Bruja. Lisa Lister
enseñara a temer la oscuridad.
Este recuerdo está despertando a las brujas.
Estamos reivindicando la palabra bruja, esa palabra que en el pasado se utilizó para demonizar, estigmatizar y reprimir a las mujeres. Hoy las mujeres de todo el mundo la estamos usando para definirnos.
Sí, en un mundo en el que hasta ahora la palabra bruja nos traía a la mente imágenes de ancianas con la cara llena de verrugas, acurrucadas alrededor de un caldero mágico, en pleno siglo xxi estas imágenes están viviendo una transformación profunda. El movimiento moderno de las brujas tiene muy poco que ver con la práctica de las artes oscuras, y mucho con el empoderamiento femenino.
Las mujeres se reúnen en círculos virtuales y presenciales para celebrar las fases del ciclo lunar. Celebran rituales para honrar a las estaciones y hacen hechizos para sanar, manifestarse y redescubrir su magia.
La bruja está despertando.
La bruja representa esa parte de cada una de nosotras que ha sido censurada, ignorada, castigada y demonizada. Y es una parte que quiere, mejor dicho, que necesita, que entremos en contacto con ella y la expresemos sin reservas.
A menudo me preguntan: «¿Por qué las mujeres tenéis miedo de hablar, de que os escuchen y de expresaros abiertamente?».
Yo digo que nos ocurre todo eso porque tememos a la bruja que cada una de nosotras lleva dentro.
La bruja es una mujer completamente dueña de su poder.
Está en contacto con la oscuridad. Sabe cómo mirar, cómo dejar ir y cómo seguir sus propios consejos. Pero lo más importante es que la bruja lo cuestiona TODO.
Su vagina está conectada a la Tierra.
Escucha los susurros de los que vivieron antes que ella y percibe los antiguos secretos que lleva en los huesos. Es la única que sabe, sin ningún género de duda, que en esta vida hay mucho más que lo que somos capaces de ver a simple vista.
Ella hace que las estructuras jerárquicas del poder tiemblen a su paso.
Sabe que, en un momento dado, puede ser un caótico desastre, una mujer llena de gracia y belleza, una mujer iracunda y doliente, amada y saciada de poder, cansada y sumisa o tierna y vulnerable.
También sabe que, en algunas ocasiones, puede ser todo eso a la vez.
Ella está completa.
Y ¿qué es una mujer completa? Bueno, ella es una jodida y aterradora amenaza para cualquiera que no se viva con total integridad, que no sepa quién es y qué representa. Es nuestra historia humana y la de nuestros delicados egos, ¿verdad?
La bruja está recordando y recomponiéndose (uniendo todas las partes de ella misma que fueron separadas, para volver a estar completa) y volviendo a vivir salvajemente.
En cada una de nosotras está despertando esa parte que una vez fue anestesiada, domesticada e insensibilizada por la comida (o por las compras compulsivas, las drogas y los medios de comunicación). Y es nuestra integridad, nuestra intuición, nuestra magia y nuestro poder (el que tenemos entre las piernas) lo que cambiará el mundo de verdad.
Así que, brujas, es hora de despertar.
Es hora de recomponerse y recordar.
Por nosotras y por nuestro planeta.
Es hora de recomponerse y recordar que ser una bruja es ser una mujer poderosa en un mundo donde las mujeres se han sentido jodidamente privadas de poder, desde hace milenios.
Por eso (y esto no me lo puedo callar), a la bruja «moderna», la que lleva los labios pintados de oscuro, la que porta una corona plateada de la luna creciente y el sujetador lleno de cristales, la bruja «más tradicional» la golpea con el palo de su escoba.
Claro, es tentador decir que somos «superficiales» o acusarnos de convertir a las «brujas» en otro producto de consumo, en una moda. Pero debajo de todo ese embalaje brillante hay una mujer que está despertando a su poder.
Sinceramente, no importa si te consideras bruja porque una revista ha publicado un reportaje a doble página inspirado en la película Jóvenes y brujas (¡me vuelve loca esa peli!) o porque procedes de una estirpe de brujas que te enseñó a leer el tarot, a recetar hierbas y a preparar infusiones para hacer encantamientos (yo soy una de esas). Da igual, escucha esto: decir que eres una bruja es una responsabilidad gigantesca.
Implica poder.
El poder de ELLA.
Reivindicar la palabra y presentarte como bruja te devolverá tu poder, porque ser una bruja es algo que cala hasta los huesos.
Las mujeres llevamos dentro las historias de dolor y miedo heredadas de aquellas que nos han precedido.
Llevamos las historias de las mujeres a las que se persiguió, se quemó, se ahogó y se silenció para acabar con su poder, y las llevamos en nuestro propio ADN. Por eso, para despertar y reivindicar a la bruja que llevamos en nuestro interior, hace falta tener unos ovarios muy grandes.
Si quieres hacerlo, necesitas reconocer completamente que:
Eres una mujer poderosa. Sangras durante cinco días y no te mueres. No me digas que eso no te convierte en una superheroína.
Eres una fuerza de la naturaleza que conoce los crecientes y los menguantes de la luna, las estaciones, la Madre Naturaleza y su propio cuerpo, y eres capaz de usarlos todos para hacer el bien.
Eres una creadora que puede manifestar la magia que el planeta necesita en este momento.
Eres un oráculo con los poderes adivinatorios e intuitivos de un profeta.
Eres una sanadora que crea el bálsamo que ayudará a curar las grandes heridas abiertas que ha provocado el patriarcado.
Eres una hechicera que puede ser cautivadora, pero también peligrosa.
Es así de sencillo. Si te consideras una bruja, tienes que estar lista para lidiar con todo lo que comporta serlo. Mi amiga, bruja y hermana de aquelarre en esta vida y muchas vidas anteriores Sarah Durham Wilson y yo hablamos de esto y lo vivimos una y otra vez.
Por eso he escrito este libro.
Todo lo que comparto en él es un proyecto de recuperación por orden de ELLA, la Diosa, la Diosa Madre.
Nos llama a TODAS a que asumamos la gran responsabilidad de recuperar la palabra bruja y, con ella, todo lo que representa y simboliza. Ah, y para tu información, ser una bruja no tiene nada que ver con tu vestimenta, los cristales que usas o tu linaje.
Se trata de algo diferente. Se trata de ser una mujer que puede reconocer, manejar, reclamar, confiar y usar los poderes creativos y de manifestación que le ha concedido la Diosa, su visión, su intuición y su adivinación, sus ritmos y su naturaleza cíclica y su capacidad de experimentar TOTALMENTE la oscuridad para servir a la luz. Y lo hace para sanarse no solo a ella misma, sino a su familia, a su comunidad y, finalmente, al mundo.
Olvídate de la historia, también llamada «la historia escrita por él». Este libro es un recuerdo y un intento de unir las piezas separadas, una reescritura y un volver a contar la historia de ELLA.
Esta es la historia más grande jamás contada.
Es NUESTRA historia.
Este libro quiere responder a la realidad de que a las mujeres se nos ha perseguido debido a nuestro poder durante siglos. La realidad de que las mujeres como mi abuela se vieran obligadas a hablar de su magia en voz baja. La realidad de que mujeres como mi madre le dieran la espalda a su poder y se rindieran por miedo a la vergüenza y al juicio de los demás.
Como mujeres de este tiempo y este lugar, es nuestra responsabilidad reivindicar la palabra bruja y responder a todo lo que invoca en nosotras.
¿Estás preparada?
Entonces,