Querido Timoteo. Группа авторов

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Ortlund, Jr.

      El Dr. Ortlund, Jr. ha estado en el ministerio pastoral por quince años. En los últimos cinco años ha servido como pastor titular de la iglesia First Presbyterian Church (PCA), Augusta, Georgia. Es un graduado de Wheaton College, Dallas Theological Seminary, University of California y Aberdeen University en Escocia. Ha servido en tres iglesias en el ministerio pastoral. También enseñó en Trinity Evangelical Divinity School, Deerfield, Illinois. Es el autor de numerosos libros incluyendo Cuando Dios Llega a la Iglesia; Que la Iglesia sea la Iglesia y Una Pasión por Dios. Ray y su esposa, Anne, tiene cuatro hijos.

      Raymond Perron

      El Dr. Raymond Perron ha servido en el ministerio pastoral por veintiséis años. Nació en la Provincia de Quebec, Canadá, y tiene una Maestría en Divinidades del Seminario Bautista de Toronto y un Doctorado en Teología de la Universidad de Laval. Actualmente Raymond es un misionero nacional de la Asociación de Iglesias Bautistas Reformadas de America. Empezó una iglesia (Église Réformée Baptiste de la Capilate) en la Ciudad de Quebec en 1988 donde todavía es el pastor. También está trabajando en otro proyecto de fundación de iglesias en Montreal (Église Réformée Baptiste de Montreal). Raymond y su esposa, Diane, han estado casados por veintitrés años y tienen un hijo.

      Geoff Thomas

      Geoff Thomas ha sido pastor de la iglesia Alfred Place Baptist Church en Aberystwyth, Gales desde 1965. Recibió su licenciatura de Cardiff University en Gales en 1961 y su Maestría en Divinidades en Westminster Seminary en 1964. Es un conferencista muy reconocido y es el autor de Ernest C. Reisinger, Una Biografía (Banner of Truth) así como también de otros libros. Sirvió como editor asociado para el Evangelical Times por diez años. También, es editor asociado de la revista Banner of Truth y es responsable de la página electrónica de Banner of Truth. Geoff y su esposa, Iola, tienen tres hijas.

      Tedd Tripp

      El Dr. Tedd Tripp es el pastor principal de la iglesia Grace Fellowship Church, Hazleton, Pennsylvania, donde había servido como diácono desde 1976 y como pastor desde 1983. Tedd es un graduado de Geneva College (Licenciatura en Historia), Philadelphia Theological Seminary (Maestría en Divinidades) y Westminster Theological Seminary (Doctorado en Ministerio) con énfasis en consejería pastoral. En 1979 él y su esposa, Margy, fundaron la Escuela Cristiana Immanuel donde Tedd sirvió como un maestro y administrador. Ambos todavía sirven en la junta de ECI. Tedd es el autor del popular libro acerca de la crianza de los niños, Cómo Pastorear el Corazón de su Hijo. Por los últimos ocho años ha mantenido un ministerio extenso como conferencista y presentador de los seminarios “Cómo Pastorear el Corazón de su Hijo. Sus libros, videos y materiales de audio son usados alrededor del mundo. El y su esposa, Margy, han estado casados por veinticinco años y tienen tres hijos.

      Establece Prioridades

      Tom Ascol

      Querido Timoteo,

      Donna y yo estamos muy emocionados por ti ahora que te vas acoplando a tu nuevo trabajo de pastorado. Es una maravillosa responsabilidad y privilegio el cuidar de las almas del pueblo de Dios. Después de veinticinco años en este ministerio, todavía tiemblo ante la grandeza de la tarea. Espero que no veas como pretencioso si te ofrezco, de un pastor a otro, el consejo de un “veterano”.

      Uno de los más grandes y continuos desafíos que enfrento en mi vida como pastor es el mantener un balance apropiado de mis prioridades. Cada pastor tiene varios papeles que tiene que cumplir para permanecer fiel a su llamado. Tú deberás ser estudiante de la Palabra de Dios. Deberás ser un hombre de oración. Deberás cumplir liderazgo en la iglesia. Deberás trabajar duro para predicar y enseñar la Palabra de tal forma que la gente bajo tu cuidado sean continuamente moldeadas a la imagen de Cristo. Deberás hacer obra de evangelista, y deberás dar de ti mismo para trabajar personalmente con cada miembro. Todo esto y más es parte del servicio a Cristo como pastor aprendiz de las almas.

