Medicina ayurveda para profesores de yoga. Isidro Justo Fernández
la salud señalan que “un mismo patrón de pensamiento irrita SIEMPRE la misma porción del Simpático en TODOS LOS PACIENTES que lo poseen, generando siempre en consecuencia la misma dolencia en todos ellos”.
Para la medicina no era ninguna novedad que el Simpático puede ser excitado por causas emocionales. Ya el Dr. Reilly en 1934 había presentado publicaciones científicas sobre el particular. Hoy los especialistas conocen bien el proceso por el cual “el factor psicológico, al irritar el Simpático, ocasiona reflejos vasomotores generalizados, provocando un desorden total que obstaculiza la revitalización celular” (Selye, H. “The Stress”).
Lo particular y destacado de Gasparetto es señalar que siempre un mismo patrón de pensamiento (factor psicológico) irrita la misma porción del Simpático en todas las personas.
Las investigaciones realizadas en los posteriores 15 años en el Instituto Nacional de la Salud en EEUU, no sólo confirmaron lo descubierto por Gasparetto, sino que arrojaron luz sobre la relación mente–cuerpo. Es más, han dejado en claro por qué y cómo las emociones y pensamientos afectan al cuerpo.
De acuerdo con ellas, cada vez que surge una emoción o pensamiento, el cerebro produce un determinado elemento químico llamado neuropéptido. Según sea la calidad de esa emoción o pensamiento, será el tipo de neuropéptido producido, siempre el mismo para cada uno de ellos.
Además, han encontrado receptores de neuropéptidos en el cerebro, el sistema nervioso, el respiratorio, el digestivo, el inmunológico, en los riñones, etc.
Esto explica cómo las emociones y pensamientos ejercen su poderosa acción sobre todos los órganos del cuerpo humano.
Por su parte, también en los EEUU, el célebre oncólogo de fama mundial Carl Simonton dirigía por entonces el Centro de Investigación del Cáncer, ubicado en Dallas, Texas.
En sus investigaciones, Simonton descubre la estrecha incidencia que existía entre los factores emocionales y la evolución del cáncer en sus pacientes. A partir de ello comienza a aplicar los conceptos de una terapia antiquísima, abandonada por la medicina ortodoxa en los últimos 300 años y redescubierta, muy tímidamente, en los finales de este siglo XX: la Visualización Terapéutica. A partir de ello comprueba en su línea de investigación, que el stress emocional y la depresión son los factores principales que vulneran el sistema inmunológico, permitiendo el desarrollo de enfermedades tales como el cáncer y el sida.
Por otra parte, confirma la relación existente entre las emociones y el sistema nervioso central, y su impacto en el sistema inmunológico, más concretamente, sobre el Timo.
Simonton descubre que, cuando una emoción inhibe el desarrollo de la función inmunológica del Timo, los trastornos principales que ocurren en esa circunstancia son:
• Acentuado descenso de los linfocitos T y B en la sangre y en los tejidos (bazo, ganglios y tejidos linfoides).
• Disminución en la capacidad de producir anticuerpos ante el ataque de agentes o sustancias no reconocidas como propias.
• Falla permanente en rechazar células extrañas (relacionado con la aparición del cáncer).
Confirma así las investigaciones de los Dres T.A. Holme y R.H. Rahe de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington con referencia a que las emociones fuertes, como por ejemplo las relacionadas con pérdidas que producen sentimientos de aflicción y culpa, experimentadas por la mente consciente, debilitan el sistema inmunológico.
Ahora bien, más allá de las investigaciones de Gasparetto y Simonton, la medicina psicosomática afirma que los pensamientos no sólo influyen en nosotros en forma genérica (sistema nervioso central mediante), sino que a través del sistema Simpático lo hacen en forma específica, generando graves lesiones orgánicas.
Las influencias genéricas originan enfermedades histéricas mientras que las específicas obran en funcionales y psicosomáticas. Pero el tema no es tan sencillo: hay enfermedades histéricas que también son psicosomáticas. Profundizar en esto sería entrar en el campo de la Psicología, lo cual escapa a los fines de esta obra, por lo que continuamos en el del Yoga.
