Por el espejo. A. A. Salvatierra

Por el espejo - A. A. Salvatierra


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Normalmente a Jonathon le gustaba vestirse con camisas de vestir y vaqueros. Este hombre vestía con un traje tweed de color marrón chocolate y un sombrero partido negro.

      -Ese, querida Miss Magnus, es Joshua Roo, mi padrino -dijo mientras señalaba a la copia de Rook.

      Ella siguió observando la foto, intentando encontrar diferencias entre los dos Rook, sin ninguna suerte. Después empezó a notar otras cosas de la foto, como por ejemplo el fondo. A primera vista parecía Londres del siglo pasado. Estaban en un puente que daba vista al Big Ben y al palacio de Buckingham. Era de noche, una leve capa de neblina cubría hasta la cintura a los hombres que posaban tranquilamente sonriendo a la cámara y que abrazaba suavemente las edificaciones detrás de ellos dando un aire de misterio a la escena.

      -Ok, vamos a decir que te creo, Carter, si John te conocía ¿Por qué no te contactó cuando vino por el espejo o portal o como se llame? -preguntó exasperada.

      -Porque él nunca vino por aquí -respondió, encogiéndose de hombros.

      -¿A qué te refieres? ¿Cómo lo sabes? -inquirió la mujer, entrecerrando los ojos en desconfianza.

      Chris sacó un aparato parecido a una tableta electrónica, un poco más pequeña y delgada, del bolsillo interior de su saco. Tocó varias veces la pantalla y se la mostró a Kate.

      -Esto es el registro del detector de señales de vida. Como puede ver, la única adición en todo el día ha sido usted, Miss Magnus -explicó señalando una lista que ocupaba una columna a la izquierda de la pantalla. Ciertamente solo mostraba el nombre del hombre frente a ella y una señal desconocida, con la hora en que ella había llegado aproximadamente.

      El resto de la pantalla mostraba unos planos, con el fondo azul eléctrico y la estructura, letras y demás anotaciones en blanco, el mismo estándar que ella usaba para sus experimentos. Mostraba una casa, que ella suponía que eran de donde estaban en este momento, pudiendo reconocer un poco el camino por donde había venido en el diagrama. Hasta ahora todo lo que había dicho el hombre parecía ser verdad, pero ella no lo quería aceptar. Por lo menos no todavía.

      -¿Estos datos no pudieron ser alterados? -preguntó, intentando atraparlo en alguna clase de engaño.

      -No. La seguridad de esta casa se conecta directamente a la central del CBI, que es donde trabajo -respondió honestamente.

      -¿CBI?

      -“Continental Bureau of Investigation” -respondió Chris en perfecto inglés -Si mi memoria no me falla, es nuestra versión de su FBI.

      -Oh ¿trabajas en el FBI? ¿haciendo qué?

      -Como le mencioné anteriormente, soy criminólogo. Mi trabajo consiste en crear perfiles de asesinos en serie o criminales que puedan considerarse un peligro para el continente, para ayudar a un equipo especializado a atraparlos con mayor facilidad.

      Kate estaba sorprendida, por decir algo y, si era sincera consigo misma, se sentía un poco intimidada ante este hombre. No es que ella se lo haría saber, nunca.

      -Impresionante e interesante -comentó, tomando un sorbo de té, dejándolo en la mesita, ya se había enfriado de todas maneras-. De acuerdo, supongamos que te creo. ¿Dónde podría estar el profesor?

      -No estoy seguro. Como le dije, nosotros no creamos la red de espejos quantum. Simplemente, aprovechamos la red ya existente -comentó Carter.

      -Y ¿cómo aseguraban que no llegaran a otro espejo u otro universo? -preguntó Kate, frotando rápidamente el dedo pulgar con el índice, un tic nervioso que tenía desde pequeña.

      -Tenemos un control, ese cristal que me mostró, es el de Sir Jonathon. Sin él, no hay manera de asegurar donde te puede enviar el espejo -explicó, señalando al bolsillo del pantalón de Kate.

