El Criterio De Leibniz. Maurizio Dagradi
aumenta solo con el cubo de la distancia, independientemente del volumen del espacio intercambiado. Por lo tanto, suponiendo que este volumen permanece constante, eso definirá cuánta «Nada» absorberá la energía que utilizamos en el experimento mientras los dos espacios viajan hacia su destino. No veo por qué al aumentar la distancia de intercambio y manteniendo fijo el volumen la Nada debería aumentar su capacidad de absorción.
Novak lo miró con ojos desorbitados, mientras reflexionaba furiosamente.
Después de algunos segundos se estremeció visiblemente, palideciendo todavía más.
—No..., no..., es una locura..., inconcebible —balbuceó—. No puede ser.
—¿El qué, profesora Novak? —preguntó alarmado Kobayashi.
—¡Esto! —y Novak señaló el Conector dibujado en la pizarra.
Los demás la miraron embobados.
—Pero ¡¿no lo entendéis?! —gritó—. ¡Estamos deformando la Nada directamente! ¡El Conector se forma en la Nada! ¡Está hecho de Nada! ¡El espacio A entra en la Nada y vuelve a emerger en el lugar del espacio B, que acaba en el del espacio A pasando por la Nada!
Esto llevó a todos a una desorientación total. Era como si el suelo les faltara bajo los pies. Como si todas las certezas, todas las bases sobre las que habían construido su conocimiento hubieran sido barridas completamente y de manera imprevista.
—Pero ¿cómo puede?... ¿cómo puede algo que existe...? —osó Drew—... ¿algo que existe... entrar en la Nada, dejando, por lo tanto, de existir, y reaparecer de la Nada, volviendo a existir con las mismas propiedades iniciales, pero en un otro lugar?
Novak se puso la mano sobre la frente y se apoyó en la pizarra. Parecía que se estuviera mareando. Maoko se le acercó y la tomó por un brazo, haciéndola sentarse en una silla cercana. Fue a buscar un vaso de agua, que la científica noruega aceptó con una mirada agradecida.
—Esta es una cuestión puramente filosófica —respondió Novak, con una voz baja, apagada, mientras bebía—. O mejor, sería una cuestión puramente filosófica si no estuviéramos frente a una manifestación experimental de manipulación de la Nada. La Nada no existe, y no puede ser definida, porque la misma definición haría que dejara de ser la Nada. Y nosotros la estamos manipulando. Intuyo que es así. No veo otra solución. Al aumentar la distancia del intercambio aumenta también la longitud del Conector construido de la Nada y hecho de Nada. Como, evidentemente, la Nada absorbe la energía que se le presenta con la máxima eficiencia, consigue que el Conector mismo devore toda esta energía. Al aumentar la longitud del Conector aumenta de manera desproporcionada la energía necesaria para generarlo y mantenerlo durante un tiempo igual al tiempo de Planck. El Conector realiza el intercambio, eso sí, pero a un precio inasequible para distancias de cierta magnitud.
De nuevo silencio, pero esta vez, en los rostros de Drew, Schultz, Kamaranda, Marlon y Kobayashi se leía claramente la admiración por las intuiciones geniales de Novak. Habían visto que la mente de aquella mujer veía lo que ellos no podían ver, y llegaba a donde ellos no podían llegar. Al mismo tiempo, sus caras expresaban la desesperación por la derrota que aquellas intuiciones decretaba, por los obstáculos insuperables que definían.
—Es una locura... una pura locura... —murmuraba Schultz negando con la cabeza en signo de negación.
Pasaron así unos minutos, y luego, plácidamente y de manera informal, Maoko fue a sentarse cerca de la esquina de la mesa, cerca de donde estaba sentada Novak. La miró de arriba abajo y le habló con un tono amistoso, sorprendiendo a los presentes que antes ni siquiera se habían dado cuenta del vaso de agua que le había llevado.
