Ética promiscua. Dossie Easton

Ética promiscua - Dossie Easton


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transgénero y genderqueer

      Las personas transgénero se agrupan en diferentes comunidades, y todas tienen mucho que enseñar a quienes se plantean trascender la programación del rol de género. Dossie, en los primeros años de su feminismo, tuvo amistades y amantes transexuales de hombre a mujer que supusieron para ella maravillosos modelos de cómo ser mujer, a menudo realmente ultrafemenina, y aun así tener una actitud asertiva y poderosa.

      Lo que todo el mundo puede aprender de las personas transgénero es que el género es maleable. De las personas que toman hormonas para expresar el género masculino o femenino aprendemos que algunas conductas y estados emocionales pueden tener una relación hormonal. Personas que han vivido partes de su vida en ambos géneros, psicológica y culturalmente, tienen mucho que enseñarnos sobre qué cambia respecto a las hormonas y qué no, y qué características del género se mantienen como algo que se elige voluntariamente sin importar lo que diga el sistema endocrino. Las personas genderqueer y no binarias —quienes deciden vivir sus vidas en algún punto intermedio entre los géneros habituales— están difuminando los límites del género y demostrando cómo puede ser la vida sin un género binario.

      Si piensas que esto no tiene que ver contigo, que no tienes ninguna duda con tu género y que es algo inmutable, por favor ten en cuenta que muchas personas nacen con características de ambos géneros. Dependiendo de la definición que emplees, entre 2 y 17 bebés de cada 1.000 nacen con cromosomas y/o genitales que les sitúan en algún punto entre los extremos del continuo de género. Estos trastornos suelen englobarse en el concepto médico de intersexualidad. Se han fundado asociaciones de ayuda a los afectados con el objetivo de impedir que se practique la cirugía infantil para encasillar a esos bebés en uno u otro sexo, condenándolos así a una retahíla de intervenciones y tratamientos hormonales. Parece ser que la madre (o padre) naturaleza no cree en la existencia de solo dos géneros, opinión esta que comparten las autoras.

      Es más, una gran cantidad de gente cuyos genitales y cromosomas están completamente alineados con las normas biológicas cree firmemente que viviría más feliz y adecuadamente si se presentara con un género diferente del que el hospital le asignó al nacer. Puede que haya personas así entre tus amistades y familiares sin que lo sepas, a no ser que decidan contártelo.

      Las personas transexuales pueden contarnos mucho sobre lo diferente que te trata otra gente si te ven como hombre o como mujer. Forzosamente, las personas transgénero se convierten en expertas en vivir en un mundo muy hostil. Hay que ser una persona con las ideas muy claras para enfrentarse a la rigidez de nuestra cultura sobre «hombres de verdad» y «mujeres de verdad». No hay otra minoría sexual con más probabilidades de sufrir agresiones contra personas lgbt. Fueron en su mayoría personas transgénero —lesbianas butch y drag queens— quienes se rebelaron contra la brutalidad policial en los famosos disturbios de Stonewall de 1969, los cuales dieron origen al movimiento de liberación gay. Las personas transgénero nos pueden enseñar mucho sobre la determinación de ser libre.

      tantra y practicantes de sexo espiritual

      El celibato no es la única práctica sexual de las personas proclives a la espiritualidad. Ejemplos tempranos de comunidades religiosas basadas en la no monogamia son la Iglesia mormona, la comunidad Oneida (véase página 134), las prácticas del maithuna en el yoga tántrico y las prostitutas sagradas de los templos de los primeros adoradores de diosas en el Mediterráneo. El tantra, tal y como lo conocemos hoy en día, es una versión occidentalizada de la práctica tántrica clásica. En él, se emplean la respiración, el contacto visual y el movimiento corporal para alcanzar estados alterados de alta conciencia erótica; se enseña en talleres en la mayoría de las grandes ciudades y en muchos libros y vídeos excelentes. Otras tradiciones espirituales/sexuales clásicas se han actualizado para el consumo occidental en prácticas como el Tao curativo y el Quodoushka. Practicantes del paganismo y Radical Faeries se encuentran en festivales y reuniones para celebrar antiguos ritos sexuales como Beltane, o crear sus propios rituales adaptados a estilos de vida actuales, como la sexualidad abierta de las reuniones Faerie o el erotismo más sutil de las danzas sagradas y los tambores.

