Tres perspectivas sobre el milenio y el más allá. Darell L. Bock
los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.» 1Tesalonicenses 1:9-10
« . . . vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.» Tito 2:12-13
«Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan». Hebreos 9:28
«Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor». Santiago 5:7
«Y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;» 1 Pedro 1:13
«¡Cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios,» 2Pedro 3:11-12
El contraste entre la esperanza en el Nuevo Testamento y la esperanza posmilenial parece clara e innegable. Como Cornelis Venema ha observado:
El posmilenialismo altera el enfoque de la esperanza del creyente para el futuro. Mientras el Nuevo Testamento representa la iglesia en esta era presente como una iglesia continuamente participando en los sufrimientos de Cristo y ansiosamente esperando la venida de Cristo al final de la era, el punto de vista posmilenial promueve una perspectiva del futuro que está enfocada en un período anticipado de bendición casi sin estorbo durante el reino milenial... El posmilenialista tiene la vista puesta sobre la edad de oro que está por venir, en lugar de sobre el retorno de Cristo al final de la era.106
El Nuevo Testamento no permite fijar la fecha de la venida de Cristo, ni siquiera en los términos generales que el posmilenialismo requiere. Por definición (vease otra vez la definición de Gentry) el posmilenialismo anticipa «un tiempo en la historia antes de la segunda venida de Cristo» que es «una época extensa» —«en la cual la fe, justicia, paz, y prosperidad prevalecerán en los asuntos de personas y naciones». ¿Cómo es posible que esa esperanza no quite nuestros ojos de la esperanza bendita de la manifestación de Cristo? Compare las dos afirmaciones que siguen respecto a la expectativa del creyente: La primera está escrita por un posmilenialista teonómico; la segunda es la última oración de la Confesión de Fe de Westminster:
Cada día nos acerca a la realización del conocimiento de Dios cubriendo el mundo entero...107 Dios promete [Deuteronomio 7:9] que Él bendecirá a su pueblo por mil generaciones. Por la analogía de la Escritura, esto significa que un número de cuarenta mil años seria lo mínimo. Este mundo tiene decenas de miles, quizás centenas de miles de años de creciente piedad por delante, antes de la segunda venida de Cristo.108
Como Cristo quiere que estemos persuadidos ciertamente que habrá un día de juicio, tanto para prevenir a todos de pecar; como también para la consolación de los piadosos en su adversidad: así quiere que ese día sea desconocido a los hombres, para que desechen toda seguridad carnal, y para que estén velando siempre, porque no saben a qué hora el Señor vendrá; y así estarán siempre preparados para decir Ven Señor Jesús, ven pronto. Amén.109
Hasta ahora me he concentrado en mostrar por qué creo que la visión posmilenial de la naturaleza del reino presente de Cristo y la esperanza del creyente chocan con la revelación del Nuevo Testamento. Aparece pues esta pregunta, ¿sobre qué base formula Gentry su escatología posmilenial? Debido a que son pocas las páginas que me quedan para mi respuesta, mis comentarios solamente pueden indicar la dirección general.
El pastor Gentry comienza con una historia larga de posmilenialismo. Con respecto a esto, sencillamente advierto al lector hacer la investigación necesaria para evaluar por sí mismo las afirmaciones escatológicas de cada teólogo citado y así determinar si ellos son posmilenialistas comprometidos o incipientes, antes de aceptar esa caracterización de su punto de vista. Por ejemplo, el documento citado por Atanasio en el libro escrito por Gentry, He Shall Have Dominion [Él tendrá dominio], consiste enteramente en afirmaciones de Atanasio mostrando que «anticipa gran progreso del Evangelio».110 ¡Basándose en ese criterio, se consideraría a casi todos los teólogos cristianos como posmilenialistas! Otro ejemplo: Gentry incluye a Juan Calvino como un posmilenialista incipiente. Esto seguramente sorprenderá a los eruditos calvinistas, quienes han visto la Segunda Confesión Helvetica (1566) como un eco de la enseñanza de todos los reformadores principales, y de Calvino en especial, en el artículo 11 (cf. Art. 27):111
Además condenamos los sueños judíos que habrá una edad de oro sobre la tierra antes del día de juicio, y que los piadosos, habiendo subyugado a todos sus enemigos impíos, poseerán todos los reinos de la tierra. Porque la verdad evangélica en Mateo 24 y 25 y en Lucas 18 y en las enseñanzas apostólicas en 2 Tesalonicenses 2 y 2 Timoteo 3 y 4, presentan algo bien diferente.
