Gente de tango. Carlos Federico Torres

Gente de tango - Carlos Federico Torres


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el 22 de octubre de 1945, le siguieron Ave sin rumbo y La cachetada, grabados por la orquesta de Francisco Canaro el 28 de abril de 1932 y el 13 de noviembre de 1933, respectivamente, el primero en forma instrumental y el segundo cantado por Ernesto Famá.

      De todos modos, la actividad al frente de su conjunto la había mantenido sin interrupciones, y así fue como el 8 de febrero de 1916 debutó en el café La Giralda, de Montevideo, ciudad en la que en ese mismo año estrenó La cumparsita, discutiéndose aún hoy si en esa primera interpretación del tango más famoso a nivel mundial, sólo realizó el primer arreglo del mismo o —como el propio Firpo lo expresara en el año 1956— fue quien completó definitivamente la composición.

      Por sus agrupaciones de esos años, pasaron figuras como Eduardo Arolas, Pedro Maffia, Bachicha Deambroggio, Francisco Canaro, Osvaldo Fresedo y Cayetano Puglisi.

      En la década del treinta, ya sin el concurso de esos músicos, amplió su orquesta, quedando de esa etapa muy bellas grabaciones de fresca sonoridad, muchas veces con la incorporación de flauta y de otros instrumentos muy poco tradicionales hasta entonces en el tango.

      En esa orquesta, cantaron Carlos Varela, Ignacio Murillo, Teófilo Ibáñez y El Príncipe Azul.

      Simultáneamente a la tarea que desarrollaba como director de su orquesta, a partir del 19 de diciembre de 1936, comienza a grabar con su siempre recordado cuarteto, de sonido similar al de la guardia vieja, como el que dirigiera en sus ya por entonces lejanos comienzos.

      Continuó entonces grabando tanto con su orquesta como con este cuarteto hasta 1944, año a partir del cual sólo lo hizo con este último, hasta 1956.

      Sus últimos registros discográficos datan de 1959, año en el que al frente de un conjunto denominado Quinteto de antes, Firpo cerró su extenso ciclo de grabaciones en el sello Odeon. En esta oportunidad, editó para el mencionado sello doce temas, siendo el último de ellos su milonga El repique.

      Su labor discográfica se extendió por lo tanto durante cuarenta y siete años desde aquella primera grabación de su tango Argañaraz en 1912.

      De su extensa labor como compositor, además de los tangos ya mencionados y entre muchos otros, se recuerdan temas tan inspirados como Homero, Vea vea, En la brecha, La chola, Didí, Bravo porteño, De pura cepa, De mi flor y El horizonte.

      A su vez, entre las milongas compuestas por Firpo, rubro en el que su producción fue menos extensa, se destacan Milonga orillera, Milonga del 38, De mi arrabal y Flor de suburbio, todas grabadas con su cuarteto. Numerosa y muy destacada fue en cambio su producción de valses, sobre los que Sebastián Piana ha dicho que «estaban impregnados de un hondo romanticismo, como asimismo de una fuerte expresividad y sentimiento, elementos que permitían a los intérpretes que los ejecutaran desarrollar libremente el fraseo, como asimismo acelerar o retener el ritmo, conforme a las modalidades interpretativas de cada ejecutante».

      Entre ellos, y sólo a título ejemplificativo dado que la lista es muy extensa, recordamos Atardecer campero, Nunca me olvides, Pálida sombra El resplandor, Presentimiento, Entre los cerros, Dulce pasión, Angustias del corazón, Siempre te recuerdo, Noches de frío, Sueño florido, Alma porteña, Para las chicas, Eternamente, Ondas sonoras, Recordando lo pasado, En plena mar, Cielo de arrabal y Reflejos de luna, entre muchísimos títulos más.

      Firpo dejó la actividad en el año 1960, la que fue prolongada por un tiempo por su hijo, nacido en 1935, del mismo nombre y también pianista, quien dirigió un cuarteto con el que grabó algunas de las creaciones de su padre.

      Nueve años después de su retiro, el 14 de junio de 1969, falleció a los 85 años de edad.

      121. Flores, Celedonio Esteban (El Negro Cele)

      Poeta fundamental del tango, había nacido en el centro de la ciudad de Buenos Aires, más precisamente en la calle Talcahuano y Rivadavia, el 3 de agosto de 1896.

