Razón, lenguaje y reconocimiento en América Latina. Oscar Pacheco

Razón, lenguaje y reconocimiento en América Latina - Oscar Pacheco


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el descubierto, ha vagado en medio de lo ente, como uno más. El capitalismo “ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio” (Marx y Engels, 2004:25).

      La emancipación como instancia de encuentro y de reconocimiento, en tanto todo aquello que fue nombrado, declarado desde un parlante opresivo debe ser destinatario de una activa reflexión. La emancipación tiene entonces un lazo insoslayable con la historia. Importa un acontecer histórico en cuya apertura se habilitará la comprensión de aquello que es propio de una cultura y de aquello perdido en la impropiedad a partir de los sucesivos y concomitantes descubrimientos.

      Deseamos poner de relieve que el convulsionado escenario actual se erige como campo fértil para la práctica emancipatoria. El descubrimiento, entendido como lectura unidireccional, imposición de significado, despojo de bienes tangibles e intangibles, es aquello contra lo que la emancipación debe luchar. Para dar esa lucha es preciso un proceso de reconocimiento propio por parte del sujeto sujetado y un reconocimiento del otro, a modo de reencuentro recíproco e igualitario, incluyente.

      La emancipación es analizada por el autor en el contexto latinoamericano actual como un cambio civilizacional. Éste debe implicar la transformación del poder, necesaria si no queremos caer en el abismo; reinventando la civilización a partir de la reinvención del sujeto emancipado. Nos encontramos ante una instancia histórica en que la variante se presenta entre esta transformación o el abismo.

      Nuestro contexto de discusión es de interculturalidad y de postcolonialismo. Ello da lugar a que los procesos de transformación estén signados por la historia en, al menos, dos sentidos. En primer lugar, el postcolonialismo es el reconocimiento de que hay una deuda histórica, el postcolonialismo “es el reconocimiento de que el colonialismo […] no terminó con la independencia” (Santos, 2007:19). Es necesario mirar el pasado, encontrarse con el pasado y ese encuentro no se hará a partir de la palabra sino a partir de políticas: políticas de acción afirmativa y de discriminación positiva. Ello es preciso para resolver la injusticia histórica determinada por el descubrimiento como imposición, por la invisibilización. El reconocimiento de las identidades culturales debe realizarse desde un espacio de diálogo y de igualdad. Partir de esas políticas nos conducirá a un reencuentro con el pasado resucitado que permitirá emancipaciones plurales e interculturales. En segundo lugar, es menester reconocer la historia de las estructuras institucionales desde las cuales se discute y se debate. El Estado y el constitucionalismo actuales son el fruto de la reivindicación de la burguesía, instrumentos de defensa frente al poder feudal y el esquema pre moderno. Así es que tanto el Estado moderno como el constitucionalismo liberal implican la cristalización de mecanismos útiles para conservar beneficios y privilegios obtenidos por la burguesía. Se hallan fundados en una lógica histórica que es preciso reconocer para arribar a un diálogo intercultural que permita la emancipación. No es posible debatir interculturalidad y postcolonialismo, contextos actuales, resistencias actuales, en esquemas que funcionan bajo la uniformidad y la hegemonía. El Estado Moderno y el constitucionalismo liberal operan desde y hacia lo uniforme. Ello resulta incompatible con el reconocimiento, con el redescubrimiento previo a la emancipación.

      Así, las emancipaciones, que pueden presentarse y que, efectivamente, emergen en la práctica, demandan un vínculo con la historia y con los discursos, con la estructura de lo simbólico.

      Referencias bibliográficas

      BORGES, Jorge Luis (2004). La biblioteca, símbolo y figura del universo. Barcelona: Anthropos.

      HEIDEGGER, Martin (1980). Introducción a la metafísica. Nova.

      HEIDEGGER, Martin (2006). La pobreza. Amarrortu.

      HEIDEGGER, Martin (2012). Ser y Tiempo. FCE.

      MARX, Karl y ENGELS Friedrich (2004). Manifiesto del partido comunista. Quito: Libresa.

      NIETZSCHE, Friedrich (2007). Así habló Zaratustra. Valladolid: Maxtor.

