Helter Skelter: La verdadera historia de los crÃmenes de la Familia Manson. Vincent Bugliosi
Charlie tiene un problemilla mental. Pero de ninguna manera vamos a ponerte en peligro a ti ni a nadie, aunque solo sea porque no queremos otro asesinato. Nuestro trabajo es impedir asesinatos. Y en este trabajo no tiene sentido resolver trece asesinatos si van a asesinar a alguien más. Serían catorce.
R. Soy un motero malo.
P. No me importa lo que seas personalmente.
R. En general la policía piensa que no valgo nada.
P. No es lo que yo pienso.
R. No soy un ciudadano ejemplar…
P. Como te dije el otro día, Danny, si tú eres franco con nosotros, siempre, desde el principio, sin cuentos —yo no voy a mentirte, tú no vas a mentirme—, nosotros somos francos el uno con el otro, y yo lo doy todo por ti, el cien por cien. Lo digo en serio. Para que no tengas que ir al trullo.
P. (otro inspector) Ya hemos lidiado otras veces con moteros, con gente de todo tipo. Nos hemos arriesgado para ayudarlos porque nos han ayudado. Haremos todo lo que podamos para asegurarnos de que no asesinan a nadie, ya sea un motero o el mejor ciudadano del mundo (…) Ahora dinos qué sabes de Shorty.
Esa misma tarde del 17 de noviembre de 1969, temprano, dos agentes de homicidios del LAPD, los sargentos Mossman y Brown, aparecieron en el Instituto Sybil Brand y pidieron ver a una tal Ronnie Howard.
La conversación fue breve. Sin embargo, oyeron lo suficiente para ver que tenían algo gordo. Lo suficiente, también, para decidir que dejar a Ronnie Howard en el dormitorio de Susan Atkins no era la mejor idea. Antes de abandonar Sybil Brand, tramitaron el traslado de Ronnie a una unidad de aislamiento. Luego volvieron en coche a Parker Center, deseosos de decirles a los otros inspectores que habían «resuelto el caso».
Nielsen, Gutiérrez y McGann seguían haciendo preguntas a DeCarlo sobre el asesinato de Shorty. Ya estaban al corriente del mismo, incluso antes de hablar con Springer y DeCarlo, dado que los sargentos Whiteley y Guenther comenzaron a investigar el «posible homicidio» después de hablar con Kitty Lutesinger.
Sabían que «Shorty» era Donald Jerome Shea, un hombre blanco de treinta y seis años que trabajó en el rancho Spahn a temporadas de encargado de los caballos. Como la mayoría de los vaqueros que entraban y salían del rancho de cine Spahn, Shorty estaba esperando el día que algún productor descubriera que tenía todas las aptitudes para ser el nuevo John Wayne o Clint Eastwood. Cada vez que surgía la posibilidad de cualquier trabajo de actor, Shorty dejaba el rancho en busca del estrellato, siempre esquivo. Lo cual explicaba por qué, cuando desapareció de Spahn a finales de agosto, nadie le dio demasiadas vueltas. Al principio.
Kitty también dijo a la LASO que Manson, Clem, Bruce y posiblemente Tex estuvieron implicados en el asesinato, y que algunas chicas de la Familia ayudaron a borrar todas las huellas del crimen. Una cosa que no sabían, y que preguntaron entonces a Danny, fue:
P. ¿Por qué lo hicieron?
R. Porque Shorty iba al viejo Spahn a chivarse. Y a Charlie no le gustaban los chivatos.
P. ¿De las mentirijillas del rancho?
R. Exacto. Shorty le decía al viejo que tenía que ponerlo a él al mando y entonces haría limpieza.
Echaría inmediatamente a Manson y a su Familia. No obstante, Shorty cometió un error fatal: olvidó que la pequeña Squeaky no solo era los ojos de George, sino también los oídos de Charlie.
Hubo otros motivos, que Danny enumeró. Shorty tenía una mujer negra que bailaba en topless; Charlie «aborrecía» los matrimonios interraciales y a los negros. («Charlie tenía dos enemigos —dijo DeCarlo—: la policía y los negratas, en ese orden.») Charlie sospechaba, además, que Shorty había ayudado a planear la redada del 16 de agosto en Spahn: lo «liquidaron» alrededor de diez días después53. Y estaba la posibilidad, aunque en rigor era una conjetura de DeCarlo, de que Shorty hubiera oído por casualidad algo sobre los otros asesinatos.
