Tres para Estar Listos. Howard A. Eyrich

Tres para Estar Listos - Howard A. Eyrich


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la trampa de la disfunción relacional.

      Lastimosamente, tal guía está disponible solo en raras ocasiones, y su ausencia no disminuye la necesidad; por el contrario, las rupturas familiares aumentan su importancia. Este es un hecho que debe impresionar a los líderes evangélicos. Ellos deben comprender que la consejería en el área familiar no puede ser algo optativo, sino parte integral del cuidado de los pastores.

      Consejería prematrimonial

      Una de las formas más importantes en las que la consejería bíblica impulsa la construcción de familias orientadas hacia Dios es la consejería prematrimonial. Por medio de un programa cuidadosamente diseñado, los futuros esposos pueden ser guiados a una relación verdaderamente bíblica. Esto involucra, en primer lugar, la comprensión de lo que la Escritura enseña acerca del matrimonio, incluidos los roles de cada uno, hijos, familiares políticos, finanzas, etc. En segundo lugar, involucra una aplicación práctica, adaptando cada una de estas áreas a las circunstancias particulares y necesidades de la pareja. Tal preparación es esencial porque, en la mayoría de los casos, las personas llegan al matrimonio habiendo sido expuestas a ejemplos de roles mayoritariamente negativos. Como resultado, los ideales de un matrimonio cristiano se convierten en solo teorías. Y dado que la gente tiende a imitar lo que ve, como si fuese la norma, los modelos de roles negativos pueden fácilmente eclipsar la mejor de las intenciones. La consejería prematrimonial ayuda a los individuos a estar atentos y a trabajar en algunos asuntos del pasado o presente que podrían impedir el desarrollo de una relación saludable. Como regla, esto los capacita para eliminar el conflicto matrimonial. Y aun cuando surge un problema, los principios y las prácticas aprendidas en la consejería prematrimonial ayudan a la pareja a solucionarlo adecuadamente.

      El propósito de este libro

      Detrás de este libro, descansa la convicción de que se requiere urgentemente un programa de consejería prematrimonial dentro del contexto evangélico de América Latina. Tal vez no sea necesario un solo esfuerzo para lograr corregir el giro negativo que se refleja en los problemas sociológicos expuestos antes. Un programa de consejería prematrimonial efectivo es estratégico para la futura vitalidad de la iglesia, ya que provee a los pastores y a los líderes laicos calificados las herramientas necesarias para dirigir a las parejas al camino de un matrimonio que glorifique a Dios.

      Este libro se publica con dos objetivos principales en mente: (1) incentivar a los líderes de las iglesias para que tomen conciencia tanto de la urgencia de practicar consejería prematrimonial como de sus beneficios; (2) proveerlos con el conocimiento práctico para que lleven a cabo este aspecto clave del ministerio.

      Este manual, sin duda, será una buena fuente para varias personas en el ministerio. Su enfoque práctico será de particular ayuda para los pastores que se mantienen solos. Un gran porcentaje de ellos son individuos dedicados que trabajan en muchas zonas de América Latina, y que carecen del tiempo y de los recursos necesarios para tomar cursos de consejería. El presente trabajo viene en su ayuda proveyéndolos de un acercamiento paso a paso a la preparación de una pareja antes de su boda. Este es un manual completo que no necesita entrenamiento adicional.

PARTE UNO: PREPARACIÓN PARA LA CONSEJERÍA PREMATRIMONIAL

      

UNA TEOLOGÍA PARA CONSEJERÍA PREMATRIMONIAL

      Todo lo que un cristiano hace debería tener una base teológica. Obviamente, cada práctica pastoral debería ser teológicamente defendible. Quizás muchos pastores han sido lentos en desarrollar un programa de consejería prematrimonial, tal vez porque no consideraban dicha práctica teológicamente sustentable o porque no han pensado en las implicaciones teológicas, aunque eso sea su responsabilidad. El diseño de este capítulo plantea un reto a estas dos posibilidades para la aparente falta de una consejería prematrimonial adecuada.

