Rugby mental. Fernando F. Saccone

Rugby mental - Fernando F. Saccone


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y la optimización de nuestro querido rugby.

      En mis convicciones de crecimiento como entrenador, existen los “primero lo primero”. Primero uno, luego el staff, recién los jugadores, y al final el Equipo. Son estos los pasos que debemos ir progresivamente tomando en cuenta para nuestra formación. La psicología deportiva nos ayuda en cada uno de ellos y, a su vez, en el desarrollo de nuestras habilidades personales, más allá de lo que al rugby específicamente incumbe.

      Todavía recuerdo esos trabajos, a través de los cuales solíamos plantearnos varios “porqués”, para luego aplicar las diferentes respuestas en la creación de sueños, metas y acciones dirigidas al logro de estos.

      En mi intercambio habitual con muchos entrenadores, frecuentemente oigo que la mente es lo más importante en el juego del rugby; pero son pocos los que lo asumen con toda la responsabilidad que ello implica; y, por sobre todo, con un convencimiento traducido en acciones, implementando un entrenamiento metodológico de la mano de un profesional de la psicología deportiva que forme parte de nuestro equipo de trabajo como un integrante más.

      Para mí, este libro es algo muy mío, en cuanto a sus contenidos, ya que tuve el orgullo de compartir, disfrutar y crecer con muchas de la vivencias y los conceptos descriptos por el autor en las enriquecedoras páginas de este texto.

      BERNARDO URDANETA

       Entrenador Pumitas 2010-2013 y Jaguares 2014. Head coach en Lomas Athletic Rugby Club.

      INTRODUCCIÓN

      El objetivo del presente libro es que el lector pueda encontrar en el una visión complementaria, desde la dimensión psicológica y las diversas herramientas que la componen, a su tarea en cuanto a “hombre de rugby” se refiere.

      Digo “hombre de rugby” porque sus páginas están destinadas a todo aquel que, desde su rol, forma o formó parte de esta disciplina única que nos apasiona: entrenadores, miembros del staff, directivos, jugadores, referees, socios, aficionados, periodistas, y todo aquel que tiene o tuvo la suerte de poder disfrutarlo en al menos alguna oportunidad.

      Consideré de alguna manera que el título Rugby mental hace alusión no solo a los aspectos psicológicos relacionados con la ejecución misma del juego, sino también a todo lo que lo rodea, que tiene un carácter decisivo y determinante, de fundamental importancia para aquél.

      No se trata este libro, entonces, de “psicología deportiva aplicada al rugby”, aunque a su vez la abarque, sino de un libro de rugby como juego específico, que también incluye al mundo que habitualmente lo rodea, alcanzado por una visión psicológica.

      Por lo tanto, las páginas de este escrito se sostienen en la experiencia de la práctica misma de mi función como psicólogo deportivo en clubes, uniones y seleccionados, en los que tuve la dicha de intervenir e intentar aportar mi grano de arena.

      Podrán apreciar que priorizaré la experiencia acumulada (vivencia), como columna vertebral del libro, para poder, en función de ella, ir integrando diversos conocimientos y herramientas psicológicas que la enriquezcan. Por ello, también, a diferencia de otras obras, no agradeceré a las personas que fueron fundamentales para su elaboración solo a priori o a posteriori, sino también a lo largo del desarrollo de sus páginas.

      Intentaré que no tenga un tinte académico, tal como corresponde a la lógica de cualquier profesión, ya que la idea es que todo lo escrito pueda ser comprensible y bajado a tierra con facilidad en lo cotidiano, por parte de todos aquellos miembros de la gran familia del rugby que puedan tener acceso a esta lectura.

      Confío en que encontrarán en este libro soluciones varias para situaciones con las que nos enfrentamos a diario, independientemente del rol específico que cada lector ocupe. Soluciones que solemos tener frente a nuestras narices y que son de sentido común, aunque a veces el árbol nos impida ver el bosque para poder aplicarlas.