      Estas personas practicantes entienden que el sexo está conectado con lo espiritual. Como dijimos en un libro anterior, «cada orgasmo es una experiencia espiritual. Piensa en un momento de perfecta plenitud, de ti mismo en perfecta unidad, de una conciencia expandida que trasciende la separación de cuerpo y mente y que integra todas tus partes en una conciencia extática ... Cuando aportas conciencia espiritual a tus prácticas sexuales, puedes llegar a ser directamente consciente de —conectado a— la divinidad que siempre fluye a través de ti ... Para nosotras, el sexo es siempre una oportunidad para ver a dios».

      kink, cuero y bdsm

      Mucha gente en la antropología cultural considera que la cultura leather actual comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, llevada de vuelta a sus hogares por soldados que volvieron de la guerra con un gusto por el poder y la autoridad ejercida por y para hombres. De todos modos, nosotras observamos que muchas formas de juegos sexuales no convencionales preceden este fenómeno desde hace siglos e incluso milenios: del filósofo griego Aristóteles se sabe que disfrutaba siendo cabalgado como un pony por sus parejas femeninas y las ataduras eróticas son uno de los temas del arte japonés desde el siglo xvii.

      Quienes practican bdsm y kink hoy día tienen un inmenso conocimiento sobre cómo el deseo se puede despertar incluyendo o no los genitales, así como jugar con la apariencia externa de la desigualdad dentro de los límites del consentimiento negociado. El poliamor y las relaciones abiertas son muy habituales en las comunidades de sexualidad no convencional, ya que son escasas las probabilidades de que encuentres una pareja a la que le gusten todas tus fantasías y que puedas aguantar con ella de manera permanente. Tus dos autoras aprendieron muchos de sus valores y conductas sexuales dentro de las comunidades kink, leather y bdsm.

      profesionales del sexo

      A pesar de lo que hayas oído en televisión o la prensa amarilla, quienes trabajan en el sexo no son siempre personas drogadictas desesperadas, mujeres degradadas o depredadoras cazafortunas. Muchas personas —mujeres y hombres— trabajan sanas y felices en la industria del sexo, haciendo un trabajo esencial y positivo curando las heridas que provoca la visión negativa del sexo de nuestra cultura. Son nuestras amistades, amantes, colegas, novelistas, terapeutas y educadores, además de actores, actrices y artistas. Esta gente tiene mucho que enseñarnos sobre establecer límites, comunicación, negociación en el sexo, y maneras de conseguir el desarrollo, la conexión y la satisfacción fuera de la relación monógama tradicional. No imagines que esas conexiones entre profesional del sexo y cliente son necesariamente frías, impersonales o degradantes, o que solo las personas fracasadas frecuentan la prostitución. Muchas de las relaciones cliente/profesional del sexo se convierten en fuentes de una enorme conexión, calidez y cariño para las dos partes, y duran muchos años.

      diversidad cultural

      Cuando examinemos la diversidad sexual, debemos recordar que vivimos en una sociedad multicultural y que cada cultura en el mundo, cada subcultura, cada cultura étnica tiene sus propias maneras de crear las relaciones, de conectar en el sexo y de construir familias. Todas esas vías son válidas y valiosas.

      Uno de los grandes placeres de vivir como un putón es la oportunidad de tener conexiones íntimas con personas cuyas experiencias han sido muy distintas. Cuando lo hagas, te descubrirás tropezando, con algo de vergüenza, con muchas diferencias. Acostumbrarse a las diferencias puede resultar incómodo, pero cada vez que sucede has aprendido algo nuevo sobre cómo las personas se manejan siendo seres humanos, quizá precisamente lo que echabas en falta en tu propia cultura.

      Cabe recordar también que muchas personas, y especialmente aquellas que presentan unas diferencias visibles, se sienten más seguras viviendo en las comunidades en las que se criaron e incurran quizá en riesgos no menores cuando se acercan a entornos sexuales menos diversos. Si convertirse en un putón salido del armario puede escandalizar a tu comunidad de origen, tal vez termines sacrificando la seguridad y aceptación del hogar para unirte a una comunidad en la que la mayoría de gente no se parece a ti.

      Los límites en la comunicación, la conexión y las relaciones varían de


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