Las enfermedades histéricas llegan a producir disfunciones o lesiones en los órganos, incluso dan lugar a las ideoplasmías: plasman ideas en el organismo. La persona se cree enferma, y por lo tanto, se siente y procede como un enfermo. Por ejemplo: ¿no conocen, acaso, algún estudiante que se “enferma” cuando llega el momento de rendir un examen o final de una materia?
En cambio cuando el pensamiento se focaliza específicamente en un órgano puede causar sobre él dos tipos de dolencias: una funcional (altera su funcionamiento) y otra orgánica (lesionar directamente el órgano).
En el primer caso, la influencia genérica que el pensamiento ejerce sobre un determinado órgano es rápida: puede empeorar o mejorar su función en instantes.
En el segundo, la influencia específica es muy lenta y por ello, si bien le lleva mucho tiempo provocar una lesión, de igual manera le costará revertirla.
II.1– A.D.N: Nuestra Memoria Vital
Para la biología los átomos se organizan en unidades más complejas llamadas moléculas. Los principales tipos que componen un sistema biológico, como lo es el cuerpo humano, son: los hidratos de carbono, los lípidos (grasas), las proteínas, los ácidos nucleicos y el agua.
De todos ellos el agua compone casi las tres cuartas partes de nuestro cuerpo. Esto nos está indicando que el 70 por ciento de las fluctuaciones de energía, que para la física es básicamente nuestra “materia” humana, para la biología es agua. ¿complejo? No tanto si nos atenemos a que aún nos falta incorporar otro ingrediente fundamental: el A.D.N.
Una molécula de A.D.N. es mucho más que las de los hidratos de carbono, oxígeno y nitrógeno que la integran: es una memoria viva encargada de controlar con eficacia los seis billones de reacciones químicas que se producen segundo a segundo en nuestro cuerpo.
Por otra parte, en ese lapso de vida se renuevan millones de células: sólo de neutrófilos (una variedad de glóbulo blanco) son unos 5 millones. Esto nos señala que, cada segundo, millones de moléculas de ADN tienen que dividirse en dos, trasmitiendo sincronizadamente unos tres mil millones de datos de nuestra memoria genética a cada célula nueva que reemplaza a las muertas. La replicación es un proceso extraordinariamente fiel. Pero se sabe que cuando rara vez falla esa sincronización suele aparecer, con el tiempo, enfermedades de diferentes características.
II.2– El Punto de Vista del Autor
No es mi interés pontificar sobre el tema.
Muy por el contrario, creo que las investigaciones citadas hablan por sí mismas de lo complejo que significa arribar a conclusiones valederas respecto de por qué y cómo se producen los procesos de salud/enfermedad (y a la inversa). Más aún, establecer una línea de trabajo que pueda resultar efectiva a todos ellos, desde el campo del Yogaterapéutico.
No obstante, el estudio y la experiencia acumulada en los últimos treinta y cinco años me han permitido elaborar un de sistema de Yogaterapéutico, el que he denominado “Ayurvedic Yoga”.
A él arribé a partir de haber forjado la siguiente hipótesis con referencia a cómo se dan en general – aunque no en el 100% de los casos – y de acuerdo con el Ayurveda, determinados procesos de salud/enfermedad.
a) En primer término, una enfermedad de tipo funcional u orgánica, crónica o degenerativa se inicia como una desarmonía que se produce en nuestra conciencia (plano de nuestra “mente” espiritual) y que se materializa en el nivel subatómico de nuestra estructura básica de existencia (plano físico). Esto sería lo que imposibilita a nuestra energía vital fluir constantemente en algún lugar de nuestro cuerpo. El consiguiente mantenimiento de la desarmonía en el lugar y el tiempo derivaría en la aparición de una determinada dolencia. Veamos una breve descripción de esto último.
Téngase presente que, hoy por hoy, en el campo de la Física Cuántica se