Tres perspectivas sobre el milenio y el más allá. Darell L. Bock
y la gracia que vendrá con Él (1 Pedro 1:13), es decir, en su manifestación y en su reino (2 Timoteo 4:1; cf. Tito 2:13). Seguramente que daremos cuenta de nuestro trabajo durante esta época. Pero la gloria del reino en su forma profética nunca es algo que alcanzaremos antes de su venida, mas bien es siempre algo que anticipamos llegará cuando Él venga y por lo cual somos animados a servirle en el presente.
(5) Por su insistencia de que el reino entre las dos venidas de Cristo necesariamente progresará y avanzará al nivel de un sistema cristiano y mundial, el posmilenialismo nos debe una explicación de la historia de los últimos dos mil años. Los posmilenialistas del siglo diecinueve (y aun Loraine Boettner en el siglo veinte120) felizmente nos la dieron, teniendo confianza que el progreso del cual hablaban era obvio pues su teología lo requeria. Gentry, sin embargo, no habla del asunto. ¿Es eso aceptable? Él nos dice que el milenio en Apocalipsis es simbólico —no es necesariamente mil años de duración. Luego nos dice que el milenio representa toda la época entre las dos venidas de Cristo, ¡pues así su duración resulta casi (y potencialmente aun más que) dos veces su significado literal! También nos dice que el reino está avanzando gradualmente durante esta época hasta que alcanze condiciones mundiales. Después de casi dos mil años, ¿no deberíamos poder ver este progreso?
Es más, ¿no deberíamos esperar, según la teoría de Gentry, que las partes del mundo donde el cristianismo fue introducido primero manifestaran ya este estado final —sociedades cristianizadas, cuyos habitantes son casi todos cristianos, guiadas por principios cristianos a una experiencia política y social de justicia, paz, y prosperidad? ¿Y no deberíamos esperar que este fenómeno mostrara evidencia de extenderse gradualmente e irreversiblemente al resto del mundo? ¿O está nuestra experiencia más de acuerdo con la expectativa premilenialista de que las condiciones mundiales pueden vacilar y cambiar durante esta época entre las dos venidas de Cristo, y de que siempre tenemos por delante la tarea de evangelización y discipulado dirigida a todas las naciones hasta que el Señor venga, pare la actividad del diablo, y traiga aquellas promesas del reino a su etapa final de cumplimiento?
Ahora considero los textos específicos que Gentry explica en apoyo del posmilenialismo. Como él lo dice, muchas facetas del Salmo 2 aparecen en el Nuevo Testamento con respecto a la resurrección y ascensión de Cristo. Estos son aspectos ya iniciados del reino escatológico, manifestados en el período entre las dos venidas de Cristo. Gentry no explica bien cómo los temas de rebelión y subyugación por la fuerza en este salmo se cumplen en este tiempo. ¿Es la predicación del Evangelio el cumplimiento de desmenuzar a los que rehúsan someterse a Él (Salmo 2:9)? Él debería observar cómo este Salmo se aplica en el Nuevo Testamento a las varias fases de la historia de Jesús: el bautismo (Mateo 3:17), la resurrección y ascensión (como Gentry lo menciona), pero también a la segunda venida. Apocalipsis 19:15 describe al Señor quebrantando a las naciones en su venida y reinando sobre ellas con una vara de hierro. La descripción de Pablo de la segunda venida en 2 Tesalonicenses 1:6-12 refuerza esta imagen. Mateo 25:31- 46 también presenta a Cristo reinando y juzgando a las naciones desde una posición sobre el trono después de su venida. Estos textos muestran el cumplimiento final del lenguaje del Salmo 2 en un reino que sigue a esa segunda venida.
Isaías 2:2-4 no apoya el posmilenialismo de Gentry. No habla del desarrollo gradual de una situación, sino como notó Alexander (citado por Gentry con aprobación), de una situación permanentemente fijada, y permanentemente visible. Además, la descripción es en verdad una de permanencia. En todo este pasaje no dice que estas condiciones son temporales, prontas para ser reemplazadas por algún orden espiritual y eterno. Una interpretación literal y contextual del tema del reino en Isaías muestra que el establecimiento del reino seguirá después de los juicios del Día del Señor, que el reino será presidido por el Mesías, y que se puede describir de dos maneras: mortal e inmortal.
