Tres para Estar Listos. Howard A. Eyrich
para el Matrimonio Cristiano], por Dwight Hervey Small. Usado con el permiso de Fleming H. Revell Co., Old Tappan New Jersey. Además: After you´ve Said I do [Después de decir sí], del mismo autor.
• El Acto Matrimonial, de Tim y Beverly La Haye, Barcelona, CLIE.
• Your First Year of Marriage [Su primer año de matrimonio], de Tom McGinnis, Doubleday and Company, Garden City, New Jersey.
INTRODUCCIÓN
Factores sociológicos importantes para el consejero prematrimonial
La sociedad latinoamericana contemporánea está enfrentando tremendos retos políticos, financieros y sociológicos que claman por soluciones. Precisamente, sobre estas soluciones, dependen tanto la estabilidad de la región como el bienestar de su gente. A pesar de los esfuerzos intensivos a nivel nacional y regional, las respuestas concluyentes aún permanecen evasivas.
De los muchos problemas sociológicos en Latinoamérica, ninguno es de mayor consecuencia que el debilitamiento y la ruptura de las instituciones como el matrimonio y la familia. Por todas las naciones, se pueden ver señales evidentes de la erosión de los valores tradicionales que habían guiado las relaciones en el hogar. No se necesita ser un consejero matrimonial para discernir esta lamentable tendencia. Es suficiente escuchar el «hablar» de la gente (como conversaciones personales, artículos de revistas, etc.) para darnos cuenta de que la disfunción matrimonial y familiar está por todos lados. Lo que hace una generación se veía, primordialmente, como un problema de sociedades más materialistas y menos familiares como la estadounidense, ahora aparece envolviendo Latinoamérica con la misma fuerza. Algunos de los síntomas más evidentes de esta ruptura son:
Divorcio . Aunque el divorcio no es aceptado por la iglesia católica, está definitivamente en alza. De acuerdo con García y Rojas, del prestigioso Colegio de México, la tasa de divorcios en 1996 era (solo por citar unas pocas): Cuba 63,42%; Panamá 15,84% y Venezuela 21,51%.1 En Brasil, el país más grande de la región, «existe una creciente desintegración familiar, pues casi la mitad de todos los matrimonios terminan en divorcios, y aun en aquellos que permanecen juntos, se estima un 70% de infidelidad».2
Unión Libre . El profesor Campbell, de la Universidad del Sur de California, ha escrito que «los estudios sobre el divorcio se complican por la gran cantidad de uniones libres en algunos países y de matrimonios informales en otros, que no aparecen en las estadísticas oficiales. Aunque estas uniones cuentan como una parte grande de los matrimonios, y sus rupturas como una proporción considerable de divorcios, es difícil obtener algo de lo que está sucediendo en términos de tendencias reales».3García y Rojas dicen que, entre las mujeres de 15 a 49 años, la tasa de uniones libres en 1990 fue: Argentina 17,1%, Colombia 45,9%, Guatemala 40,1%, Nicaragua 56,3%, Perú 32,1%, Venezuela 34,8%.4 Estos datos son impresionantes.
Madres solteras . Hay un crecimiento dramático del número de familias que son lideradas por una mujer. En República Dominicana, por ejemplo, «los estudios sugieren que las madres solteras son ahora el 50% de todas las familias, con un porcentaje aún mayor en las zonas urbanas».5 En México, «alrededor de un tercio de las familias mejicanas están lideradas por una mujer sola, y la fragilidad de la familia ha impactado negativamente sobre el bienestar de los hijos».6 Esta tendencia apunta, claramente, al rompimiento de la familia tradicional.
