Crear. Bernardo Guerrero Jiménez
una ONG vinculada al mundo laboral tanto pesquero como minero. Con ello desarrollamos varias actividades en conjunto. Destacan en su formación Luis Caucoto y Germán Valenzuela.
El año 1987, desde la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), nos llega una carta en la que se nos solicita cambiar el nombre de Ciren. ¿La razón? Existía al interior de esta organización estatal una institución que se llama Centro de Investigación de Recursos Naturales (Ciren), cuya marca estaba registrada. Por lo anterior es que optamos llamarnos Crear, y conservar el nombre de Centro de Investigación de la Realidad del Norte. Esta situación ocurre estando ya en nuestra segunda casa en Vivar 964.
Los congresos de sociología y de antropología
El Ciren contribuyó, desde el Norte Grande, a la creación del colegio de sociólogos. En tal condición se creó, en Iquique, el capítulo regional del colegio. Y como tal, apoyamos la realización del Primer Congreso Chileno de Sociología, que se realizó en Santiago el año 1984. Al revisar las actas de dicho encuentro académico, se puede advertir la presencia de varios sociólogos pertenecientes al Ciren, con ponencias atingentes al Norte Grande de Chile, sobre todo con temas indígenas. Esto fue una doble novedad. Por una parte, la sociología se abre a tratar temas étnicos y, por otro, se amplía el paisaje indígena: ya no son solo los mapuches, sino que también los aymaras (Podestá, Pérez y Guerrero, 1984). Al año siguiente, en 1985, se efectúa el Primer Congreso Chileno de Antropología. Los investigadores del Ciren juegan un rol importante en este evento académico, con varias ponencias sobre el mundo aymara del Norte Grande de Chile. Una de ellas de mi autoría, “El régimen pentecostal en la sociedad aymara del norte de Chile” (1985).
Un nuevo campo de estudio
En un tríptico publicado en Iquique el año 1980, el Ciren se define como:
... una institución de análisis y reflexión científico-social, que tiene por meta desarrollar una visión coherente y crítica de la realidad social del Norte. Postula la descripción y explicitación de esa realidad, de sus estructuras y procesos, ligando permanentemente trabajo teórico con actividades prácticas. El Centro proyecta una línea de acción orientada a los diferentes sectores sociales cuyas condiciones se analizan.
Para agregar:
Las características peculiares del subdesarrollo regional, no han sido estudiadas exhaustivamente y menos aún desde una perspectiva crítica. Estas, demandan la elaboración de explicaciones teóricas y métodos de análisis-acción propios (Ciren, 1980).
En este breve documento, el Ciren se plantea sus objetivos y metodología. El estudio del Norte Grande, a través de sus estructuras y procesos, pero más allá de esta mirada académica, nuestra ONG, postula la necesaria coordinación entre la investigación y la acción. Como veremos más adelante, se inscribe su accionar en lo que en la década de los años 80 del siglo pasado se conocía como investigación- acción. En el mismo documento ya citado, se plantea por qué fundar una institución de este tipo. Y se lee:
Como respuesta a la necesidad de rescatar, sistematizar y coordinar el aporte de investigadores sociales al conocimiento de la realidad del Norte Grande chileno e insertarlos en el contexto nacional (Ciren, 1980).
Años más tarde, estas ideas siguen marcando el rumbo del Ciren. En otro documento se pretende:
Fortalecer un diálogo fructífero cuyo tenor sea el desarrollo de la región, tanto económico como social, que permita fortalecer y apoyar a través de sus investigaciones, la acción de otras organizaciones comunales (urbano y rural) para aquellos sectores marginados de la sociedad, tanto en lo cultural, como en lo económico y educativo.
Desarrollar un estilo de trabajo en base a las principales problemáticas regionales, caracterizadas por la investigación-acción, es decir, un estrecho trabajo de terreno con los grupos marginados, donde estos tengan una participación en el proyecto tanto en la gestión como en el desarrollo y conclusión de este, así como en la evaluación.
