La paz: perspectivas antiguas sobre un tema actual. Gemma Bernado Ferrer
πατρὸς Διὸς αἰγιόχοιο.
ἀλλὰ σὺ μὲν νῦν στῆθι καὶ ἄμπνυε, τόνδε δ’ ἐγώ τοι
οἰχομένη πεπιθήσω ἐναντίβιον μαχέσασθαι.
Ahora,5 por cierto, tengo la esperanza, afamado Aquiles, querido a Zeus, de que nosotros les llevaremos magna gloria a los aqueos junto a las naves, una vez que a Héctor los dos matemos, aunque, para la batalla, incesante él sea.
Ahora ya no le es posible haber escapado de nosotros, ni si mucho padeciera el protector Apolo, tras haber ido rodando en súplica al padre Zeus, portador de la égida.
En cambio, tú ahora detente y toma aire de nuevo, y yo a este, en marcha, habré persuadido de que frente a frente contra ti luche.
En palabras de Atenea, el poeta usa tres veces el adverbio νῦν, seguido cada uno por tres verbos; el primero, ἔολπα, un perfecto con valor de presente; el segundo, ἔστι, en presente; finalmente, los verbos στῆθι y ἄμπνυε, imperativos presentes. La diosa ya conoce el resultado de la contienda. Por esa razón, empuja a que de inmediato Aquiles venza a Héctor sin que medien palabras. Su propósito es que el Pelida con su obra dé cuenta del príncipe troyano; de la persuasión, ella se encargará: yo habré persuadido a este.
La diosa ojizarca repite intervención en 239 a 246, esta vez transformada en Deífobo, hermano de Héctor, con el fin de convencerlo para que se detenga y luche contra Aquiles.
ἠθεῖ’ ἦ μὲν πολλὰ πατὴρ καὶ πότνια μήτηρ
λίσσονθ’ ἑξείης γουνούμενοι, ἀμφὶ δ’ ἑταῖροι,
αὖθι μένειν· τοῖον γὰρ ὑποτρομέουσιν ἅπαντες·
ἀλλ’ ἐμὸς ἔνδοθι θυμὸς ἐτείρετο πένθεϊ λυγρῷ.
νῦν δ’ ἰθὺς μεμαῶτε μαχώμεθα, μὴ δέ τι δούρων
ἔστω φειδωλή, ἵνα εἴδομεν εἴ κεν Ἀχιλλεὺς
νῶϊ κατακτείνας ἔναρα βροτόεντα φέρηται
νῆας ἔπι γλαφυράς, ἦ κεν σῷ δουρὶ δαμήῃ.
Querido, por cierto, mucho el padre y la augusta madre ruegan sucesivamente de rodillas, y a ambos lados los compañeros, que aquí mismo te detengas. Pues de tal modo tiemblan en frente todos.
Sin embargo, mi ánimo desde adentro se oprime por la pena ruin.
Ahora mismo enardecidos ambos luchemos y que no haya de lanzas escasez, para que sepamos si es que Aquiles a nosotros dos matándonos las armas ensangrentadas se lleva hacia a las naves cóncavas, o si por tu lanza es doblegado.
Una vez más, recurre al adverbio νῦν, esta vez seguido de otro, ἰθύς, que intensifica la inmediatez con que se debe realizar la acción. Las palabras usadas son pocas, pero contundentes. El verbo que acompaña al adverbio es μαχώμεθα, subjuntivo exhortativo, modo que hábilmente usa Atenea para hacerse partícipe en la batalla. Más que con las palabras, la persuasión se lleva a cabo mediante la transfiguración. Engañado por la apariencia y la elocuencia, Héctor termina convencido de luchar con Aquiles.
El tono de las intervenciones del héroe griego es semejante al de Atenea. Tras la propuesta de Héctor para respetar el cuerpo del vencido (Il. 22.256-259), cualquiera que este fuera, Aquiles en su respuesta, más que mostrar desacuerdo, evidencia total desprecio por cualquier tipo de honra a la memoria del cadáver (Il. 22.260-274).
Τὸν δ’ ἄρ’ ὑπόδρα ἰδὼν προσέφη πόδας ὠκὺς Ἀχιλλεύς·
Ἕκτορ μή μοι ἄλαστε συνημοσύνας ἀγόρευε·
ὡς οὐκ ἔστι λέουσι καὶ ἀνδράσιν ὅρκια πιστά,
οὐδὲ λύκοι τε καὶ ἄρνες ὁμόφρονα θυμὸν ἔχουσιν,
ἀλλὰ κακὰ φρονέουσι διαμπερὲς ἀλλήλοισιν,
ὣς οὐκ ἔστ’ ἐμὲ καὶ σὲ φιλήμεναι, οὐδέ τι νῶϊν
ὅρκια ἔσσονται, πρίν γ’ ἢ ἕτερόν γε πεσόντα
αἵματος ἆσαι Ἄρηα ταλαύρινον πολεμιστήν.
παντοίης ἀρετῆς μιμνήσκεο· νῦν σε μάλα χρὴ
αἰχμητήν τ’ ἔμεναι καὶ θαρσαλέον πολεμιστήν.
οὔ τοι ἔτ’ ἔσθ’ ὑπάλυξις, ἄφαρ δέ σε Παλλὰς Ἀθήνη
ἔγχει ἐμῷ δαμάᾳ· νῦν δ’ ἀθρόα πάντ’ ἀποτίσεις
κήδε’ ἐμῶν ἑτάρων οὓς ἔκτανες ἔγχεϊ θύων.
A este con severidad mirando se dirigió el de los pies ligeros Aquiles:
“Héctor, inolvidable a mí, maldito, ¡convenios no pregones!
Así como no existen para leones ni para varones juramentos confiables,
y ni lobos, como tampoco corderos un concorde ánimo tienen,
sino que lo peor piensan siempre el uno del otro,
así mismo no me es posible, tampoco a ti, que seamos amigos; ni para nosotros
juramentos habrá, hasta que uno de los dos, abatido,
sacie con su sangre a Ares, invencible guerrero.
Toda clase de virtud ten en mente: ahora a ti mucho te es necesario
que muy beligerante seas y confiado guerrero.
Ya para ti no hay más escapatoria, y de inmediato a ti Palas Atenea
con la lanza mía te doblegará. Ahora completamente todos pagarás
los funerales de mis compañeros que asesinaste con tu lanza enardecido”.
Su discurso comienza con un imperativo presente: μὴ […] ἀγόρευε; continúa con una comparación, habitual en la estructura homérica, entre animales y hombres. De nuevo se destaca el empleo del verbo en presente, que resalta el hecho habitual representado