En busca de la unidad del saber / In search of the unity of knowledge. María Lacalle Noriega
contenidos que se impartan. Es una exigencia propia de nuestro modo de entender el reto cultural del momento, que se procure que toda asignatura impartida en la Universidad Francisco de Vitoria haya sido repensada a la luz de una crítica de las antropologías reductivas y de las antropologías filosófica y teológica. La pregunta de fondo de la cuestión antropológica puede expresarse así: ¿qué idea del hombre subyace en lo que enseño: individualista o solidario; materialista o abierto a la trascendencia; genéticamente predeterminado o capaz de libertad? ¿Qué tipo de hombre se construye con estos saberes que estoy transmitiendo?45
El pensamiento jurídico de hoy depende en buena medida de los postulados filosóficos y antropológicos de la modernidad, pues en los siglos XVII y XVIII se establecieron las bases filosóficas del Derecho actual. La concepción del hombre como individuo autónomo, la centralidad de la voluntad en la creación, dotación de contenido y extinción de las relaciones jurídicas, la separación entre público y privado y la identificación del primero con el Estado, la idea de libertad como ausencia de vínculos, el carácter artificial de la sociedad y del Estado, la articulación de los derechos individuales a partir de la noción de conflicto y su previa descontextualización histórica y social, la sustitución del concepto de bien común por el de interés general…, son algunos de los sillares sobre los que descansa el Derecho actual. Forman parte del subconsciente de la cultura jurídica contemporánea, y se basan en una determinada concepción de persona.46 Cuando repensamos el Derecho desde una antropología personalista, nos vemos abocados a romper esquemas y a cuestionar axiomas y principios que han sido asumidos acríticamente por la mayoría de los juristas.
¿Cómo podría enseñarse Derecho Penal sin analizar detalladamente la dignidad humana y los bienes que de ella se derivan y que constituyen el objeto jurídicamente protegido de cada tipo delictivo? ¿Cómo enseñar Derecho Administrativo sin reflexionar sobre el papel del Estado y sobre su relación con la persona? ¿Cómo hacer comprender el Derecho de Familia sin escrutar la naturaleza esencialmente social del ser humano y el significado profundo de las relaciones conyugales y familiares? Y cuando la legislación vigente es injusta por atentar contra los bienes esenciales de la persona, ¿cómo podemos mostrárselo a los alumnos si carecen de un fundamento antropológico claro?
En el ámbito de la Bioética vemos que hay diversas concepciones antropológicas. Por un lado, las tesis funcionalistas y las que ponen el fundamento de la dignidad en la autonomía sostienen que hay una separación entre el cuerpo y la dimensión personal, es decir, que el cuerpo es, en algunos momentos, mero material biológico que no expresa a la persona. Según estas teorías, el ser humano no es siempre persona: comienza a existir como un simple cuerpo biológico que después deviene persona en la medida en que adquiere ciertas capacidades, y que puede perder esa condición de persona en tanto en cuanto pierda esas capacidades. Esta disociación entre vida humana personal y vida humana biológica conduce a una instrumentalización del cuerpo y a una desprotección total de las personas en algunos momentos y circunstancias de sus vidas; de ahí su defensa del aborto y de la eutanasia. Por el contrario, la Bioética personalista concibe la dignidad como una propiedad metafísica poseída por todos los seres humanos, y afirma que la dimensión biológico-corpórea es una manifestación de la persona, independientemente de cuál sea su estado o condición. Así, todo individuo perteneciente a la especie homo sapiens es persona.47 Los profesores de Medicina deberían plantearse, ¿qué concepción de la persona subyace en mi asignatura?
En la titulación de Enfermería, el planteamiento de la pregunta antropológica ha llevado a la profesora de Farmacología Aplicada, Gema Mata, a las siguientes conclusiones:
• Singularidad personal del paciente en la manifestación de la enfermedad y en respuesta al tratamiento. No existen enfermedades, sino personas enfermas.
• El conocimiento de la verdad cientificotécnica del medicamento, ordenado a una posología y administración responsable, que a su vez se ordena a la salud humana.
• El acto de administrar medicamentos es un acto humano.