      Si bien podrán observar que desarrollaré temas que hacen al rol específico de cada uno de los hombres de rugby, recomiendo al lector leer los capítulos según el orden establecido, ya que están de alguna manera en íntima interrelación y, por lo tanto, todos les serán sumamente enriquecedores.

      Probablemente, algunos puedan estar de acuerdo con o diferenciarse de este escrito o con parte de su contenido, al realizar una “comparativa” con su labor cotidiana dentro del rugby, a pesar de que mis fundamentaciones correspondan a una práctica profesional que tiene como base el conocimiento científico.

      Más allá de ello, esa “comparativa”, y la probable diferenciación, son justamente las que harán que podamos reflexionar y sacar jugosas conclusiones acerca de cómo nos conducimos diariamente desde la función que cada uno ocupa, lo que nos será útil para repensar y poder así ratificar o rectificar algunas cuestiones relacionadas con nuestro modo habitual de manejarnos.

      Esto seguramente nos ayude a dejar de funcionar en piloto automático, guiándonos solo por la intuición o por nuestra experiencia subjetiva, y poder tomar conciencia de la real dimensión de la necesidad de realizar una introspección permanente de nuestro modo de actuar y de la importancia que tiene este último, sea cual fuera el lugar que ocupemos dentro de nuestro querido deporte.

      CAPÍTULO 1 LA FORTALEZA MENTAL

       “No tengo fuerzas para rendirme”.

      ANÓNIMO

      La batalla primitiva por el territorio

      Desde una visión profunda, y describiéndolo metafóricamente, podemos decir que el rugby remite a una batalla primitiva y ancestral por el territorio pero con la incorporación de reglas de juego.

      El juego representa un intento de invasión y conquista del territorio rival en el que cada metro ganado, cada try y cada conversión hacen a la confirmación de que estoy apropiándome del mismo y a la posibilidad de terminar siendo el vencedor.

      Es una batalla física que se define desde lo mental grupal e individual. Un ejemplo típico de ello es la situación permanente de impedir a puro tackle que el rival avance para a partir de allí poder encauzar la propia conquista. La impotencia que genera el no poder pasar o atravesar este obstáculo (del “por acá no pasan” de la defensa) tiene en el rival un efecto de impotencia que hace al quiebre y definición mental del partido.

      Otro ejemplo claro de esto es la “batalla del scrum”, que hace también al mencionado quiebre desde lo mental. La batalla psicológica que se libra en el scrum desencadena consecuencias, a partir de la cuales salen un equipo motivado y otro desmotivado. El que gana el scrum traslada esas emociones de victoria a los mauls, los rucks, los lineouts y los tackles, y el que pierde el scrum traslada esas emociones de frustración al resto de las funciones que se esperan del jugador y de sus propios compañeros.

      Por ende, podemos pensar que el scrum en forma directa e indirecta es la formación que nos dará mayores posibilidades de posesión de la pelota durante el partido, por el impacto que tiene a nivel mental en el equipo, más allá de que el line, como forma de obtención, pueda superar ampliamente, en situaciones de juego, al primero.

      Los primeras líneas son los jugadores más involucrados en el scrum y en esa situación psicológica, ya que tienen un duelo personal con el jugador de enfrente, y el ganar o perder esa lucha es esencial para ganar o perder el scrum.

      A los primeras líneas los podemos equiparar con un boxeador, ya que el desafío implica una lucha cuerpo a cuerpo, donde el duelo se gana con técnica, concentración en la técnica, agresividad, fuerza, confianza y motivación para ganar esa formación. Cuando el duelo se está perdiendo, los primeras líneas necesitan de mucha capacidad para sobreponerse a esta frustración y no quedarse enganchados en ella, para continuar trabajando de la mejor forma en las diferentes situaciones de juego que se presenten y postergar la sed de revancha de la situación de scrum para la próxima oportunidad. Todo lo mencionado es lo que diferencia a un buen primera línea de un gran primera línea.

      Todos


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