Violencia Doméstica. La violencia doméstica o intrafamiliar ha sido, por largo tiempo, una lacra de la sociedad latinoamericana. Esta debería ser comprendida como «todo acto cometido u omitido que experimenta una persona contra su voluntad (dentro del ambiente familiar) y que cause daño psicológico, emocional y/o sexual, así como en sus pertenencias».7 En su libro, Amparo Medina, profesora de psicología en el Seminario Teológico Bautista de Cali, Colombia, afirma que América Latina es el lugar, más que cualquier otro, en el que una persona puede experimentar violencia y otras formas de maltrato.8Esta preocupante afirmación revela lo lejos que se ha ido la familia de la intención divina para el hogar (calor, amor, apoyo, etc.). Medina sustenta su tesis refiriéndose a varios estudios hechos durante los pasados 20 años. Ejemplos de esto son: Colombia, en donde de 100 mujeres, 41 dicen haber sido víctimas de abuso físico en el año 2000; Chile, en donde en 60 de 100 hogares, se ha indicado experiencias violentas; Uruguay, donde de cada 100 mujeres, 36 dijeron ser objeto de violencia psicológica, 11 de ellas de violencia física y sexual.9Otra fuente, Punto Crítico, un periódico local en Costa Rica, señala que en Latinoamérica más de seis millones de niños y adolescentes sufren de agresiones severas; de estos unos ochenta mil mueren en sus propios hogares.10
Machismo . Es generalmente reconocido que una de las actitudes que más prevalecen en América Latina es el machismo. Es un mito social en el que el hombre tiene autoridad sobre la mujer. La psicóloga Amparo Medina señala que, detrás de este concepto, está el de que la mujer es menos que el hombre, y por ello, es correcto que lo sirva. Medina escribe: «La superioridad del macho, que es la esencia del mito, se manifiesta en la visualización del hombre como alguien duro, autoritario, agresivo, bravo, seguro de sí mismo, seductor e infiel».11 La contraparte obligada de este fenómeno es el mito de la sumisión femenina (servilismo) que se ve en la posición de dependencia social. Las mujeres deben ser sumisas, maternales, obedientes, aceptar cualquier trato y aun pasar por alto las infidelidades.12
Problemas sociológicos: su incidencia sobre los evangélicos
Las décadas recientes han sido testigos de un notable crecimiento de algunas denominaciones protestantes, al punto de convertirse en una fuerza social reconocida. Esta creciente esfera de influencia confiere, inevitablemente, una mayor responsabilidad para la iglesia con el fin de modelar las actitudes cristianas en los campos discutidos antes. ¿Cómo está la iglesia evangélica reaccionando ante un mundo que espera? ¿Hasta qué punto sus miembros están modelando la transformación bíblica en el matrimonio y la familia? Para buscar una respuesta a estas importantes preguntas, se deben mantener en mente dos puntos de vista:
1. Hablando en general, no hay estadísticas acerca de la existencia de problemas sociales particulares entre los evangélicos. Virtualmente, no existen estudios sistemáticos hechos por iglesias individuales o denominaciones. Esto lleva, de manera inevitable, a que la mayoría de las afirmaciones caigan en el campo de lo intuitivo y se limiten a las impresiones derivadas de la experiencia del autor en consejería matrimonial, así como de la interacción con pastores y otros miembros de las iglesias. Otra fuente de información es la literatura cristiana, misma que, ocasionalmente, señala un problema en particular, aunque rara vez se basa en datos específicos como los de encuestas y entrevistas.
2. Es muy riesgoso emitir declaraciones acerca de los evangélicos en un área geográfica tan amplia y diversa como América Latina. Los extranjeros tienden a pensar de esta parte del mundo en términos monolíticos («los latinos son esto o aquello»). Sin embargo, Latinoamérica es una sociedad compleja en términos raciales y sociales con una multiplicidad de subcultura y aun de idiomas. Los mismos problemas que se ven en una zona, inevitablemente varían en intensidad y frecuencia, en otra. Además de esta diversidad, existe la variada naturaleza de la iglesia evangélica. Aunque la palabra evangélico es un término que ayuda a delimitar una significativa parte de la población religiosa latinoamericana, se debe reconocer que las diferencias dentro de esta familia son tan numerosas como los grupos que la componen.
Teniendo en cuenta estas dos aclaraciones, veamos brevemente la incidencia entre los evangélicos de cada uno de los cinco problemas sociológicos que se presentaron en el inicio. Aun sin la ayuda de datos empíricos, ciertas tendencias parecen estar presentes a pesar del corte doctrinal o denominacional.
Violencia Doméstica. Medina señala que, en su trabajo como consejera familiar, halló casos de violencia doméstica aun entre los cristianos.13 Después de dar varios ejemplos de casos de violencia en familias cristianas, así como de líderes de iglesias, ella concluye:
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