      SANTOS, Boaventura de Souza (2007). La reinvención del Estado y el Estado plurinacional. Cochabamba: CENDA-CEJIS-CEDIB. Disponible en http://www.ces.uc.pt/publicacoes/outras/200317/estado_ plurinacional.pdf

      SANTOS, Boaventura de Souza (2009). Pensar el estado y la sociedad: desafíos actuales. Buenos Aires: Waldhuter.

      SANTOS, Boaventura de Souza (2009). Una epistemología del sur: la reinvención del conocimiento y la emancipación social. México: Siglo XXI-CLACSO.

      SARTRE, Jean Paul (2007). Prefacio a Los condenados de la tierra. FCE.

      8- Abogada. [email protected]

      9- Contador Público. [email protected]

      Carlos Emilio Ferreyra Rubia (10)

      Universidad Nacional de Córdoba

      Introducción

      En Identidad y modernidad en América Latina. Consecuencias ético-políticas en el discurso del bicentenario. Una introducción, Gustavo Ortiz explica que, mientras en el medioevo el orden natural, social y político era legitimado sólo teológicamente, en la modernidad, al haber una pérdida de un único fundamento, este orden sólo puede ser validado a partir de una argumentación pública intersubjetiva, la cual requiere de la investigación interdisciplinar como reaseguro metodológico. En este contexto, y si dirigimos nuestra mirada hacia uno de los espacios hermenéuticos que más interpela al pueblo latinoamericano hoy, como lo es la frontera México-Estados Unidos, podemos pensar que la manera más legítima para analizar y repensar los desafíos asociados con la misma es a través de un enfoque interdisciplinar, y más aún si consideramos las operaciones llevadas a cabo en el área durante las últimas dos décadas por el gobierno estadounidense. De hecho, desde el lanzamiento en 1994 de la denominada Operación Guardián en la frontera Tijuana-San Diego, extendida luego a otros cruces fronterizos clave como Ciudad Juárez-El Paso, se estima que más de diez mil latinoamericanos han muerto tratando de cruzar la frontera hacia el norte. Detrás de esta operación de control y vigilancia, la estrategia empleada ha sido la de “prevención mediante disuasión”, a través de la cual se esperaba que, una vez que los sitios estratégicos de la frontera fueran prácticamente bloqueados, los flujos inmigratorios serían canalizados forzosamente hacia las zonas más inhóspitas y peligrosas, como el desierto de Arizona, y el número de inmigrantes irregulares que ingresaran al país disminuiría considerablemente. No fue lo que ocurrió. De hecho, no sólo no existe evidencia de que el uso de esta estrategia no redujo la inmigración ilegal en la frontera, sino que el número de inmigrantes muertos creció de manera desmesurada. (11)

      Cuando agentes federales o estatales son interrogados sobre estas muertes, la respuesta ha tendido a concentrarse en una culpabilidad dirigida hacia los mismos migrantes ya que, después de todo, son ellos quienes deciden arriesgarse a cruzar la frontera. Sin embargo, los movimientos migratorios, y el de los latinoamericanos hacia Estados Unidos no es una excepción, son producto de dimensiones estructurales del proceso de globalización (¿o americanización?) de la cultura y el comercio (12). En otras palabras, el que miles de centroamericanos arriesguen día a día su vida para cruzar la frontera hacia Estados Unidos en búsqueda de mayores oportunidades laborales y de vida es una respuesta a la creación histórica de un planeta dividido, principalmente, entre un Primer Mundo acaudalado, democrático y, el menos en teoría, libre y un Tercer Mundo pobre, corrompido y sumido en la desesperanza. El gobierno estadounidense y los medios de comunicación de ese país, en especial después del 9/11, han construido la imagen de la frontera entre ambos países como una que es problemática y que constantemente amenaza la seguridad nacional del país. Asimismo, han creado la imagen del migrante irregular no sólo como uno que es clandestino, incivilizado y hasta sucio sino como uno que es un extraterrestre. (13)

      Así presentada, la frontera México-Estado Unidos se constituye como un lugar hermenéutico desde el que pensar América Latina y su comunidad. En este trabajo, y en torno a los miles de migrantes latinoamericanos


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