es decir, que la eficiencia económica sea entendida como las asignaciones de recursos que tienen la propiedad, de no ser posible mejorar el bienestar de ninguna persona sin empeorar el de alguna otra (Stiglitz, 2000).

      Según Stiglitz (2000), la eficiencia economía, en el sentido de Pareto, se alcanza cuando se evidencia haber logrado los siguientes aspectos:

      i) Eficiencia en el intercambio, que refiere a la eficiencia en la distribución de los bienes. Esto es, que los bienes se distribuyen de tal forma que no es posible mejorar el bienestar de ninguna persona sin empeorar el de alguna otra. En otros términos, se alcanza la eficiencia cuando los consumidores y productores se apropian de su excedente. El excedente del consumidor vendría ser aquel valor que obtienen las personas cuando compran algo por menos de lo que consideran que vale; y el excedente del productor cuando un precio excede el costo marginal. La ganancia del mercado es el resultado de la suma del excedente del consumidor y productor.

      ii) Eficiencia en la producción, dados los recursos de la sociedad, no debe ser posible producir una cantidad mayor de un bien sin reducir la de otro.

      iii) Eficiencia en la combinación de productos, de tal manera que los bienes producidos sean los que desean los individuos.

      Ahora bien, la situación que representa haber logrado la eficiencia económica en un mercado en condiciones de competencia perfecta se grafica de la siguiente manera:

      La intersección entre la curva de la demanda y la oferta constituye el punto en el cual se fija el precio y donde los agentes económicos alcanzan su máximo bienestar social. Esto implica que en dicho punto los consumidores obtienen un beneficio marginal equivalente a su costo marginal, y —a su vez— los oferentes adquieren un ingreso marginal igual a su costo marginal de producción. Tanto los consumidores como las empresas proponentes alcanzan su óptimo económico.

      En el mercado de competencia perfecta, los agentes económicos se interrelacionan libremente y siempre el resultado final será una situación de maximización del beneficio social, pues los consumidores comprarán al menor precio posible y los vendedores incrementarán sus precios solo hasta el nivel en que no se generen incentivos a otras empresas para entrar al mercado. Cualquier situación de desequilibrio será solo temporal, debido a que nadie tiene control sobre el mercado y todos son tomadores de precios.

      2.4. Fallas de mercado

      Los mercados no funcionan en condiciones de competencia perfecta. Los bienes ofertados se diferencian por calidades, marcas u otras características; el número de vendedores y compradores no es tan grande como para que sus transacciones no tengan impacto en las condiciones de oferta; la información disponible es imperfecta, asimétrica o costosa; y los mercados suelen presentar distintos niveles de barreras de entrada y salida.

      Si no se cumple con los supuestos de la competencia perfecta, entonces: i) el mercado por sí solo no asignará los recursos de manera eficiente; y ii) existirá una condición necesaria para la intervención del Estado en la actividad económica.

      A continuación, analizaremos cada una de las situaciones que se producen cuando el mercado no es capaz de asignar los recursos de forma eficiente, como sí se lograría en condiciones de competencia perfecta, a estas situaciones se les conoce como fallas del mercado.

      2.4.1. Competencia imperfecta: monopolios

      Un monopolio es el único oferente en un mercado. Esta empresa puede optar por producir en un punto cualquiera de la curva de la demanda del mercado (Nicholson, 2008). La existencia del monopolio evidencia que el mercado falla, pues la competencia es deficiente.

      Según Baldwin (2012), los monopolios se producen y mantienen porque el mercado cuenta con las siguientes características:

      – Un único vendedor ocupa todo el mercado.

      – El producto o servicio vendido es único. No hay un sustituto lo suficientemente cercano para los consumidores.

      – Las barreras sustanciales restringen la entrada de otras empresas a la industria, y la salida es difícil.

      La razón que explica la existencia de los monopolios es que las empresas competidoras consideran que el mercado no es rentable o que les sea imposible entrar en él. Siendo ello así, Parkin y Loría (2010) identifican que las barreras a la entrada son de tres tipos:

      – Barreras naturales: Las barreras naturales crean un monopolio natural. Siguiendo a Baldwin (2012), un monopolio natural ocurre cuando las economías de escala, disponibles en el proceso de producción, son tan grandes que el mercado relevante puede ser atendido al menor costo por una sola empresa. Es decir, el monopolio natural se constituye en una situación, en la cual es menos costoso para la sociedad que la producción sea realizada por una empresa que por muchas.

      Krugman et al. (2013) explican que, en una industria con economías de escala, las empresas más grandes tienen beneficios más altos y pueden expulsar del mercado a las empresas más pequeñas. Las compañías ya establecidas tienen una ventaja de coste sobre los posibles entrantes; una potente barrera de entrada. Así, las economías de escala pueden originar un monopolio, así como mantenerlo.

      Un buen ejemplo de monopolio natural es el suministro de agua (Stiglitz, 2000). El principal coste del suministro de agua es la red de tuberías. Una vez que estas se han instalado, los costos adicionales de suministrar agua a un usuario adicional son relativamente insignificantes. Seria claramente ineficiente instalar dos conducciones (una al lado de la otra) para suministrar agua a dos viviendas contiguas. Esta misma situación es aplicable para el caso de la electricidad y el gas natural.

      – Barreras de propiedad: Una barrera de propiedad a la entrada ocurre cuando una empresa posee una parte significativa de un recurso importante. Krugman et al. (2013) explican que un monopolista que controla un recurso o un input crucial para una industria puede evitar que otras empresas entren al mercado. Por ejemplo, El Paso Corporation controlaba el mercado de gas natural del sur de California, ya que también se encargaba de los gasoductos por los que llegaba el gas.

      – Barreras legales: Las barreras legales a la entrada pueden crear un monopolio legal. Parkin y Loría (2010) explican que un monopolio legal se desarrolla en un mercado, donde la competencia y la entrada de nuevas empresas están restringidas por una concesión, licencia gubernamental, una patente, o por derechos de autor.

      En relación con la concesión y licencias gubernamentales, Frank (2005) señala que, en estos casos, las propias concesiones y licencias constituyen economías de escala, pues muchas veces no son más que un reconocimiento implícito de la existencia de economías de escala que darían lugar, de todas maneras, a un monopolio.

      Respecto a las patentes y los derechos de autor, Krugman et al. (2013) indican que la justificación de las patentes y los derechos de autor tienen que ver con los incentivos. Si los inventos no estuvieran protegidos por las patentes, la recompensa por su esfuerzo sería muy pequeña, en cuanto se hiciera público un invento valioso, otros podrían copiarlo y vender productos basados en él. Y, si los inventores no esperaran beneficiarse de sus inventos, no tendrían incentivos para cargar con los costes de desarrollarlos. Lo mismo ocurre con los creadores artísticos y literarios.

      A diferencia del modelo de competencia perfecta, donde el precio se fija por la confluencia de las decisiones de los oferentes y demandantes, un monopolio tiene la capacidad de fijar su propio precio.

      Debemos aclarar que el monopolista no fija el precio al máximo nivel posible, sino produce la cantidad que maximiza sus utilidades y la vende al precio más alto que pueda obtener (Parkin y Loría, 2010). Cabe señalar que el nivel de producción del monopolista que le permita obtener un mayor beneficio se determina en base al principio de optimización explicado con anterioridad, es decir, cuando el ingreso marginal sea igual al costo marginal.

      Teniendo en cuenta ello, Baldwin (2012) indica que los efectos del monopolio,


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