La pregunta antropológica se hace presente de manera clara en la asignatura Narrativa Audiovisual a través del estudio del personaje. Hay que tener en cuenta que no hay relato sin personas, aun cuando la animación permite que veamos a una mesa hablar con una silla. El atributo hablar (o cualquier otro de naturaleza exclusivamente humana) es lo que les hace humanos mediante una operación retórica de sustitución: la personificación o prosopopeya.
Si el personaje es una simplificación de la persona conforme a un fin, lo que el relato quiere expresar, su sentido, no es menos cierto que propone modelos de conducta, formas de entender el mundo y la vida con las que podemos empatizar, simpatizar o que, simplemente, rechazamos. Los alumnos deben entender que un relato plagado de buenas intenciones éticas puede ser penoso estéticamente hablando si el conjunto de lo que nos da el personaje no viene suficientemente motivado porque no hemos sabido mostrar las claves de ese personaje. El ejercicio de crear un personaje en el papel (y en la puesta en escena) es tan complejo como el de encarnarse en un yo distinto al propio y asumir toda la cadena de errores necesaria para que el recorrido que llamamos relato contenga algún sentido ante el espectador, que se sienta en la butaca ajeno a todo ello a ver «qué le echan».
Toda escuela psicológica y todo enfoque clínico suponen y contienen, de modo implícito, una antropología. Ahí, y no en otro lugar, radica la pluralidad y oposición entre paradigmas psicológicos: en realidad, toda teoría sobre la acción humana, y la psicología lo es de modo eminente, es expresión de algún tipo de antropología. La oposición entre paradigmas psicológicos se debe a las divergencias entre las antropologías que tienen como base. Si se quiere una ciencia no fragmentada, bien fundada, fundamentar un encuentro entre paradigmas psicológicos y dar pleno sentido a las diversas terapias empleadas en psicología clínica, necesitamos acceder a una antropología lo más integral posible.
Por otra parte, a un profesional que sabe mucha ciencia y técnica pero que no se ha posicionado ante sí mismo ni se ha planteado cómo quiere construir su persona, le falta ese algo más que estas preguntas ponen en juego. Su racionalidad es estrecha, su corazón está ausente, y sus relaciones no serán plenas. Le falta algo más.
2.4.2. CUESTIÓN EPISTEMOLÓGICA
Junto con esa antropología, en el fondo de toda asignatura que se imparta en la Universidad Francisco de Vitoria yace una epistemología específica, hecha explícita o no. Esa epistemología condiciona radicalmente todos los contenidos, porque se posiciona ante la cuestión de la verdad y de la posibilidad de conocerla. En consecuencia, debe procurarse que toda asignatura —la definición de su objeto material, su objeto formal y su método— haya sido repensada a la luz de la epistemología realista de la filosofía perenne. La cuestión epistemológica se expresa en una pregunta radical: ¿es plenamente verdad esto que enseño?48
¿Cuál es el límite de mi ciencia y de mi método?
Es de honestidad intelectual y altamente universitario que esta cuestión sea afrontada en la comunidad de profesores y alumnos, en la docencia y la investigación. Aprender a plantear y resolver esta cuestión permanente es una habilidad para toda la vida, un bien para la persona y la sociedad.
En Bioética, por ejemplo, encontramos diversas corrientes también en el plano epistemológico. La Bioética personalista, que parte de una consideración de la persona como unidad dual y de su dignidad inalienable desde el momento de su concepción hasta su muerte natural, considera bueno y verdadero aquello que es bueno para la persona, se adecua a su naturaleza y respeta su dignidad; el contractualismo sitúa el criterio de verdad en el consenso; y el utilitarismo se instala en un pragmatismo epistemológico de acuerdo con el cual se presupone que lo verdadero o lo bueno es básicamente lo útil, lo que funciona o se espera que produzca unos resultados.
La Psicología, como ciencia, utiliza métodos y conocimientos de las ciencias naturales, pero dado que su objeto material de estudio (en sentido epistemológico) es un ser limítrofe —esto es, corporal, psíquico y espiritual—, no basta su abordaje desde la mera ciencia empírica. Los métodos de las ciencias empíricas