La barbarie que no vimos. Jorge Iván Bonilla Vélez
7.7. Beatriz González, Ondas de Rancho Grande, 2008
FIGURA 8.3. Fotogramas que ilustran el cautiverio de los militares y policías retenidos por las FARC
FIGURA 8.6. Imagen de Íngrid Betancourt en la primera página de El Espectador
FIGURA 8.8. Imagen de Íngrid Betancourt en la primera página de El Tiempo
FIGURA 8.9. Marcha contra el secuestro, “No más FARC”, en Barranquilla
FIGURA 8.10. Marcha por las víctimas de la violencia en Medellín
FIGURA 8.11. Homenaje a Íngrid Betancourt en París
FIGURA 8.12. Marcha contra el secuestro, “No más FARC”, en Bogotá
FIGURA 9.1. Imagen infrarroja tomada desde el aire en la ‘Operación Odiseo’
FIGURA 9.2. Imágenes que ilustran cómo se llevó a cabo la ‘Operación Sodoma’
FIGURA 9.3. Imagen de la ‘Operación Fénix’
FIGURA 9.4. Infografía que detalla las bombas utilizadas en la ‘Operación Sodoma’
FIGURA 9.5. Militares que participaron en la ‘Operación Odiseo’
FIGURA 9.6. Tres fotografías que ilustran la muerte de José William Aranguren, el capitán ‘Desquite’
Figura 9.7. Sepelio de paramilitares en Segovia, Antioquia
Figura 9.8. Titular que anuncia la presentación de imágenes del cadáver de ‘Raúl Reyes’
Figura 9.9. Celebración por la muerte de ‘Raúl Reyes’
Figura 10.1. San Rafael, Antioquia
Figura 10.2. ‘Operación Marcial’
Figura 10.3. ‘Operación Taleón’
Figura 10.4. Recuento de acciones militares en Antioquia
Figura 10.5. Familiares de campesino asesinado en el Huila
Figura 10.6. Hermanos Sanjuan, jóvenes universitarios desaparecidos en Bogotá
FIGURA 10.7. Marcha Nacional del Silencio
FIGURA 10.8. Fotos de desaparecidos en el departamento de Antioquia
FIGURA 10.9. Palacio de Justicia
FIGURA 10.10. ‘Operación Orión’
FIGURA 10.11. Prendas y objetos hallados en exhumaciones de fosas comunes
TABLA 6.2. Cobertura general de las masacres contra la población civil, 1988-2005
En la escuela hemos aprendido la historia de la Medusa, cuya cara, con sus enormes dientes y su larga lengua, era tan horrible que su sola visión convertía a los hombres y las bestias en piedra. Cuando Atenea instó a Perseo para que matara al monstruo, le advirtió que en ningún momento mirara su cara, sino solo su reflejo en el reluciente escudo que le había dado. Siguiendo su consejo, Perseo cortó la cabeza de la Medusa con la hoz que Hermes le había proporcionado.
La moraleja del mito es, desde luego, que no vemos, ni podemos ver, los horrores reales porque nos paralizan con un terror cegador; y que solo sabremos cómo son mirando imágenes que reproduzcan su verdadera apariencia
Siegfried Kracauer, Teoría del cine
A partir de la primera década de este siglo, iniciativas provenientes de distintos sectores de la sociedad han venido desentrañando las dimensiones de la degradación humanitaria de la guerra interna en Colombia, en un ejercicio de construcción de la memoria que ha buscado contrarrestar el protagonismo de los victimarios, romper el silencio producido por el miedo y hacer visible los derechos de las víctimas. En estas iniciativas es posible hallar una pregunta aglutinante en torno a la atrocidad con que esta guerra fue librada: ¿por qué no vimos la barbarie?;1 o, en todo caso, ¿por qué no reaccionamos ante ella? Para el informe ¡Basta Ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, elaborado por el entonces Grupo de Memoria Histórica (GMH, 2013), la efectividad de la violencia ejercida contra los civiles, ocurrida en la etapa más crítica del conflicto –que este informe ubica entre 1995 y 2002–, radicó en su alta repetición (en ámbitos locales y regionales), pero paradójicamente en su baja intensidad (en el ámbito nacional). Según este trabajo, las muertes selectivas, las pequeñas masacres, las desapariciones forzadas, el desplazamiento “a cuenta gotas” y el terror “dosificado” correspondieron a repertorios discretos y estratégicos de violencia que no obtuvieron la suficiente resonancia en la opinión pública nacional, ni movilizaron el apoyo de esta, porque, además, tampoco reunían