Juntos. Raimon Samsó
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JUNTOS
Una segunda oportunidad para el amor
Raimon Samsó
Por cada estrella
que brilla en el firmamento
existe otra con igual resplandor.
Y para cada corazón
que late en el universo
existe otro que es su par.
Índice
Prólogo
Conocí a Raimon Samsó durante una promoción literaria bajo el techo de una misma editorial. Recuerdo muchas cosas de esos días, y buena parte de ellas están relacionadas con él. Nos hicimos íntimos amigos. Esa amistad es uno de los regalos más grandes que me ofreció la vida. La sustancia de nuestra amistad es la evolución compartida. Como amigos, como colegas.
Un día nos sentamos a leer Juntos en su apartamento de Barcelona. Era primavera. Recuerdo que lo leímos en voz alta, frente a frente, corrigiendo el primer manuscrito en una larga sesión acompañados de té y galletas.
Desde entonces, Raimon se ha comprometido con su vocación de escritor y ha elegido un difícil, aunque maravilloso y creativo, camino vital. Tal vez se pregunten por qué les cuento esto en el prólogo de un libro. Es sencillo. Antes de abrirlo han de saber que este libro fue gestado durante un período de la vida de su autor en el que sus propios sentimientos y creencias sobre las relaciones fueron puestos a prueba. Que nació en medio de un salto al vacío profesional. Cada palabra está escrita desde la coherencia y la entrega a este trabajo tan duro tan hermoso e inevitable– que es escribir. Yo valoro especialmente su esfuerzo porque soy escritora. Sé lo que significa. Lo que cuesta llegar al último párrafo. Lo que implica soltar el trabajo de meses o de años para entregarlo a la mirada del otro. Y que sepan que todo cuanto lean en sus páginas es fruto de la experiencia y de la honda convicción de que existe un amor destinado, una afinidad atávica entre las almas.
Les parecerán pretenciosos estos comentarios. Tal vez lo sean. Quizá sea el orgullo de ser su amiga. O del sentimiento de gratitud y de privilegio que me inspira estar a su lado, a contar con él, a verle crecer…
De esa condición en la que les llevo cierta ventaja, con la persona que hizo posible que puedan leer esta historia mágica, sólo les separa un gesto: pasar esta página y leer desde la primera letra al punto final con el corazón completamente abierto.
Si les resulta difícil confiar en que alguien les aguarda en alguna parte, para ayudarles a crecer, para moverles, para apoyarles, para sacudirles y protegerles, para encontrarles en definitiva, aunque se escondan tras pesados muros y corazas, leer este libro puede disolver sus dudas y hacerles mirar a cada persona que se acerca a su vida con ojos amorosos y desprejuiciados.
Sólo de este modo se encuentra a la persona para la cual estamos hechos. Mirando y sintiendo sin ideas preconcebidas. Olvidando el miedo. Amando con tesón, aunque aparentemente todo se desmorone alrededor, aunque las circunstancias nos hagan perder la paciencia, aunque nos sintamos perdidos y huérfanos en un mundo que no parece hecho a nuestra medida, pero que de hecho sí lo está.
Raimon me enseñó a través de su libro Dos Almas Gemelas que es posible encontrar un amor destinado. Su segunda novela, Juntos, no debería leerse como una secuela de la historia de Jodie y de Víctor, sino como la prueba de que, por duro que sea el cambio hacia el encuentro real con el alma del otro, vale la pena entregarse a la incertidumbre porque en esa búsqueda, tan dolorosa a veces, reside el secreto de la continuidad y el compromiso duraderos.
Para que un amor sea el definitivo, cada persona ha de encontrarse a sí misma para brindarse al otro como una ofrenda. Pulir las aristas y rugosidades para que encajar sea fácil. Lavar las sombras y los temores para que no eclipsen las infinitas posibilidades del vínculo. Dejar atrás el «yo» para que brille el «nosotros». Ése es un camino solitario. Pero a menudo encontramos a nuestra alma gemela mientras nos estamos preguntando quién somos.
Ante la lectora/el lector se abre un camino que yo tuve la suerte de vivir al lado de quien lo anduvo. Codo a codo. No como pareja ni como amante, sino como amiga del alma –otra forma de gemelaridad destinada– y como afortunada comadrona del parto de un libro que puede abrir, más que sus ojos, sus almas.
Les recomiendo que busquen Dos Almas