Refugiados ambientales. Teófilo Altamirano
el aumento de lluvias en algunas épocas del año y el alargamiento de la época de seca, factores que generan más escasez de pastos para la alimentación de los animales, la elevación de la temperatura en época de secano o estiaje y la elevación del nivel del mar por la desglaciación de los Andes, el Himalaya y los polos. Veamos cómo afecta cada uno de estos a la migración temporal.
El aumento de lluvias se debe a la evaporación de los ríos, el mar, las lagunas, los lagos y otras fuentes de agua, lo cual incrementa el volumen de las precipitaciones y afecta terrenos agrícolas, plantaciones y, en muchos casos, los hogares. En consecuencia, las personas tienen que desplazarse a lugares más seguros de manera temporal y retornan cuando baja el volumen del agua. La residencia temporal durante el proceso de inundación puede ser en una ciudad, otra comunidad, otra residencia donde viven familiares o paisanos o lugares donde hay demanda laboral. Hay tres casos emblemáticos de desplazamiento temporal en el mundo: en el sur de Bangladesh, en las riberas del río Nilo en África y en Piura, en el norte peruano.
Bangladesh es un país superpoblado, con 120 millones de habitantes. Ahí se producen cada año dos estaciones marcadas: lluvias y sequías. La primera se extiende desde noviembre hasta marzo; la segunda, desde abril hasta octubre. En épocas de lluvia, las inundaciones cubren hasta el 50% del territorio nacional bangladesí, lo que daña las plantaciones y territorios cultivables; además, las tierras son contaminadas con sal, principalmente aquellas destinadas para el cultivo del arroz. En esa época, las personas migran temporalmente hasta que pasen las lluvias, las mismas que en los últimos decenios aumentaron como consecuencia del calentamiento global. De igual manera, a causa de la elevación de su nivel, el mar entra a través de los deltas y cubre campos agrícolas, a lo que se suma el hecho de que el agua se evapora más debido al calentamiento global. Por ello, cada año más y más superficies agrícolas son inundadas. La ventaja se da cuando los ríos bajan del Himalaya y dejan sedimentos ricos en nutrientes para la agricultura de la próxima temporada. Una vez que pasa la lluvia, los agricultores retornan a sus cultivos y empiezan nuevamente la temporada de sembrío. Como en el caso de la migración estacional, los periodos de lluvia y sequía son cada vez más irregulares, lo que puede causar ya no migraciones temporales, sino definitivas.
En el caso de las riberas del río Nilo —cuyas fuentes nacen en Etiopía, Sudán y el sur de Egipto—, las lluvias y sequías aparecen en las mismas fechas que en Bangladesh. Se sabe que el 80% de la población de Egipto —que llega a 80 millones (es el país árabe de mayor población)— vive a lo largo del río Nilo, el cual es esencial para dicha población. Cada a año, por efecto del calentamiento global, el río disminuye de volumen, lo que afecta a la principal fuente de agua de Etiopía y Sudán, países que muestran un crecimiento demográfico todavía alto y que por lo mismo requieren más agua para el pastoreo, la agricultura y la ganadería, que son fuentes principales de existencia de estos dos países. Entonces, como consecuencia, el volumen del agua que llega a la cuenca del Nilo es cada vez menor. Se reporta que la falta de agua y las constantes sequías en estos dos países producen desplazamientos internos e internacionales hacia el sur. Similar caso se da en la actualidad con Somalia.
El crecimiento poblacional en Egipto todavía es alto en las zonas rurales, lo que hace aún más crítico el estrés hídrico. Este problema será peor en los próximos decenios. Por ahora, la población rural y urbana que habita en las riberas del Nilo, en Sudán, y Etiopía puede abastecerse de agua en épocas de lluvia. Son épocas en las que se siembra con sistemas de riego tradicionales. Si hay inundaciones producidas por el volumen del río, las personas migran temporalmente a otros lugares o a las ciudades para obtener ingresos familiares complementarios. Una vez que bajan las inundaciones, retornan a sus hogares o para sembrar en terrenos inundados que tienen muchos nutrientes traídos por el río desde Etiopía y Sudán. Esto permite a muchos agricultores tener dos cosechas al año: una con los regadíos y otra con las inundaciones.