      -Entiendo -contestó, palmando inconscientemente el bolsillo derecho donde estaba el cristal- ¿No hay manera de saber dónde pudo ser enviado?

      -Me temo que no. No, según mi conocimiento, de todas formas. De acuerdo con las explicaciones que ambos Rooks nos daban a Nicholas y a mi persona. Siendo que usted está aquí, la última dirección marcada fue a este mundo. Por lo tanto, podemos deducir que llegó por algún espejo de aquí.

      -Genial, solo nos queda todo un mundo de posibilidades -respondió sarcásticamente.

      Chris miró el reloj de la tableta que todavía tenía en la mano.

      -No es muy tarde, todavía podemos ir -murmuró más para sí mismo que para su acompañante.

      -Ir ¿a dónde?

      -A casa de Nicholas Marlowe, el otro hombre en la foto. Nos conocemos desde que lo transfirieron al colegio donde asistí, es de confianza. Él siempre prestó más atención que yo en las explicaciones de los Rooks, debe saber dónde están las otras entradas -explicó, colocando las palmas de las manos encima de sus rodillas, como queriendo levantarse.

      -Bueno, vamos -. Ella se levantó, lista para irse cuando notó que Christopher seguía sentado, mirándola pensativamente.

      -Eh, ¿Carter? -le hizo una señal de que se moviese.

      -Antes de irnos, necesita cambiarse, Miss Magnus -dijo señalando con la mirada la vestimenta de ella con intención.

      Ella miró su ropa y después la de Christopher y se sonrojó un poco

      -Cierto, eh, no tendrás un vestido por algún lado ¿no?

      Él negó con la cabeza.

      -Vivo solo, pero estoy seguro de que Fred puede conseguirle algo. Un momento -sin decir más, salió de la habitación. Regresando unos minutos después con un paquete en las manos. Al acercase a Kate, se lo ofreció con una pequeña y rápida inclinación de su cabeza.

      -Su traje, Miss Magnus.

      Después de coger el paquete, que no pesaba casi nada, ella preguntó

      -¿Cómo…? Dijiste que no tenías ropa… -intentó explicar su confusión.

      -Fred la ordenó por internet. Desde que la teletransportación de objetos se hizo legal, comprar en línea es lo más rápido en el mercado.

      -¿Consiguieron la teletransportación? -preguntó sorprendida.

      -Hace unos años, pero usted sabe cómo es el gobierno con esas cosas; tarda siglos en aprobar su uso -dijo despreocupadamente.

      -Por supuesto… -murmuró.

      Él le sonrió en respuesta, antes de darse cuenta que necesitaba un lugar para cambiarse.

      -Oh, cierto, al salir de esta habitación a mano izquierda, entre en la primera puerta a su derecha. Es una de las habitaciones para huéspedes -dijo señalando vagamente a la dirección indicada.

      Ella le agradeció y se dirigió precavidamente a dicha habitación.

      Una vez cambiada, Kate se acercó de nuevo a la sala dónde Chris la estaba esperando. Al verla, Christopher casi deja los ojos en el piso. Por suerte, se pudo recuperar antes de que ella lo notara, mucho.

      Chris compró el vestido, por supuesto, pero no sabía que le serviría como un guante; abrazaba su figura en todos los lugares correctos, el corte era sencillo, de uso diario, y el color resaltaba sus ojos. Simplemente era espectacular.

      -Si me permite decirlo, Miss Magnus, se ve muy bien con la ropa de este mundo.

      -Gracias, Christopher -no pudo evitar el pequeño matiz rojo que acarició sus mejillas, antes de concentrarse otra vez en la misión - ¿Nos vamos?

      Llegaron a la puerta principal y Christopher se detuvo frente a Kate, más cerca de lo socialmente aceptado. Al parecer a Carter le gusta hacer eso, pensó Kate.

      -Recuerde que este no es su mundo. Trate de no parecer muy sorprendida de los avances de este lugar, en especial frente a extraños. Los civiles no saben de la red quantum y es mejor que eso quede así ¿entendió? -cuestionó firmemente, todo rastro de humor desaparecido.


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