Déjate florecer. Sheila Mulero Almeda
son iguales que la cámara del móvil, son mucho más sensibles, captan muchos más matices y están mucho más conectados con el resto de sentidos y nervios corporales que acaban derivando en emociones).
La belleza no está en los cuerpos, ni en una foto con pose sexy, sino en los ojos que miran, en lo que observas y los detalles que captas...
«Quédate con lo bonito», que puede parecer en algún sentido superficial cuando hablamos de estos términos de bonito o bello, pero es que va mucho más allá...
¿CULTO AL CUERPO?
Si buscar ese cuerpo «perfecto» te genera angustia, presión, infelicidad, ansiedad, depresión... No puede ser esto lo que necesitas. No has venido a esta vida a sufrir.
¿Qué crees que vas a encontrar con ese físico? ¿Cómo crees que vas a ser después de conseguirlo? ¿Más feliz? ¿Más bella? ¿Para quién? ¿Crees que tendrás así más autoestima? Después de privarte, castigarte, compararte, amargarte... ¿Qué mensaje le das a tu ser? ¿De merecer amor o todo lo contrario?
El culto al cuerpo solo crea disconformidad, tensión, rigidez, obsesión... E incluso una distorsión de la realidad en la que nunca ves tus avances o mejoras porque siempre encuentras algo a mejorar o cambiar. Se genera una discrepancia entre lo ideal y lo real.
Mejor céntrate en la salud, no como ausencia de enfermedad, sino como conjunto de hábitos que te lleven al estado total de bienestar, en paz contigo misma... Entendiéndote, escuchándote, amándote, dándote lo que necesitas... Y ver qué prioridades tienes con esta nueva mirada: «¿De verdad necesito esos abdominales?», «¿De verdad necesito esas piernas?»… Vayamos más allá y entendamos que un físico atractivo no lo hace solo el cuerpo sino el conjunto con la mente. Y que todos estamos expuestos a juicios pero el único que debe o puede afectarnos es el nuestro propio.
MANIQUÍES «GORDOS» Y GORDOFOBIA
El maniquí estándar tiene como medidas 86 cm de pecho, 60 de cintura y 86 de caderas. Aunque no sea nada descabellado, encontramos pocas mujeres que entren en esas medidas en la vida real y de hecho el marketing ha estudiado que hacer los maniquíes con esas medidas irreales es una forma de llamar la atención de las mujeres hacia comprar esa ropa porque les atrae el tipo de cuerpo con el que sueñan.
Ese maniquí está normalizado y no le sorprende a nadie verlo, pero si lo comparamos con las piernas de una chica real podemos ver claramente la locura de pretender llegar a ese ideal. ¿Ideal para quién? ¿Quién te ha hecho creer que eso es un ideal de cuerpo y que el tuyo no es ideal?
Además de que, normalmente la persona se culpa a sí misma por no conseguir esas piernas, en vez de entender que eso no es justo y que no puede juzgarse a sí misma en base a esto.
Recientemente han salido algunos nuevos maniquíes con otro tipo de cuerpos. En México los hay con «barriga cervecera», está claro que un perfil de este tipo no estaría sano porque las medidas de relación cintura-contorno son indicativas de riesgo cardiovascular y riesgo de otro tipo de problemáticas patológicas. Nadie quiere normalizar ni fomentar la obesidad... Si bien, estas personas van a tener que vestirse igual, son personas que merecen respeto y poder vestirse con ropa de su talla. Aunque no haya maniquí con barriga al que ponerle la camisa XXXL, van a seguir existiendo personas con esa demanda.
Nike también creó un maniquí de talla grande y hubo gran polémica en redes: «Esto no es salud». Realmente el problema es que presuponemos hechos conductuales a través del cuerpo de la gente y no tenemos en cuenta su genética, la familia, sus hábitos, sus necesidades, su estilo de vida, el funcionamiento de su tiroides u hormonas... Todas las personas, independientemente de la forma de su cuerpo, merecen poder ponerse ropa que les parezca bonita, les siente bien y les sea cómoda. Y que si quieren bajar de peso sea desde el amor por sí mismos y no desde el odio, rechazo, estigma, juicios, miedo, etc.