La sección de Gentry, «Fundamentos teológicos de posmilenialismo», no presenta doctrinas distintivas de posmilenialismo. Ciertamente los amilenialistas (y premilenialistas) también afirman el propósito de la creación de Dios, su poder soberano, y su provisión bendita. Así esta sección no contribuye a la defensa de la contención específica y fundamental del posmilenialismo (que Cristo ganará la vasta mayoría a la salvación en esta edad presente). Al final de la sección, Gentry mismo reconoce esto.
En la próxima sección, «El movimiento histórico y redentor del posmilenialismo», Gentry continúa presentando un panorama difuso, citando pasajes bíblicos que hablan del pacto de la creación, el pacto de Abraham, el nuevo pacto, pero que en ningún momento establecen lo específico del punto de vista posmilenial. Por ejemplo, como mencioné antes, los posmilenialistas no son los únicos cristianos que creen que «la obra redentora de Cristo tendrá consecuencias en la historia». El énfasis de Gentry sobre el realismo histórico y temporal de este mundo es un argumento efectivo contra el Platonismo o el Barthismo, pero es irrelevante como argumento en contra del amilenialismo o premilenialismo.
Gentry titula la sección final de su ensayo, «Evidencia exegética que apoya el posmilenialismo». Aun esta sección, sin embargo, Gentry la introduce así: «Permítame ahora analizar algunos pasajes específicos que apoyan e ilustran esta expectativa gloriosa» (letra cursiva añadida). ¡El lector se queda buscando vanamente los pasajes bíblicos específicos que la enseñan o la comprueban! Esta continúa siendo mi objeción fundamental en contra del posmilenialismo: que sencillamente ningún pasaje de las Escrituras lo enseña clara y explícitamente. Siempre sus seguidores lo presentan con inferencias o implicaciones. Gentry puede decir, «a pesar de algunas quejas, el posmilenialismo no es un sistema teológico sin fundamento exegético», pero no lo ha demostrado. Herman Hanko está en lo correcto, creo, cuando concluye que «las pruebas bíblicas del posmilenialismo no existen».112
En esta sección, como en secciones anteriores, Gentry comienza desde el punto de vista del Antiguo Testamento, interpretado según una hermenéutica literalista (aplicado con menos consistencia, sin embargo, que por los dispensacionalistas), y luego trata de leer sus propias conclusiones en el Nuevo Testamento. Esto es un error fundamental, metodológico, y hermenéutico. Por favor, repase la primera sección de mi propio ensayo, donde afirmo que el Nuevo Testamento —la revelación después de la resurrección y después de Pentecostés, dada a la iglesia— tiene que ser nuestra guía autoritativa e infalible en todas las cosas, incluyendo nuestra interpretación del Antiguo Testamento.
Es una cuestión de lo que el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos [los profetas del Antiguo Testamento], quiso declarar y revelar por medio de ellos. Y eso se decide por medio del Nuevo Testamento, que es el complemento, cumplimiento, y por eso la interpretación del Antiguo.113
El Nuevo Testamento ciertamente no justifica leer el Antiguo Testamento en términos del posmilenialismo. En todos los textos escatológicos principales del Nuevo Testamento — textos que describen y predicen detalladamente por medio de la inspiración del Espíritu Santo todo el panorama de la edad entre la primera y la segunda venida de Cristo (por ejemplo Mateo 24; 1 Corintios 15; 2 Pedro 3; y todo el libro de Apocalipsis)— no hay mención de una edad de oro antes de la venida de Cristo.114 Ninguno de los escritores del Nuevo Testamento aplican alguno de los salmos mesiánicos o los pasajes proféticos del Antiguo Testamento