M. Eric Schierloh
publicado de M: El Sr. M ha roto un largo silencio que era difícil esperar del autor de Typee y Mardi. Entre estos poemas suyos hay algunos... que se cuentan entre los más emocionantes de la lírica sobre la guerra.
De una carta de M: No me asombra que no haya encontrado rastros míos en las islas hawaianas. En absoluto.
M recibe como regalo de parte del capitán de un ballenero un diente de cachalote con una inscripción.
El arte del tallado de dientes de cachalote se conoce como scrimshaw.
M va al teatro con su hermano Tom.
De otra reseña: El trabajo del Sr. M posee las virtudes negativas de la originalidad en tal grado que no solo le deja a uno la sensación de que nunca antes ha leído poesía, sino de que nunca hasta entonces se ha vivido una vida. ¿Es posible que haya habido en verdad una gran guerra, de tantísimas batallas luchadas por hombres y lamentadas por mujeres, o acaso es solo que la conciencia interior del Sr. M fue perturbada y rellenada con los fantasmas de los alistamientos, de las marchas, de las luchas que permanecían flotando en el aire, de los parentéticos tablones de anuncios y de una humanidad torturada perdiendo no sangre y palabras, sino tan solo palabras?
A M aquello de “parentéticos tablones de anuncios” debe haberle parecido todo un hallazgo.
De una carta: Llegué a lo de M cuando faltaban diez minutos para las 11 pm, justo cuando Lizzie cerraba la casa y M se iba a la cama porque tenía un resfrío en verdad muy fuerte.
M una vez escribió: Digan lo que digan de la independencia gozosa que se siente sobre el lomo de un caballo, yo prefiero el primer arrebol de la mañana de un caminante feliz.
De una carta: La salud de M ha mejorado mucho desde que tiene que salir a diario para atender sus asuntos. Es uno de los oficiales de distrito en la Aduana. Ya lleva tres meses allí.
De una carta: El primo M tiene un puesto en la Aduana y ha estado algo mejor este invierno. La interacción con sus criaturas semejantes parece haber tenido un efecto benéfico en él, y se ha vuelto algo menos misántropo.
M lee un libro en el que marca este pasaje: Bien cierto es que el derrumbe del espíritu público en cuestiones de gusto es indicación inequívoca del derrumbe político.
M también marca este pasaje: La mujer fue para él como un ángel enviado, y la poca alegría que pudo probar en la vida se la debió a ella.
Lizzie, bálsamo de primavera, quede aquí tu nombre inscrito en señal de agradecimiento y afecto.
M también marca estos versos:
Extraviados mis sentidos, declaro a los hombres mal juzgados,
y borrada la Razón de su trono mental,
porque evito las multitudes y vivo solo...
En algún momento de la mañana del 11 de septiembre, Malcolm Melville se suicida de un disparo en la cabeza en su propia habitación. En la casa estaban su madre y sus hermanas. Nadie escuchó el disparo. M tiró abajo la puerta de la habitación de Malcolm cuando llegó a casa después del trabajo, inusualmente tarde aquel día.
Malcolm un año antes.
De un artículo en un periódico: Siempre llevaba la pistola en el bolsillo, y dormía con ella bajo la almohada desde hacía semanas, tal como les había dicho a sus amigos y a su propio hermano, Stanwix. Habiéndose unido recientemente a la Guardia Nacional, tenía un renovado entusiasmo juvenil por todo lo relacionado con las armas y el equipamiento militar. Unos días antes había recibido un uniforme nuevo, y se lo había probado una tarde para verse como un soldado y complacer, más que a él mismo, a sus hermanas menores, que sin embargo se habían burlado un poco con algunas bromas inofensivas. Era además miembro de un equipo de béisbol, y estaba ansioso por un partido que se jugaría en dos o tres semanas. Su equipo había sido aplastado y en verdad esperaba poder ganar para recuperar los laureles perdidos. Tenía toda la confianza de su empleador y el amor y el respeto de sus compañeros, quienes lo habían reprendido por su falta de cuidado al manejar el arma. Había estado saliendo hasta tarde antes de ingresar a la milicia.