Bruce Davis le habló del asesinato de Shorty, dijo DeCarlo. Varias chicas también lo mencionaron, igual que Clem y Manson. Danny no estaba muy seguro de algunos detalles —cómo pudieron pillar desprevenido a Shorty, y dónde—, pero en cuanto a cómo murió, fue de lo más gráfico. «Como si fueran a cepillarse al César», fueron a la armería y cogieron una espada y cuatro bayonetas alemanas, estas últimas compradas en una tienda de excedentes del Ejército por un pavo cada una y afiladísimas; luego, lo sacaron por su propio pie y «lo mataron a puñaladas y lo trincharon como si fuera un pavo de Navidad (…) Bruce dijo que lo cortaron en nueve trozos. Le rebanaron la cabeza. También los brazos, para que no hubiera forma de identificarlo. Se reían de eso».
Después de matarlo, cubrieron el cuerpo con hojas (DeCarlo suponía, pero no estaba seguro, que eso lo hicieron en uno de los cañones de detrás de los edificios del rancho); algunas chicas ayudaron a hacer desaparecer la ropa ensangrentada de Shorty, el automóvil y otras pertenencias; luego «Clem volvió al día siguiente o aquella noche y lo enterró bien».
P. (voz sin identificar) ¿Podemos parar unos quince minutos, y mandar a lo mejor a Danny arriba para que se tome un café? Ha habido un accidente y quieren hablar con vosotros.
P. Claro.
P. Voy a mandar a Danny arriba al octavo piso. Lo quiero de vuelta aquí en quince minutos.
R. Yo me espero aquí.
Danny no tenía muchas ganas de que lo vieran deambulando por los pasillos del LAPD.
P. No serán más de quince minutos. Cerraremos la puerta para que nadie vea que estás aquí dentro.
No había habido ningún accidente. Mossman y Brown habían vuelto de Sybil Brand. Mientras relataban lo que habían oído, los quince minutos se alargaron casi hasta los cuarenta y cinco. Aunque las conversaciones entre Atkins y Howard dejaron muchos interrogantes, los inspectores estaban ya convencidos de haber «resuelto54» los casos Tate y LaBianca. Susan Atkins contó a Ronnie Howard detalles —las palabras escritas en la vivienda de los LaBianca, que no se publicaron, la navaja perdida en el domicilio de Tate— que solo podían conocer los asesinos. Los tenientes Helder (Tate) y LePage (LaBianca) fueron informados.
Cuando los inspectores regresaron a la sala para interrogar, estaban animados.
P. Bueno, hemos dejado a Shorty en nueve trozos, con la cabeza y los brazos rebanados (…)
No contaron a DeCarlo lo que acababan de saber. Pero él debió de notar un cambio en las preguntas. Pusieron punto final enseguida al asunto de Shorty. Pasaron a hablar de Tate. ¿Por qué pensaba Danny exactamente que Manson estaba implicado?
Bueno, hubo dos incidentes. O a lo mejor fue el mismo, Danny no estaba seguro. El caso es que «salieron a mangar y volvieron con setenta y cinco pavos. Tex participó. Y se jodió un pie birlándoselos a alguien. No sé si lo mandó al otro barrio, pero le sacó setenta y cinco pavos».
En el rancho Spahn no había calendarios, les había dicho antes DeCarlo. Nadie prestaba demasiada atención al día que era. Sin embargo, la única fecha que todos los del rancho recordaban era el 16 de agosto, el día de la redada. Fue antes.
P. ¿Cuánto tiempo antes?
R. Pues… dos semanas.
Si el cálculo de DeCarlo era correcto, fue también antes del caso Tate. ¿Cuál fue el otro incidente?
R. Una noche salieron, todos menos Bruce.
P. ¿Quiénes?
R. Charlie, Tex y Clem. Los tres. Bueno, a la mañana siguiente…
Uno de los inspectores lo interrumpió. ¿Los vio marchar? No, solo que a la mañana siguiente… Otra interrupción. ¿Aquella noche salió alguna de las chicas?
R. No, creo… que no. Estoy casi seguro de que fueron los tres solos.
P. Bueno, ¿recuerdas si el resto de las chicas pasó la noche allí?
R. A ver, las chicas estaban desperdigadas por todas partes, y habría sido