      Abandonó sus estudios secundarios en el tercer año, e intentó inmediatamente el estudio del violín y luego el de la pintura, sin obtener mayores avances en ninguno de ellos.

      En 1910, la familia Flores se mudó al barrio de Villa Crespo, traslado que resultó fundamental para Celedonio, quien redescubrió la ciudad que luego describiría en sus poesías, como agudo observador tanto del centro como de los barrios que por entonces constituían el arrabal.

      1914 constituye un hito en la poesía del Negro Cele. Ése fue el año en el que ganó un concurso de poesías organizado por el diario Última Hora. La poesía se titulaba Por la pinta, rebautizado más adelante como Margot, probablemente por el mismo Gardel cuando éste decidió grabarlo a partir de la melodía que sobre los versos del casi adolescente poeta compusiera, según escribe José Gobello, el guitarrista José Ricardo Soria a pedido del Zorzal, quien luego en las grabaciones se adjudicara la composición de la música junto con José Razzano. Señala Gobello al respecto que «los herederos del Negro Ricardo, a través de un juicio, debieron poner las cosas en su justo lugar».

      El éxito de Margot alentó a Flores a seguir escribiendo poesías en una línea similar, surgiendo así Mano a mano, al que siguió, también dentro de la misma tesitura, Audacia.

      Gardel apreció de tal forma la poesía de Flores que luego de grabar Margot y Mano a mano, llevó al disco otras diez obras de Flores: Canchero, Gorriones, Lloró como una mujer, Mala entraña, Viejo smoking, La mariposa, Pan, Te odio, Si se salva el pibe y Por seguidora y por fiel.

      Rosita Quiroga, por su parte, había realizado impecables versiones en su estilo tan particular de Muchacho, La musa mistonga, Viejo coche y el ya mencionado Audacia.

      Salvo Margot, Mano a mano y Audacia, cuyo origen se ubica en la década de los años diez, esta importante producción data de la década veinte. A comienzos de los años treinta, escribió los versos de Mentira, con música de Francisco Pracánico, pronto grabado por la orquesta típica que por entonces condujo Adolfo Carabelli con la voz de Carlos Lafuente.

      Con el mismo compositor, escribió en 1934 la poesía de Corrientes y Esmeralda. La primera de la larga serie grabaciones de este tema fue la de la orquesta de Francisco Lomuto con el cantor Fernando Díaz en ese mismo año. Las glosas de este difundido tango habrían de ser incluidas por su autor en su segundo libro de versos, Cuando pasa el organito, publicado durante el año siguiente, de acuerdo con algunos testimonios, dado que en la primera edición de esta antología se ha omitido consignar la fecha.

      Otros títulos posteriores a la de década del veinte son Milonga fina, grabado por Jorge Vidal en su etapa de solista, Cuando me entrés a fallar, Biaba y Quién hizo el tango, que lleva también música de Francisco Pracánico.

      Este último tema, pese a su muy buena factura, no ha tenido otra grabación que la que efectuó Carmen Duval acompañada por la orquesta dirigida por Héctor María Artola en el mes de octubre de 1946.

      Es insoslayable también la mención de El bulín de la calle Ayacucho, con música de los hermanos José y Luis Servideo, éxito de Francisco Fiorentino quien lo grabó cuando era cantor de Aníbal Troilo en junio de 1941, siendo también excelente la grabación que del tema hiciera Héctor Varela con la voz de Rodolfo Lesica en julio de 1951.

      Con un enfoque particularmente distinto, destacamos también a dos de sus poesías tangueras, en las que se recrea una cruda descripción de la realidad social de la época en ellas contextualizada. Nos referimos a Sentencia y a Pan, con música de Pedro Maffia y de Eduardo Chon Pereyra, respectivamente.

      Del primero existen varias grabaciones, una instrumental, de Julio De Caro y su sexteto en la década del veinte, y otras posteriores como la de la orquesta de Alfredo De Ángelis con Carlos Dante, realizada el 20 de agosto de 1947, menos de un mes después de la muerte de Flores, y la de Osvaldo Pugliese, con la voz del cantor santafesino Ricardo Medina, en uno de los dos únicos registros discográficos de este vocalista con la orquesta del Troesma, concretados ambos el 24 de julio de 1959.

      Pan cuenta a su vez con una notable grabación del Polaco Goyeneche con la orquesta de Horacio Salgán en el año 1953, y con otra no menos


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