Cardos y lluvia. Kate Clanchy
de mí el Cabo de Pinos
cuando la mañana rubicunda se posa en el Desierto.
Camus Alba está lejos de mí
y también la esclavitud de Europa,
lejos de mí en el noroeste
los más bellos ojos azul-gris.
Lejos de mí la Isla
y las imágenes amadas de Escocia,
hay una arena ajena en la Historia
estropeando los mecanismos de la mente.
Lejos de mí Belsen y Dachau,
Rotterdam, el Clyde y Praga,
y Dimitrov ante un tribunal
golpeando el miedo con el puñetazo de su risa.
Guernica misma está muy lejos
de los cadáveres inocentes de los nazis
que yacen en la grava
y en la arena caqui del Desierto.
No hay rencor en mi corazón
contra los bravos soldados del Enemigo,
sino la afinidad que existe entre
hombres en prisión sobre una roca litoral
esperando que el mar llegue
a enfriar la piedra tibia;
y la frialdad de la vida
bajo el sol ardiente del Desierto.
Pero ésta es la lucha que no se habrá de evitar,
la aflicción extrema del género humano
y aunque no odio al ejército de Rommel
el ojo del cerebro no está entornado.
Y haya sido lo que fue como fue,
soy de los grandes hombres de Braes,
de los heroicos MacLeod de Raasay,
y de los Matheson de Lochalsh de espada afilada;
y los hombres de mi estirpe: ¿quiénes más valientes
cuando su ruinoso orgullo se inflamaba?
Trad. Eva Cruz Yáñez
HALLAIG
‘Time, the deer, is in the wood of Hallaig’
The window is nailed and boarded
through which I saw the West
and my love is at the burn of Hallaig,
a birch tree, and she has always been
between Inver and Milk Hollow,
here and there about Baile-chuirn:
she is a birch, a hazel,
a straight, slender young rowan.
In Screapadal of my people
where Norman and Big Hector were,
their daughters and their sons are a wood
going up beside the stream.
Proud tonight the pine cocks
crowing on the top of Cnoc an Ra,
straight their backs in the moonlight –
they are not the wood I love.
I will wait for the birch wood
until it comes up by the cairn,
until the whole ridge from Beinn na Lice
will be under its shade.
If it does not, I will go down to Hallaig,
to the Sabbath of the dead,
where the people are frequenting,
every single generation gone.
They are still in Hallaig,
MacLeans and MacLeods,
all who were the in the time of Mac Gillie Chaluim
the dead have been seen alive.
The men lying on the green
at the end of every house that was,
the girls a wood of birches,
straight their backs, bent their heads.
Between the Leac and Fearns
the road is under mild moss
and the girls in silent bands
go to Clachan as in the beginning,
and return from Clachan,
from Suisnish and the land of the living;
each one young and light-stepping,
without the heartbreak of the tale.
From the Burn of Fearns to the raised beach
that is clear in the mystery of the hills,
there is only the congregation of the girls
keeping up the endless walk,
coming back to Hallaig in the evening,
in the dumb living twilight,
filling the steep slopes,
their laughter a mist in my ears,
and their beauty a film in my heart
before the dimness comes on the kyles,
and when the sun goes down behind Dun Cana
a vehement bullet will come from the gun of Love;
and will strike the deer that goes dizzily,
sniffing at the grass-grown ruined homes;
his eye will freeze in the wood,
his blood will not be traced while I live.
HALLAIG
“El tiempo, ciervo, está en el bosque de Hallaig”
Entablada está la ventana
por donde veía el occidente
y mi amor está junto al arroyo de Hallaig,
árbol de abedul que siempre ha estado
entre Inver y Milk Hollow,
por ahí cerca de Baile-chuirn:
ella es un abedul, un avellano,
un joven serbal, erguido y esbelto.
En el Screapadal de mis ancestros,
donde estuvieron Norman y el Gran Héctor,
sus hijas y sus hijos son un bosque
que sube por la ribera del arroyo.
Altivos esta noche los urogallos del pinar
cantan en la cima de Cnoc an Ra,
erguido el lomo a la luz de la luna –
ellos no son el bosque que amo.
Esperaré al bosque de abedules
hasta que llegue junto al mojón,
hasta que la cordillera de Beinn na Lice
quede toda bajo su sombra.
Si no lo hace, iré a Hallaig,
al sábado de los muertos,
donde la gente suele acudir,
todas las generaciones que se han ido.
Ellos están todavía en Hallaig,
los MacLean y los MacLeod,
todos los de la época de Mac Gille Chaluim:
a los muertos se les