ROPA Y TALLAS
La talla en un principio debería suponer facilitar las cosas a la hora de vestirnos y comprar ropa pero lo complicamos y convertimos en algo más allá... Como si un número pudiera definirnos. Como si la talla que usáramos diera algún otro aporte a nuestro valor. Como si fuera un condicionante de nuestra valía.
Eres mucho más que un número, un peso, una talla, una cara bonita o un cuerpo. No puedes dejar que te reduzcan a lo físico solamente y mucho menos que eso te condicione para sentirte bien contigo misma.
LA ACTITUD EN TIENDAS DE ROPA...
Algo importante a destacar (cuando tienes una mala relación con la comida y/o con tu cuerpo) es que sabes que esto va a ser una fuente de estrés. Por lo tanto, conociéndote, no vayas cuando estés susceptible anímicamente, la intención inicial de esto (como de todo casi) debería ser disfrutarlo.
No es una prueba de reforzamiento a tus inseguridades, no busques una confirmación de tus pensamientos negativos sobre ti misma, no busques definirte en función de la talla o número de la prenda.
Busca sentirte bien, encontrar las formas, tejidos, colores y tamaños que te sienten bien y con los que te sientas a gusto. No adelantes acontecimientos, no pienses en el futuro («Me lo compro y no paro hasta caber en él»: ERROR). Por favor, no te hagas eso.
Ya es duro no sentirte a gusto en el cuerpo que tienes o con cómo eres como para hacértelo aún más difícil con este tipo de pensamientos y exigencias. Todos los esfuerzos en buscar esa fuerza de voluntad que te falta, redirígelos hacia darte el cariño y amor que necesitas y aceptar todo de ti. Para vivir el momento presente como mereces (no pensando en el futuro, ni en «si estuviera más delgada me podría poner eso»).
Al respecto podemos...
Enfadarnos ya sea con nosotras mismas o con el mundo, pasarlo mal, sufrir, culparme de no haber hecho la dieta, de no ser suficiente, de necesitar adelgazar, de reafirmar la idea de que estoy gorda o mal... Contarnos la historia de que delgada seríamos más felices, todo iría bien... Podemos culpar a la sociedad y enfadarnos con ella, sentir verdadera rabia y desesperación y seguir alimentando pensamientos en esa tónica: si la gente no fuera tan superficial, si nos valoraran más por lo que somos y no nuestra apariencia... Podemos culpar a nuestras madres que se comparaban con otras mujeres delante nuestro cuando éramos pequeñas, o hacían dietas estrictas por su propia inseguridad y baja autoestima, por su atención a tus piernas o barriguita, por hablarse mal y decirse gorda delante de ti... Podemos hacernos las víctimas dramáticamente de todo lo que nos pasa (y añadimos en nuestra mente que seguramente estando delgadas no nos pasaría).
Entender el contexto (no justificarlo) e incluso amarlo por darnos la oportunidad de aprender y resurgir de él, por hacerme atender a eso que tanto necesito de mí, en mi interior, no exterior (ropa, espejo, cuerpo...). Podemos ampliar la mirada y ver más allá de esos trozos de telas con unas puntadas y una forma de costura y acabados en función de la época, la industria de la moda etc. No dejemos que nos afecte y nos defina. No nos juzguemos por no caber en una prenda o una talla (solo son números que cambian en función de la tienda y el momento de la moda). Empoderémonos y vayamos más allá de los cánones estéticos que son muy limitados y valoremos la belleza de todos los cuerpos tengan la forma que tengan.
COMPRAS COMPULSIVAS Y SU RELACIÓN CON LA COMIDA
Otras formas de desconexión de uno mismo que ayuda a conseguir una sensación de placer y felicidad momentánea son: el shopping