      Pero todo pastor es más que un pastor. El es en primerísimo lugar un discípulo. Normalmente también será esposo y padre. En adición a esto, también podría realizar otras responsabilidades relacionadas con el ministerio. ¿Como van a ser realizados todos estos importantes papeles sin sacrificar lo mejor en el altar de lo bueno? Es un desafío desalentador aun bajo las mejores circunstancias.

      Una pregunta que a menudo le hago a la gente que aconsejo es esta: “¿Qué es lo que Dios, en orden de prioridades, te ha llamado a ser?” Es una pregunta que pone en claro las cosas porque obliga a una evaluación de la vida basándose en lo que es más importante. De vez en cuando me hago esta pregunta a mi mismo y encuentro que me ayuda a pelear la batalla de balancear mi vida. Te animo a que muy pronto formes el hábito en tu ministerio de detenerte y hacerte esta pregunta todos los días.

      Un Cristiano

      ¿Que es lo que Dios me ha llamado a ser? Primero, él me llama a ser un seguidor sincero y devoto de Jesucristo. Esto es tan básico que es fácil el no apreciarlo y olvidarlo. Un gran peligro en el ministerio es el profesionalismo. Como pronto lo descubrirás, un pastor puede volverse un experto en realizar su trabajo. Como cualquier otra vocación, ciertas habilidades pueden ser desarrolladas y refinadas en el ministerio del evangelio. Un pastor puede convertirse tan competente en su ministerio publico que otros lo considerarían como muy exitoso.

      Pero cuando una mentalidad de “profesionalismo” toma el mando de la perspectiva del pastor, su corazón empezará inevitablemente a ser descuidado. Y el corazón es la herramienta principal de cada pastor. Si tú no estás amando a Dios con todo tu corazón porque has descuidado las responsabilidades básicas del discipulado, no importa que tan “exitoso” profesionalmente llegues a ser. En realidad, tu éxito solo será una falsa apariencia.

      Spurgeon habla de un pastor que “predicaba tan bien y vivía tan mal, que cuando subía al púlpito todos decían que no debería bajarse de él, y cuando bajaba todos decían que nunca debería subirse de nuevo.”3 Una división así de la vida podría ser aceptable en otras profesiones, pero no es apropiada para un cristianismo real y mucho menos para un ministerio pastoral fiel.

      Muchos hombres buenos han tropezado en esto tan básico. De hecho, la galería de pastores caídos es un serio recordatorio de la absoluta necesidad de que tu discipulado cotidiano y personal sea tu prioridad principal. Algunos de los momentos más difíciles de mi ministerio, emocionalmente hablando, han llegado al recibir las noticias de que un hermano más se ha auto-descalificado del pastorado por una caída moral. Tu todavía estas joven en el ministerio, pero no dudes que pronto, tales noticias llegaran a tus puertas también. Hombres que conoces de cerca o por referencias, hombres cuyos dones y privilegios consideras que son muy superiores a los tuyos, serán descubiertos en pecados escandalosos.

      ¿Como sucede esto? Puedes estar seguro que no pasa de un día para otro. Estos pecados descalificadores siempre tienen un historial. Y en la raíz de ese historial está el descuido de las disciplinas espirituales. Tal como el personaje de nombre Cristiano del escritor Bunyan lo describe, uno de los primeros pasos hacia abajo en el camino de la apostasía llega cuando los reincidentes “abandonan gradualmente sus deberes privados, como la oración intima, refrenar sus lascivias, el estar atentos, afligirse por su pecado, y otros similares.”4

      Así que, mi querido joven hermano, guarda tu corazón. Ve a la palabra de Dios en primer lugar como un creyente. Recuerda que antes de ser un pastor eres una oveja. Como pastor tú necesitas las mismas cosas que les encomiendas a otros. Sigue la sabiduría de Robert Murray M’Cheyne quien dijo, “Dios no bendice tanto a los de mucho talento como a los de mucha semejanza a Cristo. Un ministro santo es una terrible arma en las manos de Dios.”5

      Pablo les dijo a los diáconos de Efesios, “Tengan, pues cuidado.” Cuando repite la amonestación a Timoteo agrega que el hacer esto es un ingrediente esencial para salvar tanto a él mismo como a sus oidores (Hechos 20:28, 1 Timoteo 4:16). Un pastor debe tener como disciplina prioritaria el leer, meditar y memorizar las Escrituras, por el propio bien de su alma. También debemos orar por el trabajo del espíritu en nuestras vidas. Algo menos


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