La selección de problemas que Ciren estima pertinente analizar y operar en ellos, obedece a un criterio básico: que respondan a la problemática global del subdesarrollo y de la dominación social y cultural que tan notoriamente se observa en la región de Tarapacá (Ciren, 1986: 2).
En el año 1986, nos planteamos del siguiente modo:
Entre sus principales objetivos está en contribuir y participar en la formulación de un modelo de desarrollo regional, el que debe dar cuenta y activar todos los recursos humanos, tecnológicos, energéticos, culturales, socioeconómicos, organizacionales, empresariales y educativos, en función de lograr una complementariedad armónica entre los diferentes recursos regionales y los diferentes actores sociales que conforman el escenario social regional (Lladser, 1986: 92).
Estamos, por lo tanto, frente a una institución que tiene tres particularidades.
La primera es que en plena dictadura militar se plantea con una mirada al Norte Grande desde abajo en la que su preocupación es ética y políticamente explícita, por lo mismo que toma partido por los grupos más dominados. La lucha contra la dictadura es una constante. No hay ciencia neutral.
La segunda que construye un campo de estudio en la que los principios ontológicos, epistemológicos y metodológicos son radicalmente diferentes a los que estaban en boga tanto en la arqueología, la historia, la etnohistoria y la antropología. Hay un diálogo con los sujetos regionales: aymaras, pobladores, entre otros. La producción académica se concatena con la divulgación de estos. El investigador dialoga con aquellos que el positivismo trata como objetos. Esta experiencia está relativamente sistematizada en una publicación que da cuenta de la experiencia de reetnificación llamada Boletín Aymara (Guerrero, 1986). Además de lo anterior, pone en la agenda académica tanto nacional como internacional la situación de los aymaras de esta parte del país. En el plano nacional, en una nación extremadamente centralista, el quehacer del Ciren no dejó de llamar la atención.
Y tercero, crear un espacio institucional en plena dictadura que nos permitió analizar, discutir y comunicar nuestros resultados de investigación. Todo ello en un ambiente de persecuciones, de universidades cerradas y secuestradas por la lógica militar. Todo esto, además, en Iquique, una ciudad fuertemente impactada por la represión dictatorial. El Ciren fue tal vez la única experiencia en Chile de construcción de una institucionalidad no gubernamental fuera de la capital. No en vano se dice en esos años que las ONG eran las universidades extramuros, y el Ciren lo fue, en tanto puso en la agenda regional y nacional temas vedados por el poder, realizó seminarios y publicó resultados de investigación, abrió espacios para la sociabilidad opositora a la dictadura, construyó una biblioteca, incursionó en el periodismo popular, radioteatros, programas de radio, etcétera.
El Ciren/Crear está, además, constantemente reflexionando sobre su quehacer. Prueba de ello son los documentos que va produciendo en los que se expresan sus preocupaciones (Ver bibliografía). En estos documentos se reflejan, visto desde ahora, las preocupaciones políticas acerca de lo que sucede en Chile y en el Norte Grande, pero además se plantea la necesidad de construir para este territorio un modelo de desarrollo en la que la identidad cultural juegue un papel fundamental.
El Ciren/Crear no solo se queda en esos planteamientos, sino que también a través de escuela de verano, talleres y otros eventos socializa ese pensamiento. Llama la atención que, en la actualidad, aún se siguen tocando esos temas. Y se hacen porque no han sido resueltas las interrogantes que nos planteamos en los 80 del siglo pasado. En otras palabras, que la cultura es el motor del desarrollo y que sin identidad no hay desarrollo emancipatorio.
Yerny González, Francisco Pinto, Víctor Guerrero y Dufré Villalobos
Pero también hay una reflexión profunda acerca de nuestras orientaciones epistemológicas y metodológicas. Críticos al positivismo clásico, la opción por la investigación-acción y la educación popular son temas de continuos debates. Y sobre todo críticos a una posición hegemonizante de la educación popular que ignora, por ejemplo, la dimensión