Como otros posmilenialistas, Gentry afirma que las parábolas del reino en Mateo 13 le apoyan. Él llama nuestra atención primordialmente a la parábola de la semilla de mostaza y a la de la levadura en la masa de pan. Estas parábolas contrastan el comienzo del reino, inaugurado por Cristo en su ascensión, y la manifestación final del reino, que muestra la extensión mundial de acuerdo con las promesas proféticas. El aspecto inaugural es la nueva revelación acerca del reino. Dicho reino está siendo colocado de una manera complementaria a la par de lo que fue revelado previamente (ver la parábola del padre de familia). Sin embargo, estas parábolas no hablan acerca del desarrollo gradual del reino. Solamente hablan del contraste entre el comienzo y el fin. Podemos inferir que el comienzo y el fin están conectados orgánicamente, pero con la excepción de la parábola de la cizaña y el trigo (y posiblemente el sembrador), las parábolas no hablan de cómo el proceso se mueve del principio al fin.
Cuando prestamos atención a la parábola del trigo y la cizaña, Gentry se ve forzado a reconocer que la “manifestación historica del reino siempre incluirá una mezcla de los justos y los injustos”. Él trata de minimizar el tamaño de este elemento injusto, debido a que la presencia de este, va en contra de sus expectativas posmileniales. Pero el Señor describe tanto al trigo como la cizaña creciendo juntos hasta la cosecha. Muchas parábolas del Reino advierten sobre el juicio de aquellos que no estén preparados para recibir al Señor en su venida.
La parábola del sembrador también obra en contra de las expectativas de Gentry, porque al contrario de su exposición, no es la semilla sino los terrenos los que representan la gente que oye y responde. La semilla en la parábola representa la Palabra de Dios (13:18-23). La cosecha abundante es el resultado de la Palabra en la vida de una persona, no un número grande de personas que responden a Cristo. Si la parábola de los terrenos representa la recepción de la predicación del Evangelio en esta época, entonces esta muestra que solamente uno de cuatro verdaderamente responde —lo cual no es una buena noticia para el posmilenialista.
Finalmente, tenemos que notar que en la parábola del trigo y de la cizaña, el Señor habla de una transición entre dos fases del reino en su venida. En Mateo 13:41, se recoge la cizaña y se saca de su reino cuando el Señor viene. Después, en 13:43, el trigo brilla en el reino del Padre. La primera fase del reino habla de las condiciones entre las dos venidas —tanto los buenos como los malos estarán presentes. No habrá una nueva fase del reino, ciertamente no una en la cual la actividad del diablo de sembrar cizaña haya cesado, sino hasta que Cristo venga.
Juan 12:31-32 es un texto precioso, en donde el Señor declara que atraerá a todos a sí mismo cuando sea levantado de la tierra. Pero el Señor no dice que antes de su venida los seres humanos y la cultura humana se hará más y más cristiana, eventualmente alcanzando «un tiempo universal de adoración, paz, y prosperidad anhelado por los profetas del Antiguo Testamento».
Mateo 28:18-20 también proclama la autoridad universal del Señor y nos manda a discipular a las naciones. Pero una vez más, el Señor no promete que antes de su venida las naciones serán discipuladas completamente, experimentando el cumplimiento de las promesas del reino.
Gentry tiene razón en dirigirnos al libro de los Hechos para observar como este mandato de discipular fue obedecido. Ciertamente, la predicación del reino se mantiene hasta el final del libro (Hechos 28:16, 31). Curiosamente, Gentry no menciona Hechos 1:6, donde después de una discusión de cuarenta días sobre el reino de Dios (1:3), los discípulos preguntaron a Jesús, «¿Restaurarás el reino a Israel en este tiempo?» La referencia a Israel es importante porque Israel no tiene lugar en el posmilenialismo de Gentry. Sin embargo esta idea de una restauración del reino a la nación de Israel está completamente de acuerdo con las descripciones de los profetas del Antiguo Testamento del reino futuro escatológico (ver Isaías 2). La pregunta está puesta estratégicamente al comienzo de Hechos. La respuesta del Señor tiene que ver con el tiempo de cumplimiento, no con la naturaleza, del reino.
Pedro explica más el tema temporal en Hechos 3. El Señor ascendido permanecerá en el cielo «hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo». Los profetas hablaron de la venida del reino escatológico a la nación de Israel. Ellos hablaron de la restauración del reino a Israel. Jesús cuando ascendió, enseñó que esto se cumplirá después de algún tiempo. Pedro, su apóstol, enseña que esto acontecerá después