En el norte peruano y suroeste ecuatoriano, con una regularidad de más o menos diez años, se produce el fenómeno llamado «El Niño». Este consiste en una sobreabundancia de lluvias debido al calentamiento del mar, el cual permite una evaporación mayor que el promedio, también como efecto del calentamiento global. La abundancia de lluvias hace que se formen lagunas en el desierto y que empiecen a crecer plantas y arbustos. En esta época, muchos agricultores que viven del cultivo tienen que abandonar sus hogares y migrar hacia las ciudades cercanas o pueblos que están en las partes altas. Una vez que pasan las grandes lluvias, retornan a sus hogares y chacras y pueden aprovechar los sedimentos que dejan los ríos para sembrar o convertir las lagunas en lugares turísticos.
3.3. Permanente
A diferencia de los dos anteriores tipos de migración, esta implica un desplazamiento definitivo, una nueva morada. Hay un cambio ocupacional y, en general, la migración forzada de toda la familia, de una parte de ella o individual.
Este desplazamiento es consecuencia de factores muy adversos que afectaron y seguirán afectando el lugar de origen, que no presenta condiciones ecológicas, ambientales ni sociales para el retorno. Las causas son generalmente la falta de agua o el exceso de ella. Esto último se da en el caso de la elevación del nivel del mar, que cubre de manera irreversible las islas, la tierra, el hogar y las superficies cultivables. La falta de agua en fuentes que antes servían para proveerse de ella o para los animales puede deberse a la desglaciación o a temperaturas que no permiten la agricultura como producto de la desertificación. Otras causas que provocan el daño ambiental son ocasionadas por las emanaciones de los hornos de las plantas de refinamiento, fábricas, etc.
La migración permanente también puede deberse a los proyectos de desarrollo minero que requieren de la reubicación de personas para su exploración y explotación (de igual manera, en el caso de los campos petroleros y de explotación gasífera). Asimismo, se tiene entre los causantes a las grandes represas eléctricas, que necesitan el reasentamiento de personas. Los impactos en la población migrante definitivamente son mayores que en el caso de los dos tipos de migraciones anteriores. Implica además un cambio radical en el modo de vida, en la organización social, en la personalidad, en la libertad del individuo y de la población migrante forzada.
Las decisiones políticas de desplazamiento y posterior reasentamiento son diferentes a los dos casos anteriores. El desplazamiento definitivo puede ser interno o internacional. En el primero, es el Estado quien se encarga de tomar las decisiones; mientras que, en el segundo, el lugar a donde se desplazan los migrantes se convierte en refugio y, como tal, es proclive a ser asistido por organismos internacionales, en particular por el ACNUR y la OIM. Para estas instituciones, aun cuando son las que más ayudan, el concepto de «refugiados climáticos permanentes» todavía no tienen base legal bajo la Ley de Refugiados Internacionales. Para ellas, son «refugiados» quienes se desplazan fuera de sus países por razones de causas naturales, guerras internas, conflictos políticos, étnicos, religiosos o cuando hay persecuciones de parte del Estado.
Varias organizaciones de afectados por el cambio climático y las organizaciones nacionales e internacionales que estudian su impacto en la migración forzada abogan para que tengan un reconocimiento, tanto los desplazados domésticos internos como los internacionales.
Existen casos de migración forzada definitiva en varios lugares del mundo y seguirán dándose en el futuro. Un buen ejemplo lo constituyen los habitantes de los atolones del Pacífico sur, cuyas islas están a 1 o 2 msnm, quienes ya tuvieron que abandonar sus hogares. Se estima que el nivel del mar se incrementó entre 30 o 40 cm en los últimos decenios. De igual manera, los indígenas kuna de Panamá, que viven o vivían en decenas de islas y sumaban un total de 50 000 personas, ahora solo son 25 000; la mitad restante ya migró definitivamente a tierra firme.
Como se afirma, muchos migrantes climáticos desplazados a causa de los conflictos producidos por la escasez de agua ya migraron permanentemente. Resulta que, en algunas zonas altas de la sierra sur, el acceso al agua —tanto para la ganadería como para la agricultura—produjo o produce hoy conflictos entre los empresarios y los dueños de parcelas más grandes y pequeñas debido a su escasez severa. Antes la migración permanente se producía por razones laborales y económicas, ahora es ambiental. El gráfico 1 explica la relación entre la naturaleza del medio ambiente, el conflicto y sus políticas.
Gráfico