Repensando la catequesis. José María Siciliani Barraza
href="#udd2d082d-a4cd-57e4-af37-9f07e0d859f0">Una mirada a la diversidad religiosa desde la teología narrativa
Una lectura de la intriga moderna desde la teología narrativa
La formulación decidida de la Revelación como historia
La dimensión práxica del relato y el diálogo con la secularización
La catequesis1 ocupa un lugar central en la comunidad cristiana: porque, como lo indica la etimología del verbo katekheo2, la comunidad es el lugar privilegiado donde “resuena” la Palabra de Dios como enseñanza oral de los elementos fundamentales del cristianismo para los que aspiran iniciarse en la fe o para los que quieren profundizar su opción por Cristo3. Por eso de la catequesis depende en cierta medida la calidad o el talante de los cristianos aceptados por la comunidad creyente en su seno, ya sea como neófitos o principiantes o como miembros avanzados que ahondan su decisión de andar por la vía de Jesús, la vía de la vida4. Sin temor a equivocarnos podríamos decir entonces lo siguiente, parafraseando el dicho popular: de tal catequesis en la comunidad creyente tal el talante de sus integrantes5. Y de entrada cabe señalar que si la catequesis resuena al interior de la comunidad y conduce a ella, no bastará, por muy importante que sea, la utilización de medios pedagógicos más o menos atractivos. Se necesitará, además, como parte esencial de la catequesis, abrir a la comunidad cristiana, propiciando los medios para hacer participar activamente en ella. De ahí se deduce que el binomio doctrina-métodos no es completamente adecuado para re-pensar la catequesis hoy.
La importancia de la catequesis se redobla en el mundo contemporáneo. ¿Por qué? Para responder a esta pregunta es útil dar un rodeo en forma de interrogación. El sínodo de los Obispos en Roma, con motivo de los 25 años del Concilio Vaticano II, formuló el deseo de un catecismo o resumen de toda la doctrina católica que estuviera adaptado a la vida actual de los cristianos. Y también pidió que dicho catecismo estuviera impregnado de Biblia y de liturgia. Y realmente esos dos rasgos caracterizan al Catecismo de la Iglesia Católica de 1992, aprobado por Juan Pablo II.
Sin embargo cabe la pregunta siguiente: ¿Puede un catecismo de la Iglesia ser adaptado al mundo actual por el solo hecho de arraigarse en la Biblia y en la liturgia? ¿Acaso la Biblia y la liturgia constituyen hoy fuentes de autoridad en la postmodernidad? ¿Los textos bíblicos no conocen hoy por hoy un cuestionamiento, al menos en el ambiente popular, debido a la proliferación de grupos cristianos que los interpretan de forma diferente y novedosa? ¿Acaso no existe hoy todo un imaginario según el cual la Iglesia habría ocultado el mensaje real de los evangelios y habría manipulado los textos?6.
Y con respecto a la liturgia ¿no habría que reconocer con realismo y serenidad que la reforma litúrgica conciliar promovida por el Concilio Vaticano II aún tiene mucho que dar? ¿Acaso no hay hoy en la liturgia un formalismo quisquilloso que impediría la verdadera reforma litúrgica? ¿Qué significa la tentativa de volver a celebrar en latín y de espaldas a la comunidad, como se hacía antes del Concilio Vaticano II? ¿No es un signo de cierta crisis litúrgica el gusto por cultos evangelistas y pentecostalistas mucho más emotivos, más participativos y adaptados a las necesidades de la gente que la celebración de la misa? ¿No interrogan a la Iglesia muchos sectores en su interior y fuera de ella, al preguntarle por el papel dado a la mujer en la celebración católica? Por lo menos como preguntas, estas notas merecen ser presentadas para captar la complejidad en la que se sitúa la catequesis en el mundo de hoy.
En ese contexto complejo y problemático se quiere situar el presente texto, resultado de investigaciones que adelantan algunos docentes del Programa de Licenciatura en Educación Religiosa de la Universidad de La Salle de Bogotá. El libro responde modestamente al voto del Papa Juan Pablo II en Catechesis Tradendae: “En este final del siglo XX, Dios y los acontecimientos, que son otras tantas llamadas de su parte, invitan a la Iglesia a renovar su confianza en la acción catequética como en una tarea absolutamente primordial de su misión. Es invitada a consagrar a la catequesis sus mejores recursos en hombres y en energías, sin ahorrar esfuerzos, fatigas y medios materiales, para organizarla mejor y formar personal capacitado. En ello no hay un mero cálculo humano, sino una actitud de fe. Y una actitud de fe se dirige siempre a la fidelidad a Dios, que nunca deja de responder”. (CT 15).
Los docentes que aquí escriben han emprendido diversas acciones y actividades para posicionar la catequesis, en el ámbito universitario y eclesial colombiano, como un campo necesitado de nuevas investigaciones y de nuevos planteamientos tendientes a re-significarla como práctica eclesial. Parte de esta intencionalidad es la búsqueda y promoción de una mentalidad catequética que posibilite articular experiencia de fe, encuentro y transformación de la realidad, diálogo de saberes, interdisciplinariedad, participación eclesial y formación de creyentes. En este sentido la investigación, así como la realización de congresos, conversatorios y visitas de intercambio de experiencias, junto con una apuesta curricular en el plan de estudios del Programa de Licenciatura en Educación Religiosa Escolar, son testimonio de este esfuerzo y de esa tarea.
Ahora bien, en desarrollo de la investigación que tiene por título “Interpretación de experiencias que influyen en el itinerario de creencias de jóvenes estudiantes de undécimo grado de los colegios de La Salle de Bogotá y que conducen a una toma de posición frente a lo religioso en el contexto de la educación religiosa escolar”7, el equipo de docentes del Programa ha venido construyendo algunos planteamientos y reflexiones, algunos de los cuales se presentan aquí en forma de producción concreta. Son cinco textos elaborados desde la experticia de cada miembro del equipo, y en diálogo interdisciplinar. Estas reflexiones son las que se ponen en sus manos, apreciado lector o lectora, para que haga parte de este caminar que quiere recobrar el puesto prioritario de la Catequesis en la Evangelización, y que aquí se ha llamado “repensar la catequesis”.
Los siguientes artículos tienen varias orientaciones. Una de carácter histórico, que honra la postura según la cual la renovación catequética no podrá hacerse prescindiendo de la larga y rica historia de la evangelización, dentro de la cual se inserta la misma catequesis. Sin ese conocimiento indispensable se pierde cierto sentido de la Tradición, cierto sentido de pertenencia y capacidad de diálogo entre el presente y el pasado. Y un encerramiento en el presente sería presunción e incapacidad de aceptación de la alteridad, mal síntoma para todo proyecto que se diga cristiano. Otra orientación es más teológica, en cuanto sitúa al lector en el corazón del problema esencial del cristianismo: la unión de lo humano con lo divino. Las propuestas que intentan pensar esa articulación como un proceso de correlación podrían iluminar fecundamente la acción catequética.
Una tercera orientación nos aporta una mirada desde la catequesis en