Refugiados ambientales. Teófilo Altamirano

Refugiados ambientales - Teófilo Altamirano


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      Estas alteraciones afectan directamente la agricultura y los sistemas de producción y organización temporal para el trabajo. Entre marzo y abril, los campesinos de los Andes secan el maíz en tendales al aire libre, pero las lluvias súbitas malogran las cosechas. De igual manera, en las primeras épocas de crecimiento del maíz, una sequía prolongada inusual produce la muerte de las plantas. Situaciones como estas producen inseguridad alimentaria, a la que haremos mención aparte como una de las causas del desplazamiento humano. A nivel global, las áreas o países más afectados por la escasez de agua son los países saharianos (norte de África) y árabes (Asia central, el sur de la India, Nepal, Bután, África del Sur, Madagascar, el centro y sureste australiano, el norte de China y Mongolia), América del Sur (la costa peruana, las partes altas de la sierra sur, la costa norte chilena y el noroeste brasileño) y América del Norte (el norte de México y el suroeste norteamericano, los cuales sufren sequías desde hace más de una década). También están los llamados países con escasez de agua por razones económicas; es decir, aquellos que no tienen agua potable por pobreza y falta de inversión en saneamiento, como los andinos (como Ecuador, Perú y Bolivia) y centroamericanos (Nicaragua, Honduras y El Salvador).

      El estrés hídrico también incluye la calidad del agua, amenazada por la contaminación ambiental en las grandes ciudades y por otros agentes no climáticos, como la actividad minera, que requiere mucha agua para su procesamiento. Además, están las actividades hidrocarburíferas y del gas en países andinos, las cuales no solo contaminan las fuentes de agua, sino también los ríos que atraviesan las cuencas y que terminan en el mar. De manera indirecta, la fauna marina se ve afectada de igual forma.

      La pérdida de glaciares —fuentes de agua principalmente en épocas de estiaje— es otra causa de la lucha por el agua. Asimismo, cabe señalar que la desglaciación es un efecto directo del calentamiento global. El caso peruano es un ejemplo que muestra cómo la desglaciación está disminuyendo el volumen de los ríos en la costa peruana, que ocupa el 10% del territorio total, es desértica y alberga el 56% de la población total, pues las migraciones internas incrementaron considerablemente la población en esta zona. Esa población tiene en los glaciares el 80% de sus fuentes de agua. En la actualidad, debido no solo al incremento poblacional, sino también al boom de la agricultura comercial de exportación, el agua se ha convertido en un bien cada vez más escaso. Aun cuando se construyen grandes represas para almacenar el agua en épocas de lluvia, esta no será suficiente ni su conservación sostenible. Se cree que se ha llegado a un optimum poblacional e hídrico. En adelante, la lucha será por el agua y no por la tierra. Esto ocurre, por ejemplo, en el departamento de Ica en el Perú, una zona de gran producción agrícola para la exportación de uvas, espárragos y flores, los que requieren de gran cantidad de agua.

      1.4. Inseguridad alimentaria

      Hay una relación directa entre cambio climático, agua e inseguridad alimentaria. Un indicador global es el incremento del precio de algunos productos agrícolas, influenciado por el cambio de cultivos para consumo humano por aquellos para generar energía que sustituya al petróleo.

      Mapa 6. Sostenibilidad agrícola y degradación del suelo

      Vulnerabilidad de tierras agrícolas adecuadas para el sembrío de productos agrícolas.

      Fuente: FAO, 1990.

      En 2010, el IPCC reportó que para el año 2020 entre 74 y 250 millones de personas se verán afectadas por la escasez de alimentos en África como consecuencia del cambio climático y más de 1000 millones en Asia para el año 2050. La producción agrícola ubicada cerca al mar también será afectada. Se estima que, a nivel global, el 70% de las aguas es utilizado para la agricultura y la ganadería. La degradación de la tierra, la desertificación, la erosión del suelo y la salinización, además de la escasez de agua, serán las causas de la disminución de la producción alimentaria. Si a esto sumamos el crecimiento demográfico en Asia, América Latina y principalmente África, se prevé que la inseguridad alimentaria será más aguda en países pobres, en particular entre las mujeres indígenas y campesinas que viven de la agricultura de subsistencia.

