La clave de la concentración. Fernando F. Saccone
guerreros del embrujo
El estadio desborda de personas. Una multitud ansiosa. Emoción a flor de piel. Público diverso. Gran parte de los aficionados aseguran asistir para ver jugar a su equipo a sabiendas de que en su interior esto es una excusa. Fenómeno deportivo único… público local y visitante unidos bajo una misma expectativa. Para muchos no juega su seleccionado nacional e incluso algunos ni siquiera entienden el rugby, no saben cómo se juega, cómo se anotan puntos, qué es lo que hacen todos empujándose allí… No importa si el partido será entretenido ni quién lo ganará. Tampoco el clima, ni el estado del campo de juego. Saben que al regresar a sus hogares estarán conformes. Tienen la certeza de que, pase lo que pase, el precio de la entrada habrá valido la pena. En realidad, nada importa demasiado a excepción del momento por llegar… Por los altavoces del estadio se anuncia el ingreso de los hombres de negro. Se aproxima el momento esperado… y hasta los himnos parecen carecer de sentido…
23 guerreros que se plantan en el campo sacando pecho…
22 guerreros predispuestos a ser guiados en el ritual por su líder…
Guerreros que se alistan en forma de V preparados para dar comienzo a la ceremonia…
Guerreros que se asientan sobre sus piernas cruzando sus brazos a la altura de sus mentones y hombros mientras miran a su rival fijamente a los ojos…
Guerreros que golpean sus antebrazos con sus palmas en manifestación de poderío…
Guerreros que se reclinan sobre el campo para golpear el terreno con sus puños…
Guerreros que golpean fuertemente sus pechos como si fuesen tambores…
Guerreros que elevan sus brazos al cielo una y otra vez…
Guerreros que palmean sus muslos y dan fuertes y constantes pisotones en el suelo…
Guerreros que exhiben sus manos con acentuadas manifestaciones de temblor…
Guerreros que manifiestan singulares gestos faciales de exacerbación y furia mediante sus ojos y lenguas…
Guerreros que ejecutan movimientos de extensión y contracción de sus músculos…
Guerreros que inhalan y exhalan aire en forma metódica y pronunciada…
Guerreros que interpretan su canto a través de un perfecto lenguaje corporal compuesto por percusión y movimientos rítmicos…
Guerreros que se refieren constantemente a sus ocasionales rivales con gestos y miradas desafiantes…
Guerreros que, luego de ejecutar al unísono la electrizante danza, buscan relajadamente sus lugares en el campo de juego para enfrentar a sus rivales…
Público atónito, hechizado, que repentinamente estalla en gritos y aplausos ensordecedores que quiebran el ejercicio de un silencio cuasi espiritual…
El Haka desafiado
Cualquier simpatizante que haya disfrutado del haka habrá podido observar lo que describe James Kerr en la introducción de su libro Legado:
Los equipos rivales enfrentan el haka de diferentes maneras. Algunos tratan de ignorarlo, otros avanzan hacia él, la mayoría se para hombro con hombro para enfrentarlo. Cualquiera sea la respuesta hacia afuera, por dentro los rivales saben que están frente a más que una selección de quince jugadores individuales. Están frente a una cultura, una identidad, un ethos [forma común de comportamiento que adopta un grupo de individuos que pertenecen a una misma sociedad] un sistema de creencias y una pasión y un propósito colectivo que superan todo lo que hayan enfrentado antes.
Son varios los equipos que a lo largo de la historia han optado por hacerle frente a este baile (sitio Feel the Rugby):
En 1989, en Lansdowne Road, la selección de Irlanda fue avanzando a medida que los hombres de negro hacían el haka, hasta literalmente invadir la zona en la que ellos estaban desarrollando el baile, ubicándose frente a ellos.
En el Mundial de 2003, el seleccionado de Tonga desarrolló su haka nativo, el Sipi Tau, al mismo tiempo que los All Blacks realizaban el Ka Mate.
En la Copa del Mundo de Rugby 2007, el seleccionado local se acercó abrazado plantándose de frente a centímetros de los jugadores de negro cuando se disponían a hacer el haka y los miraron cara a cara durante todo el ritual (algo muy similar a lo que ya había hecho Willie Anderson de Irlanda en 1989).
En 2008 la selección de Gales también desafió el haka en un test match realizado en el Estadio Millennium de Cardiff, quedándose plantados en el campo de juego, desafiando a los All Blacks después que realizaran el haka Ka Mate. La selección neozelandesa respondió al desafío haciendo lo mismo. Sin embargo, después de un minuto y medio, quienes primero se retiraron a ubicarse para el kick-off serían los All Blacks.
Incluso Los Pumas, en la presentación ante los hombres de negro el 30 de septiembre de 2017 en Vélez Sarsfield, optaron por enfrentar la ceremonia imitando la formación en V que suelen realizar los neozelandeses.
Contrarrestar el embrujo
Resulta altamente llamativo cómo los seleccionados rivales parecen perder su tiempo buscando contrarrestar los efectos de amedrentamiento que pareciera ocasionar el haka, como si se tratase de encontrar una pócima mágica o un antídoto para un embrujo, en lugar de preocuparse por comprender las implicancias del mismo y los beneficios psicológicos que este ritual-danza provoca en los hombres de negro, para aprender y procurar obtenerlos. Si bien es claro que el poderío del equipo, sumado a esta vistosa, espectacular e intimidatoria danza ejecutada al unísono ocasiona cierto encantamiento obnubilante que impide interpretarla en mayor profundidad, el efecto que ocasiona está en relación, al menos en parte, con el desconocimiento de todo lo que la misma acarrea, y con un reduccionismo que lleva a catalogarla como cultural sin profundizar demasiado en ella mediante un análisis más exhaustivo. Esto deriva en pretender contrarrestarla sin comprender lo que se está buscando contrarrestar. Parecería ser que esta danza nos enfrenta en un instante a un desconocimiento y una falta de comprensión tan evidentes que ocasionan un temor y una fascinación misteriosamente paralizantes. Coincido con otros autores en que el haka de los All Blacks es una clara estrategia que tiene como objetivo atemorizar al rival tal como lo hacían sus antecesores, pero desde ningún punto de vista lo considero la clave de la cuestión.
Nadie puede dudar de que cuando, antiguamente, primaba el pensamiento mágico, uno de los objetivos del haka era intimidar a otras tribus, sin embargo, nos encontramos en el siglo XXI… No pretendo con esto reducir su importancia catalogándolo de un mero espectáculo prepartido, sino que, muy por el contrario, considero que el haka constituye el ejemplo más cabal de la importancia que la preparación psicológica tiene en la optimización del rendimiento deportivo. Es por este motivo que propongo que a través de la psicología comprendamos los beneficios psicofísicos que provoca este ritual-danza en los hombres de negro, en lugar de situarnos pasivamente en nuestra zona de confort siendo tan solo objetos paralizados por su fascinación.
¿Es en esencia el haka amedrentamiento o el amedrentamiento es el efecto que el haka ocasiona en nosotros? Solemos asociar y confundir los efectos causados por algo con su esencia, cuando en realidad ambas cosas no son necesariamente lo mismo. ¿Es solo amedrentamiento del rival la ventaja psicológica que obtienen de esta danza? ¿O es mucho más que ello?
El Haka y el amedrentamiento
Según el diccionario de la