Más allá del Tiempo. Mariela González
Vale, aviso que voy a hacer algún que otro destripe de la historia. Si no habéis jugado a Chrono Trigger o si no habéis leído este libro de principio a fin, hacedlo antes de seguir leyendo. Porque no tengo ninguna duda de que, cuando acabéis de leer este libro, querréis disfrutar del juego. Y, cuando lo hayáis jugado (espero que muchas veces), volved a este prólogo y seguid leyendo, para ver si compartís mis sensaciones. O no.
Chrono Trigger fue como una bofetada en la cara. Reaccionaba (sobre todo en primer plano) a cada una de mis acciones. El juego me estaba observando. Me estaba juzgando. Los personajes secundarios eran pequeños pero fuertes. Me sentí mal por la rana. Me sentí mal por el robot. Me sentí mal por mis amigos con «mi» muerte. Y, por último, me sorprendió que el juego me permitiese morir y que mis compañeros pudiesen seguir adelante.
El juego me permitió morir. No tenía que ser salvado para llegar al final. Los demás personajes podían seguir contando la historia y salvar el mundo sin mí.
Me sorprendió tanto este hecho que retrocedí desde el jefe final hasta el momento de mi muerte y lo analicé a conciencia. El juego no obligaba a mis amigos a salvarme. Le decisión recaía completamente en mis manos. Me quedé impresionado. Este juego tenía agallas… y me percaté de que yo no las tenía. Si quería contar una historia de verdad, tendría que esforzarme mucho más.
Y no era solo por la historia, sino que había muchas más cosas. Podía viajar por el tiempo. Me sumergí en una gran aventura con lo que parecían ser amigos de verdad y sentí pena cuando todo llegó a su fin (o a sus múltiples finales). Los jefes finales eran fantásticos y hasta simpáticos. Se convirtieron en mis amigos. Me gustó estar al borde de la muerte en los brazos de una cavernícola súper fuerte (por lo visto, era una de mis fantasías subliminales). Y Frog. Frog era genial. El juego consiguió que me preocupase por un príncipe rana vestido de caballero. Es uno de los mayores clichés de la historia de los cuentos de hadas, pero al mismo tiempo es de las cosas más atípicas que te puedes encontrar en un juego. Y es que, a primera vista, que una rana luche a tu lado no es algo que… bueno, que mole.
Pero dadle tiempo.
Chrono Trigger no solo os da ese tiempo, sino que os ofrece múltiples épocas y líneas temporales. Su legado dio origen a un sucesor, Chrono Cross, que tuvo la misma gran acogida en la primera PlayStation. Nos presentaba a muchos más personajes y un interesante giro en lo que respecta a la muerte del personaje principal del primer juego... Serge, el protagonista, debe afrontar su muerte en una realidad alternativa y descubrir el motivo por el que se originó la divergencia. Si al final de Chrono Trigger tuve que hacer frente a la muerte de Crono, Chrono Cross va un paso más lejos y nos presenta la muerte del protagonista ya al principio.
Estamos ante una de las mejores franquicias de juegos de rol que haya jugado en mi vida y, posiblemente, Chrono Trigger sea uno de los 10 mejores RPG de la historia. Pero no os quedéis con mi palabra. Adelante, leed el análisis crítico que hace Mariela González a lo largo de las páginas de esta obra y descubridlo por vosotros mismos.
CHRIS AVELLONE, diseñador de videojuegos ridiculizado
Chris Avellone (1971) es diseñador de videojuegos y guionista de cómics, mundialmente conocido por su trabajo en títulos como Fallout 2 o Baldur’s Gate: Dark Alliance. En 2003 Avellone fundó Obsidian Entertainment, estudio en el que continuó su carrera de diseñador participando en videojuegos como Star Wars: Knights of the Old Republic II: The Sith Lords, Neverwinter Nights 2, Alpha Protocol o Fallout: New Vegas.
En 2015, Avellone abandona Obsidian Entertainment y sigue trabajando en la industria como diseñador freelance.
INTRODUCCIÓN
CON EL FUTURO
HEMOS TOPADO
En 2015 hemos asistido a todo un festival de revivals y aniversarios, para alegría de los nostálgicos. El más sonado a nivel mundial, como no podía ser de otro modo, ha sido el del 21 de octubre. Por fin, el esperado Día En Que Marty McFly Viajó al Futuro. También hemos alcanzado a una serie emblemática como es el anime Neon Genesis Evangelion, que tuvo su inicio en 1995: su historia propiamente dicha comienza el 22 de junio de 2015, el momento en el que su protagonista, Shinji Ikari, se sube por primera vez al enorme robot EVA01 y marca para siempre su destino.
