Una guía para la enseñanza de historia ambiental. Emily Wakild

Una guía para la enseñanza de historia ambiental - Emily Wakild


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sección de alimentos procesados de un supermercado. (El pasillo de los cereales o el de las bebidas son particularmente buenos para esta tarea). Haga que los estudiantes cuenten cuántos artículos contienen jarabe de maíz alto en fructosa (JMAF) o jarabe de maíz de cualquier tipo. Una vez que tienen esa información, asigno artículos sobre cómo se fabrica el JMAF y la indignación pública sobre su presencia generalizada en los alimentos. ¿Cómo es que esta simple hierba se volvió tan poderosa y omnipresente?, les pregunto.

      La historia comienza hace mucho tiempo atrás. Al mostrar imágenes de teosintes, las variedades autóctonas más cercanas al maíz moderno, las cuales no son muy diferentes a los pastos y contienen lo que sería una mazorca solo un poco más grande que un clip, despierta el interés de los estudiantes por los orígenes de este alimento nutricionalmente sospechoso. Los amerindios manipularon conscientemente estos teosintes hasta que lograron algo parecido al maíz moderno. Esta lenta invención, quizás la primera hazaña de ingeniería genética del mundo ocurrió en algún lugar de las tierras altas del sur de México.9 El maíz es similar a otros cereales de grano (trigo, arroz, cebada, etc.) ya que ofrece más calorías de las que necesita, pero también es diferente en parte debido a que su propagación depende de los humanos, al igual que la banana. Como cualquiera que haya arrancado las hojas de una mazorca fresca lo sabe, los granos están enterrados profundamente dentro de las vainas, lo que significa que la planta no puede diseminar sus semillas. El maíz se cultivó en toda la región, se hibridó en diferentes colores, texturas y variedades de dulzura, y comenzó a extenderse de acuerdo con las preferencias humanas. A lo largo de los siglos, creció por todo América, alimentando a los incas de los Andes y saludando a los peregrinos de Nueva Inglaterra.

      Tras la llegada de los europeos, el maíz también cruzó el Atlántico. Como lo señaló Alfred Crosby, la dependencia del maíz en los humanos, su rápido ciclo de crecimiento y su viabilidad en tierras marginales lo convirtieron en un grano de elección en todo el Viejo Mundo. El trigo devolvía cinco granos por cada grano sembrado, mientras que el maíz generosamente ofrecía veinticinco. Se puede plantar casi todos los años, reduciendo el tiempo de barbecho y mejorando la eficiencia de cultivo. Italia llegó a depender de la polenta, los centroeuropeos de los panes de maíz al horno y la papilla de maíz se convirtió en un elemento básico de los campesinos en toda Francia.10 Los africanos también adoptaron el maíz. De manera contundente, la investigación de James McCann lleva el cultivo a través de África, donde el maíz se convirtió en alimento, forraje y combustible después de ser introducido, probablemente, por un barco esclavo.11 Aquí, el maíz está ligado a historias políticas y económicas específicas, en gran parte desde su transición de cultivos de campo para el ganado a un reemplazo de los cultivos tradicionales y una fuente de sustento humano a finales del siglo XX. McCann señala algunas de las implicaciones sociales y de salud de esta transición al maíz, como el vínculo entre el maíz y una importante epidemia de malaria en las tierras altas de Etiopía, y al hacerlo proporciona información sobre las muchas interpretaciones de la naturaleza transnacional del maíz.

      La presencia generalizada del maíz en el mundo moderno primitivo requiere algunas exploraciones. En las sociedades modernas de hoy, el maíz está a la vista —o al gusto— de todos. Desde las granjas porcinas de Iowa hasta el combustible en nuestros autos y los ingredientes en nuestros refrescos, el maíz fortifica casi todo. En cierto sentido, la mayoría de la comida es comida mexicana.

      ¿Cómo nos ayuda esta biografía parcial del maíz a resaltar los procesos de globalización y relevancia? Al igual que la banana, el estudio del maíz centra las fricciones del encuentro al observar un solo producto y su historia. Como señalan Crosby, Warman y McCann, el maíz estuvo asociado durante mucho tiempo con la pobreza. Fue un combustible que alimentó los estómagos de los pobres, y de esta manera fue parte del cambio en la agricultura que subsidió la industrialización como un proceso que sigue siendo esencial en la producción de alimentos en el siglo XXI. La industrialización alejó a millones de personas de la agricultura, pero estas personas aún necesitaban ser alimentadas. Al aumentar la producción agrícola a través de la introducción de cultivos amerindios, no solo de maíz sino también de papas, los trabajadores industriales podían llenar sus estómagos. Esto dio lugar a una gran transformación en Europa, que incluye, como lo expresa Crosby, “una enorme oleada no solo en las cifras, de 60 millones en 1400 a 390 millones en 1900, sino de crecimiento económico, logros intelectuales y poder material”.12 Esta es una de las formas en que el maíz nos lleva al capitalismo.

