Canon sin fronteras. Группа авторов

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University of Georgia Press.

      Suárez Díez, José Mª. (2010). “La cosmología medieval como modelo/rito narrativo en la novela de Ana Mª Matute Olvidado rey Gudú”. Kleos: estemporaneo di studi e testi sulla fortuna dell’antico, 19, 503-514.

      Suvin, Darko. (1978). Metamorphoses of Science Fiction: On the Poetics and History of a Literary Genre. New Haven: Yale University Press.

      Tolkien, J.R.R. (1983). “On Fairy-Stories” en C. Tolkien (ed.), The Monsters and the Critics and Other Essays (109-161). Londres: George Allen and Unwin. 1939.

      _____. (1993). Cartas de J. R. R. Tolkien. (Rubén Masera, trad.) Barcelona: Minotauro.

      _____. (2000). The Letters of J. R. R. Tolkien. H. Carpenter (Ed.). Nueva York: Houghton Mifflin.

      _____. (2009). “Sobre los cuentos de hadas” (Ana Quijada Vargas y Eduardo Segura, trads.) en Cuentos desde el reino peligroso (273-336). Barcelona: Minotauro.

      Wolfe, Gary. (2011). “The Encounter with Fantasy” en Evaporating Genres: Essays on Fantastic Literature (68-82). Middletown: Wesleyan University Press.

      Notas de De lágrimas y olvido: las texturas emocionales de la fantasía en Olvidado rey Gudú de Ana María Matute

      1. Este trabajo también es resultado del proyecto “Teoría de las emociones y el género en la cultura popular del siglo XXI” (FEM2014-57076-P).

      2. Los ejemplos que proporcionarían un barrido por la historia de la teoría literaria en busca de los afectos serían numerosísimos: pensemos, por caso, en las poéticas clasicistas que añaden al prodesse aut delectare horaciano un muy revelador movere que justamente apela a la capacidad para conmover al lector y llevarlo a la práctica de un determinado comportamiento —punto en el que empieza a verse la conexión entre afecto y política—; o recordemos la relevancia de lo emocional, lo sensible, etc. en las poéticas románticas y en conceptos centrales como lo sublime.

      3. Aunque se ha discutido profusamente la distinción entre afecto y emoción, voy a utilizarlos de manera casi indistinta a lo largo de este texto: a pesar de las discrepancias, a grandes rasgos, se entiende que el afecto se sitúa en un plano inconsciente, incontrolable, tiene que ver con una reacción corporal que no podemos controlar, mientras que la emoción es discursiva, es cultural, etc. En la medida en que entiendo que el afecto se codifica inevitablemente como una emoción voy a moverme en este continuum de términos borrando un poco sus límites. Un esclarecedor estado de la cuestión sobre el debate terminológico puede encontrarse en Delgado, Fernández y Labanyi (2016).

      4. “the belief in the fantastic world”.

      5. “the sudden happy turn in a story which pierces you with a joy that brings tears” (2000: 100).

      6. “a catch of the breath, a beat and lifting of the heart, near to (or indeed accompanied by) tears” (Tolkien, 1983: 154).

      7. “intensities that pass body to body”.

      8. La idea de que la ciencia ficción se sustenta exclusivamente en lo cognitivo ha sido, de todos modos, cuestionada recientemente. En ese aspecto, es Miéville (2009) quien aborda la cuestión con mayor claridad.

      9. “in an irrational, theoretically illegitimate way”.

      10. “fairy tale […] quest romance, i.e., the chivalric novel”.

      11. También en esa línea, de manera sorprendente, Sanz Villanueva (2000) incluye a Olvidado rey Gudú dentro del fenómeno del auge de la novela histórica en la narrativa española reciente.

      12. “no one has yet shown how the novel pertains to the mode of fantasy or how it fits as a second book in Matute’s fantasy trilogy”.

      13. Cabe señalar, además de esta tibieza a la hora de definir como fantasía esta trilogía, que en general se ha prestado mucha mayor atención crítica a la producción realista de Ana María Matute; no es éste un fenómeno casual, pues como explica Martín (2017: 212), la tradición filológica española ha tendido a centrarse en los códigos realistas, desplazando lo especulativo a un gueto cultural que sigue viéndose como un ámbito trivial y poco serio. Aunque las consideraciones de Martín se refieren a la ciencia ficción, son perfectamente válidas y extensibles a la fantasía.

      14. El Premio Gigamesh (1984-2000), junto al Ignotus, fue de los galardones más prestigiosos dentro del ámbito de la ciencia ficción y la fantasía en España. Curiosamente, mientras la novela ganó el Gigamesh (que galardonó en otras ediciones a autores como Jack Vance, Terry Pratchett, Ursula Le Guin, etc.) ni siquiera fue nominada al Ignotus. Como señala Santiago en el prólogo de la antología Los premios Ignotus 1991-2000 (2014), la ausencia de Matute (y de otros autores y autoras españoles destacados en este tipo de género como Pilar Pedraza, Cristina Fernández Cubas, José María Merino, etc.) debe entenderse como un efecto colateral del peso del fandom: “En la década de los 90 […] el cuerpo electoral de los Ignotus era el núcleo duro del fandom que, como es bien sabido, apenas lee género fantástico fuera de las colecciones especializadas” (s.p). Se produce, por tanto, una doble invisibilidad con este tipo de autores y obras.

      15. “self-reliance”.

      16. “is inexorably linked to warfare”.

      17. “individual heroic quest within a collective context, a quest marked by prodigious feats, both of arms and of cunning”.

      18. “a quest, a conquest, a test involving conflict”.

      19. “establishment and validation of manhood”.

      20. Como es bien sabido, Campbell en su famoso El héroe de las mil caras (The Hero with a Thousand Faces, 1949) plantea como patrón básico de muchos relatos épicos el llamado viaje del héroe, una estructura mítica con etapas y roles pautados que se repetiría constantemente. Campbell conecta esa narrativa con los ritos de paso, con el propio proceso de convertirse en un individuo pleno, de ahí la fascinación por este esquema y su constante reformulación en distintos relatos.

      21.“Aranmanoth shares with La torre and Gudú their overwhelming preoccupation with good and evil, justice and injustice, now noticeably more abstract, questioning societal morality and ethics rather than examining specific social inequities. And while Gudú contains more elements of the fairy tale (including not only the dragon, but varied fairies, a queen who dabbles in magic, magical rides through the air and under the earth, plus a procession seen by many that nevertheless does not exist, to mention only the most memorable)—it is no fairy tale. Gudú indicts the feudal system, implicating any power which


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