De una carta: Últimamente había estado llegando tarde a casa, tanto como para que su padre tuviera que sacarle su copia de la llave y ambos, M y Lizzie, tuvieran que hablar del asunto con bastante seriedad, si bien ambos dijeron creer que en su disipación no había más que cierta debilidad por hacer travesuras con sus amigos y algunas otras amistades que había hecho en el centro de la ciudad. Ellos sabían que no tenía vicios. La noche del martes había estado fuera hasta las 3 de la mañana y su madre se había quedado despierta esperándolo. Cuando llegó a casa dijo que había estado en una fiesta que habían dado unos amigos en Yorkville. No mostraba signos de haber bebido licor. Su madre lo reprendió, aunque cariñosamente, y dijo que al final no lo castigó. Dijo que le dio un beso de buenas noches y que después se fue a la cama. Por la mañana se quedó dormido y una de sus hermanas fue a despertarlo. Él respondió, pero no salió. Pasó el tiempo y Herman le dijo a Lizzie que lo dejara, que llegar tarde a la oficina lo haría enfrentar las consecuencias como una suerte de castigo, y después se fue él mismo a atender sus asuntos en la calle West. El día avanzó y si bien Lizzie intentó despertarlo golpeando a la puerta de su habitación y llamándolo, no obtuvo respuesta, algo que no era anormal, según dijo, y entonces no fue sino hasta que M llegó a casa, inusualmente tarde, que la puerta fue echada abajo y Macky apareció en la cama en su ropa de noche y con un disparo en la cabeza. Al parecer llevaba varias horas muerto. Tenía 18 años.
M una vez escribió: ¡Ah, padres y madres de todo el mundo, sean cautelosos y pongan atención! Quizás su pequeño todavía no comprenda muy bien el significado de aquellas palabras y señales por las que, en su inocente presencia, creen disfrazar eso tan siniestro que insinúan. Por ahora no las entiende; ni siquiera observa de modo consciente el aspecto externo de las cosas; pero si en una etapa posterior de la vida el destino coloca la clave de la cifra misteriosa en sus manos, entonces con cuánta rapidez y exactitud leerá las inscripciones más oscuras y vagas que encuentre en su memoria. Sí, y además hurgará en su interior en busca de escritos aún más ocultos que leer. Oh, lecciones más oscuras de la vida han sido leídas; y entonces toda fe en la virtud habrá sido destruida, y los jóvenes se habrán entregado al más infiel de los desprecios.
De un artículo en un periódico: Cuando el Sr. M regresó por la tarde la puerta del cuarto fue abierta y el joven Malcolm encontrado muerto, en la cama, con una pistola aferrada en su mano derecha y una herida de bala en la sien derecha.
Del veredicto del juez: Que el mencionado joven encontró la muerte por suicidio al dispararse en la cabeza con una pistola en el susodicho lugar bajo influencia de locura momentánea.
De un artículo en un periódico: Los padres no pueden atribuir ninguna causa al acto suicida, y el jurado ha llegado a la conclusión de que el difunto debió haber sufrido de una locura momentánea, y de común acuerdo redactaron un veredicto a tal efecto.
De una carta: Las circunstancias de la muerte de Macky son muy misteriosas.
En las memorias que escribirá Eleanor, nieta de M, la muerte de Malcolm será una ambigua tragedia familiar.
De un artículo en un periódico: Los parientes y amigos de la familia están invitados al funeral que se realizará en la residencia paterna, en el 104 de la calle 26, el sábado a las 8.30 am.
De una carta de M: Ya quisiera yo que pudieras haberlo visto en su lecho con ese último gesto suyo, la paz de una naturaleza sencilla. Macky nunca tuvo en toda su vida una sola palabra irrespetuosa para conmigo, y nunca en forma alguna le falló a ninguno de los suyos.
De