      Centrar este proceso implica un equilibrio constante entre contenido y conversación. Dependiendo del curso y los objetivos para la cobertura global o regional, se pueden combinar las lecturas de Warman o Crosby con preguntas sobre las implicaciones sociales de cambiar las dietas. Las discusiones dirigidas funcionan bien aquí, junto con ayudas visuales. Por ejemplo, escriba la palabra maíz en un círculo en el centro del pizarrón con cinco líneas confluyentes; luego pídales a los estudiantes que hablen con su compañero e identifiquen qué actores históricos están conectados al maíz. Esto ayuda a los estudiantes a comenzar a ver las redes y conexiones que son esenciales para comprender los procesos globales en los que comen y viven.

      Después de unos minutos de lluvia de ideas, los estudiantes deben volver a reunirse y escribir las conexiones que hicieron al final de las líneas (campesinos, trabajadores, panaderos, marineros, etc.).

      Luego, los estudiantes pueden identificar cómo se conecta cada grupo y escribir estas respuestas en las líneas (a través del trabajo, consumo, cultura, etc.). La discusión revelará que el maíz destaca las diferencias de poder. A menudo, los enlaces son abstractos y se mueven lentamente, aunque muchos se remontan a los encuentros europeos del siglo XVI con otras partes del mundo y la difusión y distribución de plantas amerindias junto con personas y animales europeos. Las ayudas visuales y los mapas mentales pueden ayudar a alumbrar los procesos al mostrar las formas en que las personas en el mundo de las materias primas se han conectado mediante el intercambio y el uso de estos productos básicos, todos los cuales se producen en la Tierra. Como proceso, el auge del capitalismo implica una reconceptualización de personas, plantas y animales en trabajo, bienes y ganancias.

      Para obtener ayuda, podemos recurrir a la industrialización del cultivo de trigo a mediados y finales del siglo XIX. Sterling Evans escribió un maravilloso libro sobre la mercantilización del trigo y el hilo que puede ser utilizado parcial o completamente en una lección sobre la relevancia de la historia ambiental y su conexión con la globalización. En Bound in Twine, Evans traza las conexiones hemisféricas entre el trigo y el cultivo del henequén (fibra cruda utilizada para hacer hilo para unir el trigo). A mediados del siglo XIX, cuando los agronegocios de EE. UU. comenzaron a mecanizar intensamente su producción de trigo mediante el uso de implementos como la segadora de McCormick, se intensificó el impulso para comerciar el producto a distancias cada vez mayores. Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, la oportunidad de ganar la guerra con trigo empujó a los productores de trigo estadounidenses hacia la diplomacia internacional. El alcance de los suministros de trigo requería una nueva forma de atar el trigo, ya que las ataduras metálicas utilizadas anteriormente ya no se podían ocupar por una variedad de razones. Aquí aparece al henequén, la fibra de agave originaria de Yucatán en México. Los agricultores y el gobierno mexicanos trabajaron juntos para aumentar la producción con el fin de llevar el desarrollo económico a la empobrecida (y que antes se creía que no era cultivable) región. Evans pinta un cuadro de regímenes laborales similares a las plantaciones que eventualmente conectaron a México con los agricultores de las llanuras de Estados Unidos y Canadá. Esta cadena de productos tenía implicaciones para los entornos áridos de Yucatán y los pastizales cortos de las Grandes Llanuras, pero lo más importante es que esta globalización del agave y el trigo tuvo profundas ramificaciones para los humanos que los cultivaron. El aumento de la capitalización e industrialización de la producción de estas materias primas llevó a una explotación ecológica y económica de la tierra y el trabajo que trascendió las barreras nacionales y culturales.13

      Es en el estudio enfocado de una red ecológica como el henequén-trigo que la relevancia y la amplia aplicabilidad del estudio de la historia ambiental pueden llegar a ser más real para sus estudiantes. Allí, en su pan y cereales


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