Una guía para la enseñanza de historia ambiental. Emily Wakild

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una línea de continuidad. Contar la historia como la ven y basarla en fuentes confiables es tanto un proceso repetitivo como interrogativo. Y el proceso se basa en un pensamiento lento, un cuestionamiento extenso y una profunda deliberación para tomar decisiones y equilibrar las opiniones para formar historias más completas. Cuando nos preguntan qué habilidades enseña la historia, muchos de nosotros podemos responder un pensamiento analítico y una escritura clara. Estos son quizás los productos finales más comercializables, pero llegar a ellos involucra muchos pasos anteriores que deberían enfocarse intencionalmente en nuestros cursos.

      Los capítulos que siguen están organizados en tres secciones. La Parte I, “Enfoques”, proporciona cuatro estrategias para navegar en la historia ambiental: una fruta, una semilla, un hacha y una llama. Comenzamos con la fruta como una pieza central, común y familiar para hacer preguntas y construir conexiones. Al examinar varias formas en que las historias sobre alimentos pueden hacer que la historia ambiental sea relevante como una parte auténtica de la vida diaria, la fruta proporciona a los estudiantes un conducto tangible entre sus cuerpos y el mundo natural. El segundo, la semilla, ofrece ideas para fomentar la complejidad en el contenido y las narraciones, asegurando que su curso haga más que señalar el uso y abuso del entorno al hacer que los estudiantes tomen conciencia de las perspectivas progresistas y declensionistas. El capítulo ofrece sugerencias para aclarar el lenguaje y establecer mesas redondas. Tomando los plazos como un marco estructural, el hacha se adentra en los andamios tradicionales de los cursos pasados y nuevos para hacerle espacio a las perspectivas ambientales. Considerando tanto la periodización como el lugar, analiza el cuestionamiento como una forma de construir un contexto y el cambio climático como un tema para desglosar las narrativas existentes. El cuarto ejemplo utiliza animales, comenzando con la llama, como puntos de entrada a un curso sobre relaciones humanas con la naturaleza. Al explorar temas y técnicas adecuadas para este tema histórico no convencional, el capítulo busca examinar formas de combinar la naturaleza y la cultura prestando atención a otros organismos.

      La Parte II, “Caminos”, puede inspirarle a considerar nuevamente temas pasados. El primer camino, los campos, conduce a un mundo más amplio, es decir, tanto lugares fuera del aula como otros campos, especialmente las disciplinas científicas. Estas excursiones literales y figurativas nos ayudan a articular formas de usar las ciencias y la escritura de ciencia en los cursos de historia. A continuación, en la tierra, consideramos cómo nuestros sentidos de lugar despiertan conexiones profundas que moldean las elecciones de las personas en momentos históricos críticos. En el ejemplo final de esta sección, el poder, examinamos dos de los recursos más ricos utilizados en historia ambiental: la energía y el agua. Cualquiera de los dos temas podría proporcionar un curso interesante por sí solo, pero examinamos su naturaleza e historia entrelazadas como un camino productivo para los estudiantes.

      La Parte III, “Aplicaciones”, se sale de los ejemplos específicos para abordar tres de los problemas más grandes que se ciernen sobre nuestras aulas: diversidad, tecnología y evaluaciones. La desigualdad es un tema en muchos de los ejemplos de este libro, pero en el capítulo 8 examinamos explícitamente la justicia ambiental, es decir, ejemplos de cómo y por qué ciertos grupos, especialmente los pobres, las personas de color y las mujeres, han sufrido de manera desproporcionada la degradación ambiental. Este tema tiene implicaciones tanto metodológicas como temáticas. La justicia ambiental nos permite explorar, a través de vidas individuales, cómo la historia ambiental no solo trata de la naturaleza, sino también de las diferencias de poder entre las comunidades humanas. El aprendizaje basado en proyectos emerge como una forma holística de hacer que los estudiantes aborden la desigualdad, y los ejemplos y actividades demuestran nuestra preocupación por aplicar el contenido a las vidas y las opciones cívicas de los estudiantes. El noveno capítulo, dedicado a las herramientas, considera varias formas de planificar y enseñar con tecnología como un tema de la historia ambiental y una aplicación integrada en nuestros cursos. Y en el capítulo 10, las evaluaciones, discutimos la evaluación como parte del diseño de un curso. Sugerimos que abandonar las evaluaciones y adoptar tareas creativas podría mejorar el aprendizaje de los alumnos.