       La institución divina del matrimonio

      Vivimos en la era de lo desechable y hemos progresado desde tirar simples cosas a la basura, hasta considerar al matrimonio como prescindible. La píldora, la legalización del aborto y la era de las relaciones con significado han invalidado la necesidad del matrimonio, al menos eso es lo que dicen algunos sociólogos respetables. Pero el matrimonio no es desechable para ninguna época o sociedad. Es la responsabilidad del pastor que la gente comprenda la importancia del matrimonio y enfatizar su durabilidad determinada por Dios, tanto en sus prédicas, como a través de otros medios apropiados.

      Nada presta mayores credenciales a la teología de la consejería prematrimonial que el hecho de que el matrimonio es una institución divina, divinamente diseñada. Es una institución divina porque Dios mismo la originó (Gn 2:22-23). Él ofició la primera ceremonia en el jardín del Edén. El establecimiento precede a la caída, y Dios lo afirma a través de su frecuente bendición después de ella. Además, dirigió su perpetuación. El hecho de que la relación de Adán y Eva llegara a ser el patrón para hombres y mujeres de la raza humana está claramente expresado como la voluntad de Dios a través de Moisés en Génesis 2:24. Allí leemos: «Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne». Nota que el hombre deja a su…y se une a su mujer… una sola carne.

      No es solo que Dios estableció el patrón, además prescribió las reglas básicas. En Proverbios 2:17 y en Malaquías 2:14, Dios habla de la relación matrimonial como un pacto. En las Escrituras, un pacto es un acuerdo solemne entre un gobernante y un sujeto. Es impuesto por el primero sobre el segundo con bendiciones y maldiciones involucradas. Es evidente que Dios ve el matrimonio como una relación, los límites que Él mismo ha establecido e impuesto sobre la humanidad. Así que, cuando un hombre toma a una mujer y una mujer toma a un esposo, están comprometiéndose voluntariamente el uno al otro y ponen esta relación de pacto delante de Dios con todos sus derechos, privilegios y responsabilidades.

      Dios ha mostrado sus razones para el matrimonio. El jardín del Edén estaba perfectamente diseñado para Adán (Gn 2:8-15). El tenía absoluto control y dominio sobre toda criatura viviente (vv. 19-20). Tenía una gran responsabilidad para desafiar su intelecto y una autoridad correspondiente a tal reto (vv. 15-16). Además Adán tenía comunión diaria con Dios, una relación no adulterada por el pecado. ¿Qué más podía Adán tener o desear? En Génesis 2:18, Dios da a los lectores de su divina Palabra la respuesta a esta pregunta y, en 2:19-20, nos muestra cómo hizo que Adán fuera consciente de esta necesidad.

      Dos de las razones por las cuales Dios instituyó el matrimonio las podemos encontrar en estos versículos del capítulo 2 del Génesis. En primer lugar, al traer los animales delante de Adán, Dios le hizo conciente de que no existe nadie como el Creador. Dado que crecí en una hacienda aislada, puedo apreciar muy bien esta escena (mas que la mayoría de las personas). Todo el ruido de los animales debió haber causado en Adán un profundo sentimiento de soledad, al darse cuenta de que era único en su especie. Nadie más hablaba su idioma, no podía intercambiar una sonrisa con otra persona a la hora de ver jugar una ardilla o cuando la mamá canguro se presentaba con sus bebés dentro de su bolsa. En pocas palabras, Adán no tenía compañía.

      En segundo lugar, en este mismo pasaje, se sugiere la intimidad sexual como un propósito de Dios dentro del matrimonio. Génesis 2:24 dice que el hombre dejará (cortará relaciones primarias con) sus padres y se unirá (totalmente adherido a) su esposa, y serán una sola carne. «Una sola carne» se refiere a la unión sexual. Podría referirse a más, pero básicamente la idea es de unión sexual. Un estudio detenido de la intimidad sexual en la Biblia establecerá claramente que Dios la delimitó para existir dentro del matrimonio, y para que fuera libre, frecuente y fascinante para los esposos (1 Co 7:15). La palabra conocer, la cual Dios ha usado para describir la relación sexual, detalla maravillosamente su carácter íntimo. No es posible dudar que esta intimidad es una relación moral cuando el escritor de Hebreos declara el matrimonio como honroso y su lecho sin mancilla (Heb 13:4).

      El tercer designio divino para el


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