      El cambio de cultivos de subsistencia a fuentes de energía relativamente limpia que usan productos agrícolas es otra amenaza que ya experimentan países que optaron por ese reemplazo. Grandes extensiones que antes se utilizaban para sembrar maíz para el consumo animal y humano son utilizadas para producir energía no fósil en los Estados Unidos, Brasil y México. De igual manera, los terrenos destinados a la producción de caña para la elaboración de licores, azúcar y productos derivados ahora se utilizan para cubrir las demandas de la nueva energía. Lo mismo sucede con la producción de remolacha.

      Si bien la producción agrícola transgénica aumenta el volumen de algunos productos del agro, es causante también de la lenta eliminación de la diversidad biológica, así como de productos nativos y orgánicos. Estos son la base de la alimentación de poblaciones indígenas y campesinas en los países agrícolas. La mayor inseguridad alimentaria se da en estas poblaciones rurales en países pobres tropicales y subtropicales.

      Una de las causas de la migración forzada será la falta de alimentos en países pobres. Estos migrantes seguirán siendo pobres en los lugares de destino y no tendrán posibilidades de usar sus conocimientos agrícolas, dado que estos lugares, en la gran mayoría de los casos, son ciudades medianas y grandes consumidoras de productos agropecuarios y no productoras de los mismos. Estos argumentos son desarrollados por la OIM, que en su publicación sobre la reducción del riesgo al desastre propone un modelo de adaptación a estas nuevas situaciones, además de proveer las ayudas humanitarias que actualmente ejecutan en Ghana y otros países africanos (Banco Mundial, 2010b; OIM, 2010).

      1.5. Salud

      La desnutrición como consecuencia de la escasez de alimentos, junto a la disminución de la calidad y cantidad del agua por razones de deterioro ambiental, son y serán condicionantes que contribuirán a la aparición o empeoramiento de la diarrea, una de las principales causas de mortalidad. El cambio abrupto del clima también influye en las enfermedades pulmonares y respiratorias. En algunos casos, como en los países andinos, las condiciones culturales de habitabilidad —como la falta de ventilación en los hogares más pobres, las cocinas y el uso de leña para cocinar— afectan las vías respiratorias y la salud de la vista, en particular en las épocas de friaje, entre mayo y setiembre.

      Todas estas condiciones influyen en la morbilidad y mortalidad, sobre todo entre los niños y niñas más pobres. A esto se añade la falta de servicios de salud que, si bien no son de orden ambiental, también influyen. Debido al calentamiento global, las partes más bajas —valles y cuencas comprendidos entre los 50 y los 100 msnm— empiezan a aumentar su temperatura promedio. En este nuevo contexto, las bacterias y microbios que producen enfermedades se incrementan y aparecen enfermedades que antes no existían. Esto sucede en el trópico ecuatorial, donde la fiebre producida por el virus del dengue se muda de las partes más calientes a las medias porque estas empiezan a tener temperaturas adecuadas para su propagación. De igual manera, las enfermedades propias de las zonas medias empiezan a difundirse en zonas de altura y de estas hacia las partes más altas. La aparición de roedores (como ratas y ratones) y parásitos hematófagos (como pulgas y piojos) que antes eran abundantes en la parte baja se hace patente en las partes medias y altas, ubicadas entre los 3500 y los 4000 msnm.

      Al respecto, el informe que preparó el Banco Mundial para el año 2010, titulado Informe del desarrollo mundial, trata sobre la influencia del cambio climático en la salud en su primera parte. En este se reporta la incidencia de la calidad y cantidad del agua en la salud de la población. Como se puede observar en el mapa 7, las regiones con mayor presencia de enfermedades son el África subsahariana, los países andinos, Centroamérica y algunos países del subcontinente asiático.

      Mapa 7. Índice global de riesgo sobre la salud

      Fuente: OMS, 2005.

      La persistencia y la aparición de nuevas enfermedades también


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