      Ahora que tiene una idea de nuestra concepción de la historia ambiental y nuestra visión de los métodos históricos, proporcionamos ejemplos de nuestras aulas. Nos esforzamos por llegar a los estudiantes donde estén y acercarlos a la historia ambiental al proporcionar múltiples puntos de entrada. Cada capítulo en esta sección explica un enfoque o un dispositivo específico que también sirve como una metáfora para el trabajo intelectual del diseño del curso: frutas, semillas, un hacha y animales. A lo largo de estos capítulos, sugerimos lugares, personas y productos que puede utilizar para proporcionar evidencia convincente de las relaciones cambiantes de los humanos con la naturaleza y del papel de la naturaleza en la historia. Al exponer nuestras propias elecciones y ubicarlas en el contexto de la creación de un plan de estudios, una tarea o una lección, esperamos liberarlo de la enormidad de la historia ambiental e inspirarlo a explorar su potencial.

      La fruta

       Dentro de sus loncheras para enseñar sobre relevancia y globalización con los alimentos

      “Pero no me gusta la naturaleza en lo absoluto. Los insectos me asustan”, proclamó un estudiante que decidía si tomar o no mi curso de Historia Ambiental de Estados Unidos. Otro dijo: “No me gusta el aire libre”, y un tercero comentó: “Me interesa más la economía y la ciencia”. Para un estudiante que vive en el Desierto de Sonora —ciudad con más de un millón de personas, calurosa y punzante gran parte del año—el sentimiento del primer estudiante no me sorprendió, ni tampoco la idea de que uno tiene que ser un excursionista o un ‘abraza árboles’ para disfrutar la historia ambiental. El que me sorprendió fue el estudiante que creía que la historia ambiental está separada del estudio de la economía y la ciencia. Ese sentimiento me recordó lo poco que saben nuestros estudiantes sobre la importancia de la tierra y sus procesos en el esquema más amplio de las cosas. Explicar y aumentar el interés en el tema es uno de los mayores desafíos para los profesores de historia ambiental.

      Este capítulo presenta una variedad de ideas sobre cómo enseñarles a los estudiantes lo relevante que es para ellos estudiar historia ambiental. También debemos pensar en la relevancia de otra manera: la relevancia que tiene la disciplina para la enseñanza revolucionaria. Bell Hooks ha argumentado que el potencial transformador de la educación es su poder para alentar la toma de decisiones democráticas en el futuro.1 Para lograr ese noble fin, uno debe enseñar las habilidades que los estudiantes necesitan para involucrarse profundamente en los procesos democráticos. Quizás no resulte sorprendente que la pedagogía progresiva nos diga que las habilidades deben estar al centro de lo que enseñamos, incluso más que el contenido, si queremos afectar un futuro para nuestros estudiantes en el que no solo reciban información y la reciten, sino que estén empoderados a pensar críticamente sobre la información, comunicar esos pensamientos y resolver problemas del diario vivir. Este es el segundo lugar donde nosotros, los docentes, debemos entender la relevancia de la historia ambiental. La relevancia de la historia ambiental en la vida cotidiana de los estudiantes da el potencial para facilitar la adquisición esencial de habilidades como la comunicación, la resolución creativa de problemas, el pensamiento crítico y la colaboración. El estudio de la historia ambiental requiere entendimientos y perspectivas multidisciplinarios y, por lo tanto, se aplica a todas las facetas de la vida real. Es esta última verdad la que debe comunicarse de manera atractiva a los estudiantes.

      Una forma de hacer que la historia ambiental sea relevante para nuestros estudiantes es a través de una discusión sobre los alimentos. Nuestros alumnos viven en un mundo que premia la rapidez. Google proporciona respuestas en un nanosegundo. Amazon puede completar un pedido en menos de dos horas desde la compra hasta la entrega. La música y las aplicaciones móviles se descargan en dispositivos a pedido. Además, nuestros alumnos viven en un mundo global, al menos en términos de su exposición


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