Para mí, a pesar de ser fan declarada e incondicional de Regreso al Futuro, resultó mucho más impactante darme cuenta de que nos encontrábamos de verdad, sin previo aviso, en «el principio» de Evangelion. De pronto nos había alcanzado ese futuro que a mi yo de 15 años le parecía una distancia insalvable. ¡2015! Para eso faltaban eones, en aquellos días de VHS y maratones de animación japonesa. Y de repente, aquí estamos. No podemos comprarnos un monopatín volador (aunque Lexus esté esforzándose por ofrecérnoslo), pero, eh, por lo menos tampoco tenemos invasores extraterrestres hostigándonos. Algo es algo.
Esto de que la realidad cotidiana se convierta en el futuro, y de algún modo desdiga tantos referentes de ese mundo ficcional con el que hemos crecido, resulta un tanto perturbador. Incluso si salimos de esos límites y pensamos en lo que supone para nuestra vida cotidiana. En la divertida serie El asombroso mundo de Gumball, el pez Darwin se sorprende cuando ve un establecimiento con el número 2000 en su cartel como una forma de mostrar su espíritu vanguardista. «¡Si eso ya no es el futuro!», apostilla. Ese icónico inicio de milenio es ya el pasado a nuestra espalda. Tenemos un horizonte distinto (¿el año 3000?), nuevos retos y metas en la tecnología, una generación de chavales nacidos directamente en el siglo XXI… y todo ello nos recuerda inevitablemente lo inasible que resulta esta dimensión a la que llamamos tiempo. Creemos que podemos dominarla a través de nuestras especulaciones sobre el futuro; pero ese futuro se planta frente a nuestros ojos antes de que nos demos cuenta, y se muestra totalmente diferente a lo que nos habían contado.
Quizás lo único que nos une a todos los seres humanos sea el anhelo de evitar esos vaivenes del tiempo, controlarlo. Y en la medida de lo posible, también nuestra historia dentro de él. Soñamos con enmendar los errores del pasado y reconstruir esos puntos fallidos de nuestra trayectoria, y al mismo tiempo nos proyectamos diariamente en un futuro que queremos convertir en sólido y estable. Por eso podemos conectar con una historia como la de Chrono Trigger, en la que se nos ofrece la posibilidad de explorar el sendero del tiempo en su totalidad, y de moldear, hasta cierto punto, las historias y el destino de nuestros protagonistas. Para resolver los problemas de la trama tenemos que viajar entre el pasado, el presente y el futuro, en un mundo totalmente distinto al nuestro; el extrañamiento, ya lo sabemos, ayuda a la identificación. Y llega un momento en que podemos hacerlo por mero placer. Una gozada para cualquier jugador, y especialmente, si lo situamos en contexto, en una época en la que los JRPG no solían salirse demasiado de los raíles del viaje del héroe. Chrono Trigger es una oda al espíritu aventurero y ofrece una sensación de libertad que enlaza, a grandes rasgos, con los albores del mundo abierto que hoy recrean tantísimos títulos en consola y PC.
Y si Chrono Trigger nos permite sentirnos amos y señores del tiempo, su secuela, Chrono Cross, no se queda atrás a la hora de tratar otra de las grandes preguntas que nos hacemos en nuestra vida cotidiana. ¿Qué pasaría si…? Cada día hay pequeños detalles que nos hacen plantearnos ese condicional y lamentarnos de no haber tomado una decisión en vez de otra. ¿Y si hubiéramos salido cinco minutos antes de casa? Ese autobús no se habría escapado. ¿Y si hubiéramos apostado por ese número en vez de aquel otro? ¿Y si…? Quizás alguna vez, en uno de esos momentos de ensañamiento mental con nosotros mismos, hayamos ido directamente al meollo de la cuestión. ¿Y si no existiera? ¿Cómo cambiaría eso el mundo en el que vivo, a la gente que me rodea? ¿Somos realmente relevantes, o apenas motas de polvo en el anaquel que nos ha tocado ocupar en la enorme biblioteca de los siglos? Pues bien, de ahí parte la historia. Ese es el