—Profesora Novak, su disertación muestra que no hay soluciones posibles al problema que se nos presenta, ya que nuestro universo es un sistema aislado y el dispositivo, básicamente, traslada energía fuera de este sistema, alterando su equilibrio energético.
Novak asintió lentamente.
—Pero si en lugar de considerar nuestro universo como un sistema aislado lo considerásemos simplemente un sistema cerrado19, en el interior de un sistema más grande, ¿no cree que podríamos estudiar más fácilmente su comportamiento?
Novak miró a Maoko con los ojos fuera de sus órbitas, atónita.
Nadie osaba hablar, vista la enorme trascendencia de aquella hipótesis.
Tras unos instantes Schultz se alzó, con el ceño fruncido, y anduvo hasta la pizarra, llevando consigo papel y bolígrafo. Copió en un folio todas las ecuaciones esenciales, y después borró todo.
Comenzó a escribir rabiosamente con la tiza, partiendo de las ecuaciones fundamentales de la termodinámica y sustituyendo los factores con porciones de los resultados obtenidos con su teoría.
Drew y Marlon se acercaron rápidamente a él a ayudarlo, mientras Kamaranda, detrás de ellos, controlaba con atención la corrección formal de aquel desarrollo matemático. Kobayashi observaba absorto la pizarra, en la que estaba tomando cuerpo una concepción del universo nueva y revolucionaria.
Ninguno vio que, todavía sentada sobre la mesa unos metros más atrás, Maoko pasaba delicadamente su pequeña mano entre los cabellos rubios de Novak, acariciándola.
Capítulo XIV
A las dos de la tarde la profesora Bryce entró en el laboratorio con una caja de la que, de vez en cuando, provenían ruidos imprevistos.
Se dio cuenta de que nadie se había movido de allí, nadie había ido a comer todavía. Algunos estaban en la pizarra, retocando ecuaciones y corrigiendo gráficos, mientras otros, en las mesas libres, escribían frenéticamente sobre hojas de papel, y hacían cálculos ayudándose con una calculadora. De vez en cuando alguno consultaba los resultados, copiaba un número y lo introducía en sus ecuaciones, y después desarrollaba los pasos sucesivos.
Bryce dejó la caja en un estante y se sentó en una esquina, esperando. Debía ser una fase crucial, se veía por el frenesí con el que sus compañeros estaban trabajando, y por sus caras cansadas por la concentración extrema y el esfuerzo.
Kamaranda estaba en una mesa, inclinado sobre un folio. Acabó el último pasaje y escribió el resultado final. Repasó rápidamente su desarrollo y asintió; después se levantó, cogió el papel y fue a hablar con Schultz.
—La entropía es de 415 J/K20.
Schultz tomó el valor y lo introdujo en una función en la pizarra.
—Kobayashi. ¿Tienes la energía?
El japonés estaba terminando de resolver una integral bastante compleja. Levantó una mano para pedir que esperaran un momento, mientras tecleaba en la calculadora. Realizó los últimos cálculos y apuntó el resultado en su folio. Verificó todo rápidamente, y todo le pareció correcto.
—163.000 J21 —anunció.
Schultz introdujo asimismo ese valor, y en ese momento Drew le llevó el resultado de su trabajo y del de Marlon.
—Considera un espesor del revestimiento de dos mil millones de años luz. Es la mejor aproximación que te podemos dar, por el momento.
El alemán escribió el número en una ecuación cercana al dibujo de una esfera revestida por una funda concéntrica.
Novak estaba en la pizarra con Schultz y comenzó a desarrollar las ecuaciones con los datos apenas recibidos.
Desde una mesa Maoko se levantó radiante y se dirigió a la pizarra con los datos iniciales en una mano y sus apuntes en la otra. Señaló una tabla de la teoría de Drew y Marlon con un dedo.
—¡Existe! ¡Es el parámetro R6! —declaró triunfante—.