Refugiados ambientales. Teófilo Altamirano
la inequidad en el acceso a los recursos entre sectores sociales y económicos hace que algunos sectores de la población utilicen mayores recursos, especialmente no renovables, como los productos provenientes de la minería y los hidrocarburos.
Todas estas razones producen condiciones para que se den conflictos que influyen en la decisión de migrar hacia ciudades cercanas o grandes de la costa y selva, o incluso hacia fuera del país. Asimismo, los conflictos socioambientales entre las empresas de explotación minera y las comunidades circunvecinas a las que aquellas afectan de manera directa o indirecta, en particular en la calidad del agua y aire, conducen también a la migración forzada.
La región andina y la ceja de selva como sistema ecológico complementario están sujetas a los cambios globales, los que son resultado de la interacción de tres componentes:
1 El capital natural o los recursos renovables, que definen los ecosistemas que interactúan con el hombre.
2 El comportamiento humano. Hay sociedades y culturas que por tradiciones culturales tienden a proteger el entorno sin necesidad de tener influencias ecologistas externas, lo que les ha permitido vivir en confraternidad con la naturaleza.
3 Las instituciones locales, que tienen la responsabilidad sobre el gobierno local que influye en el uso de esos recursos.
En el Perú, se estima que la pérdida de glaciares es del 40% —según el Insituto Nacional de Investigaciones en Glaciares y Ecosistemas de Montañas (INAIGEM)—, proceso que no solamente contribuye a la migración forzada, sino también al desplazamiento de plantas y animales. Los primeros se mudarán de las zonas calientes a las frías, porque estas aumentarán su temperatura; mientras los animales también se desplazarán, ya que sus alimentos se moverán hacia zonas más altas.
Es cierto que el cambio climático no es por sí solo la causa de todos los movimientos de personas, plantas y animales, pero sí es un resultado del cambio global.
El cambio regional en el sistema andino y la ceja de selva también se debe a la interacción de cuatro componentes mutuamente complementarios, pero independientes (cfr. Altamirano, 2010, pp. 23-35). Estos son:
1 Dimensión biofísica: abarca la masa geográfica y geológica que incluye sus formas de vida y su proceso cíclico de nacimiento, vida y muerte, que es una ley de la naturaleza para renovarse permanentemente.
2 Dimensión tecnológica: se refiere a las transformaciones de la materia prima —renovable y no renovable— en instrumentos que le sirven al hombre para subordinar a la naturaleza y transformarla para sus fines de consumo.
3 Dimensión cultural: implica todo aquello aprendido a través de generaciones que permite el tratamiento de los recursos del entorno y el desarrollo de saberes artísticos y lingüísticos. Aquí se incluyen los imaginarios sobre su naturaleza, religiosidad y relación cosmogónica, además de la relación con los fenómenos naturales.
4 Dimensión socioecológica: llamada también ecosistema, que muestra la existencia de dos modalidades de cambios: los locales o localizados, que sufren alteraciones profundas; y los aumentos de movimientos sinérgicos, que pueden tornarse globales. Algunos de los impactos que produce el cambio climático son la pérdida de la biodiversidad, la desertización, la deforestación, la salinización del agua y los cambios en los modelos de asentamiento y reasentamiento humanos, como el tránsito de patrones poblacionales dispersos a uno lineal o concentrado. Estos no son migraciones estrictamente, sino movimientos o movilizaciones humanas que operan dentro de un contexto local más o menos amplio que se produce por matrimonios, oportunidades laborales o políticas económicas, como la provisión de servicios de energía eléctrica, postas médicas, agua potable, escuelas y centros de esparcimiento colectivo.
Los patrones poblacionales lineales suelen ubicarse a lo largo de ríos y carreteras que permiten una mejor comunicación, así como la compra y venta de sus productos. Este tipo de readaptación suele tener costos ecológicos, porque implica concentraciones poblacionales, además del abandono de terrenos fértiles para ocupar terrenos estrechos. En la costa peruana, también tiene altos costos, porque la población se ubica en los valles y ciudades, que en un 80% dependen del agua que proviene de los glaciares andinos.
A las cuatro dimensiones anteriores hay que añadir una quinta referida al contexto político, es decir, la relación entre las autoridades del Estado con la población local o regional. La experiencia revela que, además de los cambios demográficos, espaciales y de organización local, el Estado se atribuye una manera de gobernar: si es populista, privilegiará a la masa o población desprotegida; si es de derecha, dará mayor importancia a las inversiones y a la actividad extractiva de exportación. Consecuentemente, el Estado o el gobierno de turno también es responsable de la realidad socioecológica local, supralocal y hasta regional.
2.1. La realidad socioecológica local
Se denominan «locales» a los ámbitos territoriales más pequeños dentro de las regiones. Estos pueden ser grupos etnolingüísticos, parroquias, comunidades de indígenas o campesinas, tribus, distritos o provincias, dependiendo del grado de dominación que el Estado mantiene o de la forma como los mismos pobladores los llamen.
Los efectos inmediatos del cambio climático se observan en las localidades y las poblaciones tienen distintas maneras de responder a ellos. Algunos están más organizados que otros y el grado de organización depende de sus experiencias previas; su grado de identidad cultural local; su memoria colectiva de largo, mediano y corto alcance; su territorio o ámbito físico; la naturaleza de la población, sus estructuras socioeconómicas y políticas internas; sus concepciones del tiempo y del espacio; sus capacidades de organización ante fenómenos climáticos que les son comunes a todos independientemente de sus divisiones y conflictos internos; así como de la vinculación con esferas supralocales, como son las regiones y el país al que pertenecen.
Se puede encontrar información fiable, tanto cuantitativa como cualitativa, sobre el cambio climático y sus efectos en las localidades, además de datos poblacionales que proporcionan las agencias estatales de cada país.
Fotografía 1. El nevado Huaytapallana
Fotografía: Teófilo Altamirano, julio de 2013.
La localidad es el espacio donde se recogen los datos primarios que proporciona la población sobre sus percepciones, imaginarios, grados de participación o no, así como sobre los efectos del cambio climático sobre sus vidas, sus familias, sus organizaciones locales y sus actividades económicas, principalmente la agricultura y la ganadería. También puede encontrarse información sobre el control, el manejo y las respuestas individuales y colectivas ante el cambio climático, así como sobre su articulación con las esferas supralocales; además, se encuentran datos de las migraciones climáticas y no climáticas, dos tipos de migración que las poblaciones están empezando a diferenciar.
Metodológicamente, la elección de la localidad para los estudios sobre el tema de la investigación implica la selección de indicadores ecológicos, geográficos, poblacionales y políticos. Esta no es una tarea fácil, porque la validez del estudio en muchos casos depende de dicha selección. Cuando esta ha sido mal identificada, ni los datos ni su posterior análisis e interpretación tendrán la consistencia y la rigurosidad científica necesaria; en consecuencia, cualquier decisión que se tome se basará en errores que afectarán de manera negativa a la población local. La participación de los pobladores en el diseño y en el proyecto sobre cambio climático o migración forzada y en la toma de decisiones será necesaria por dos razones: porque se debe cumplir el principio ético de incluir a la población —requisito que exigen los organismos internacionales y los propios Estados— y porque los beneficios del proyecto —o la falta de ellos— serán para los pobladores locales. En general, tanto los organismos internacionales como las instituciones del Estado tienen una presencia corta, aunque en algunos casos esta se puede prolongar, como sucede cuando es necesario monitorear el comportamiento climático, la disminución o aumento del agua, los cambios en las estaciones o los ciclos de migración forzada, así como cuando se miden los retrocesos