Por el espejo. A. A. Salvatierra
la de Chris y mucho menos adornada. Tenía uno o dos cuadros colgando de las paredes y en la pared lateral a las escaleras, había una sucesión de fotos, más que todo de los cuatro hombres que ella había visto en casa de Chris y algunas fotos familiares enmarcadas que se movían en una secuencia repetitiva y con una sonrisa Kate se dio cuenta que era un video, de una pareja con el que ella suponía que era Nicholas cuando era muy pequeño con una sonrisa muy grande, y luego otra pareja, que lo acompañaba mientras el niño (que ya no sonreía tanto) crecía. Al parecer algo les había pasado a los padres del hombre.
Había tres cuartos aparte del de Nicholas, el final de la escalera daba comienzo a un pasillo a su derecha, largo y bien iluminado donde las grandes puertas de madera se intercalaban entre las paredes del pasillo.
El cuarto asignado a Kate Magnus quedaba frente al de Christopher, tenía una cama tamaño matrimonial con dos almohadas, una en cada lado, cubiertas por una manta de lana, suave y cómoda, de color crema con empastados sutiles de flores. Las paredes estaban pintadas de un color arena claro, con un marco de madera de medio metro, que salía desde el piso. Había un closet de roble donde estaba un solo vestido azul pardo, con un corte parecido al que llevaba puesto, algo le decía a Kate que Christopher tenía algo que ver con eso. Al lado de dicho closet, había una puerta que llevaba a un baño; tenía una bañera y un lavabo, con un espejo encima. Todo era de mármol, con terminaciones coloniales. La bañera tenía varios chorros a presión y ocupaba casi la mitad del cuarto. Kate decidió que después de un día como hoy, podía satisfacer uno de sus pequeños placeres; un buen y largo baño. Normalmente, lo ideal sería tener un buen libro, velas y un vino suave. Por desgracia, estando en casa ajena y en otro mundo, era muy difícil.
Después de unos buenos 20 minutos, salió de la bañera, se puso una toalla alrededor de su esbelto cuerpo, dejando que su cabellera se secara con el ambiente. Encontró una especie de bata de tela, blanca, de mangas cortas y con un pequeño corte en V, que dejaba mucho, sino todo, a la imaginación.
El peso de todos los acontecimientos cayó sobre ella apenas su cabeza tocó la almohada y en segundos, estaba dormida. Su último pensamiento consciente fue de John y extrañamente de Carter.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.