Déjate florecer. Sheila Mulero Almeda

Déjate florecer - Sheila Mulero Almeda


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en ti en terapia, te mereces ser feliz plenamente. El peso no es ningún indicador de nada. Puedes bajar de peso y seguir con grasa… Puedes bajar de peso y seguir sin verte bien… Y si siempre quieres cambiar algo de ti, al final dejarás de ser tú:

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      ¿Si estuvieras en una isla desierta y no hubiera nadie más que tú, te importaría la forma, tamaño, color, manchas, estrías, cantidad de grasa, granos, cicatrices, etc. de tu cuerpo?

      Seguramente no, si no estuviéramos tan condicionados de forma directa con comentarios y juicios de los demás, o indirecta, al crecer en una sociedad en la que nos bombardean con publicidad, modelos, valores superficiales y estéticos antes que de salud integral, Instagram abarrotado de fotos con cuerpos esculturales y con miles de likes, etc.

      Si intentamos dejar esos juicios a un lado, y nos centramos en la magia del ser, estar, vivir y dejarse llevar, no necesitamos ningún tipo de cuerpo ni anhelamos nada que no tengamos o seamos ya.

      Y no es conformismo ni resignación, no. ¡Es amor propio y desde ahí puedes ponerte el objetivo que quieras! Estético, de rendimiento, de fuerza... Pero desde ahí, no desde el rechazo hacia lo que eres ahora porque sigues siendo tú y si luchas contra ti misma, siempre pierdes.

      ACEPTA TU CUERPO, CONECTA CON ÉL

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      Aceptar tu cuerpo no es solo una necesidad para el bienestar mental, también tiene beneficios a nivel físico. Aceptarlo implica volver a conectar con las señales de hambre y saciedad, tomar conciencia plena de él, ser más consciente de la propiocepción… Y, aunque no es fácil saber qué necesitas, cuándo, cómo y por qué, puedes empezar por las bases:

      ¿Te miras en el espejo y te reconoces? ¿Te miras de verdad? ¿O solo intentas no verlo cada vez que puedes? ¿O solo miras esas partes que odias de ti?

      ¿Eres solo lo que ves en él? ¿Qué otras cosas te definen? ¿Te aceptas? ¿Te tocas? ¿Te escuchas? ¿Te hablas con cariño? ¿Te valoras y das regalos? ¿Te cuidas? ¿Te nutres? ¿Te desahogas?

      Con una persona a la que quieres, imagínate, tu pareja, ¿Harías todo eso? ¿Y por qué contigo no?

      Realiza acciones que te reconecten con tu cuerpo:

      Si te sientes incómoda con tu cuerpo, tiendes a taparlo o cubrirlo, disimular ciertas partes, evitas mirarlo... Revisa estas conductas que, no solo mantienen, sino que empeoran el problema. Te recomiendo:

       Ser consciente de esos actos que demuestran que no aceptas o no te gustan esas partes de tu cuerpo.

       Dedicarte un momento al día para mirar esas partes de ti y hablarles y tratarlas con cariño.

       Cuidarte en otros aspectos para sentirte guapa y sexy, ya sea con maquillaje, ropa, tacones... Y utilizar esa ACTITUD para vivir mientras caminas hacia el cambio que te propongas (de hábitos, alimentación...).

       Desnúdate frente al espejo. Y mírate, obsérvate sin juzgar. Solo la vista, olvida el cerebro o la razón y aprecia todo lo que es, lo que ha conseguido, cuántas veces ha sanado, lo que ha creado, lo que has podido vivir gracias a él... Repite cada día y vive esa sensación de mirar sin juzgar, sin presionarte y sin necesidad de nada más.

       Mirarte al espejo de forma pautada, concreta y voluntaria varias veces al día para saturar el pensamiento negativo sobre ti misma.

      No puedes pretender tener el cuerpo de OTRA PERSONA. Cada uno tiene su morfología y su tipo de cuerpo, que puede ser más o menos parecido a otro pero que tiene sus singularidades y particularidades concretas que hay que aprender a aceptar y valorar.

      A partir de ahí es fácil entender que hay personas que acumulan más en el vientre y otras más en las caderas y ninguna es mejor o peor por ese aspecto físico. Esta mala percepción corporal lleva a tomar malas decisiones en la alimentación y ejercicio físico haciendo locuras (dietas milagro, ejercicio extenuante, etc.).

      Este aspecto y muchos otros los trabajamos en el Cuadernito de actividades para mejorar tu relación con la comida que hicimos mi compañera Marian del Álamo y yo.

      COMPARACIONES

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      Instagram es el medio más común para conseguir estimular constantemente la comparación. Te comparas con cuerpos de otras chicas, con lo que hacen, lo que comen... Lo que ves en las fotos y lo que cuelgan, no el total de su vida.

      A veces me encuentro en terapia personas que aunque ya no siguen cuentas que cuelguen constantemente fotos de su «espectacular físico» (¿según quién?), siguen comparándose con cuentas sobre nutrición, psicología etc. Y caen en la misma trampa. «Debería comer menos de esto», «yo ya sé que como mucho», «debería estar ya recuperada», «a mí eso no me funcionó», etc.

      La comparación es una trampa del ego, te hace creer que sirve para hacerte mejor cuando realmente solo te hace desconectar de ti misma y no valorarte ni ayudarte en absoluto. Así que utilizo esta analogía para ayudarte a pensar en que cuando te compares con alguien, vuelve hacia ti. Imagina que cuando te comparas estás haciendo una foto de esas personas, pues gira la cámara hacia a ti a lo selfie… Vuelve a ti... Céntrate en ti...

      ¿Qué estás volcando en ellas? ¿Qué tanto necesitas de eso? ¿Qué asocias tú a tener ese cuerpo o ese modo de alimentación o de vida? ¿Qué puedes aprender de ti sobre esto?

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      Claro que cuesta mucho no compararse porque crecemos en un mundo competitivo.

      Es importante entender que, aunque inconscientemente te compares, cada uno tiene que tener su camino que es único y diferente al resto. Habrá cosas en común, pero no por ello debes dejarte llevar o influenciar por todo lo que diga esa persona que sigues y que admiras. Confía en ti y, si no sabes cómo hacerlo, busca un profesional de la salud que te ayude a hacerlo.

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      Para ayudarte, deja los silogismos aristotélicos:

      «Si ella es guapa, quiere decir que yo soy fea» (esto lo vemos mucho en los celos entre parejas a parte de en redes sociales con las comparaciones).

      El silogismo es una forma de razonamiento deductivo en la que se saca una conclusión a raíz de dos premisas haciendo una deducción, generalización o conexión entre ellas. Aristóteles (padre fundador de la lógica) fue el primero en utilizar este término.

      Y, aunque estos ejemplos puedan resultar algo cómicos y para muchas personas carezca de lógica, para otras puede ser que este pensamiento esté de base en su comportamiento o forma de razonar y les traiga así muchos problemas de autoestima, confianza en una misma, etc.

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      COMPLEJOS

      Complejos, defectos y otras distorsiones de nuestra mente... ¿Alguna vez te ha pasado que algo de tu físico o de tu carácter de lo que te avergüenzas, no te gusta o incluso has odiado/odias... Viene alguien y te dice que le encanta eso de ti? ¿O que lo que antes alguien te ha criticado otro lo alaba? ¿O algo que tú tanto machacas nadie más ve? ¿Qué tipo de mensaje te transmite esto?

      Está claro que siempre habrá algo que no nos guste de nosotros mismos. También es verdad que solemos ser


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