Bhagavad Gita. Anonimo
la ganancia y la pérdida, el triunfo y la derrota, y apréstate a la batalla. Así no caerás en pecado.
39 Acabo de exponerte la filosofía Sankhya, el conocimiento que conduce a la visión de lo Eterno. Escucha ahora las enseñanzas referentes al Yoga 11 o filosofía de la acción. Si llegas a entenderla, te librarás de las cadenas de todo obrar.
40 No hay esfuerzo estéril ni de consecuencias perjudiciales para quien huella este camino; hasta un leve progreso salva al hombre del nacimiento y de la muerte.
41 Uno es el objetivo del hombre que lo ha emprendido: alcanzarlo. Pero dispersos y mudables son los pensamientos de los irresolutos.
42 Los inconstantes de escaso discernimiento, mucho hablan y se regocijan con la letra de los Vedas diciendo: «Nada hay sino esto». 12
43 Con egoísta deseo tienen el cielo por meta, y se representan el futuro nacimiento como recompensa de sus acciones. Así practican numerosas y diversas ceremonias para gozar de riqueza y poderío.
44 Quien vive apegado a lo transitorio, sigue los floridos discursos y prefiere el goce de la mansión celeste a la eterna absorción en la divinidad. 13
45 La enseñanza de los Vedas concierne a las tres cualidades o gunas. 14 Trasciéndelas, Arjuna, así como supera los pares de opuestos, 15 y permanece firme en la Verdad eterna. Por encima de todo anhelo mundano, concéntrate en la plenitud de tu Yo.
46 Tan provechosos son los Vedas para el brahmán iluminado, como el agua de un estanque lleno hasta los bordes.
47 Haz que el móvil de tus actos sea el acto mismo y no sus ventajas; no te incite a la acción el aliciente del fruto, pero no permitas que tu vida se disipe en la inacción.
48 Firme y constante en el Yoga, 16 cumple tus deberes renunciando a todos los apegos y por igual sereno en el éxito que en el fracaso. Esta imperturbabilidad, este equilibrio se llama también Yoga. 17
49 Toda acción es muy inferior al yoga del discernimiento: refúgiate en él. ¡Dignos de lástima son quienes obran en pos de la recompensa!
50 Aquel que consigue identificarse con el Yoga, 18 se abstrae de las buenas y malas acciones. 19 Aplícate, pues, al Yoga, que es sabiduría en acción.
51 El hombre verdaderamente sabio renuncia al fruto de sus actos y, libre de las ataduras del renacimiento, se encamina a la región bienaventurada. 20
52 Cuando, gracias al discernimiento, hayas trascendido esta maraña de ilusiones, sentirás indiferencia por todas las doctrinas que te han sido reveladas, así como por las que se te revelaren.
53 Y cuando deje de fluctuar tu mente entre las contradicciones de todas ellas, y descanse inmutable en la divina contemplación, alcanzarás la unión espiritual.
Arjuna:
54 ¿Qué es lo que distingue, oh Krishna, al hombre absorto en Brahman? ¿Se mueve y actúa como los demás hombres?
Krishna:
55 Cuando un hombre controla todos los deseos de su corazón y halla dentro de sí mismo y por sí mismo 21 el contento y la felicidad, se dice que está firme en el supremo conocimiento.
56 Aquel cuyo corazón está libre de ansiedad en el dolor, permanece indiferente ante el placer, 22 está exento de aflicciones, 23 temor y cólera es calificado de sabio, firme en el supremo conocimiento.
57 Aquel que en ninguna circunstancia de su vida se inmuta, ni se siente afectado por los azares de la suerte; el que con ánimo sereno e imperturbable no se aflige en la adversidad, ni se regocija cuando la fortuna le sonríe, descansa en el supremo conocimiento.
58 Cuando aparta sus sentidos de los objetos de sensación, como tortuga que encoge sus miembros en la concha, firme se halla en el supremo conocimiento.
59 Los objetos de sensación, aunque no el gusto por ellos, abandonan al abstinente morador del cuerpo que de ellos no gusta, y aun el mismo gusto se desvanece al que persevera en la visión del Ser supremo.
60 Sin embargo, los sentidos fogosos e indómitos arrastran impetuosamente el corazón del sabio que contra ellos forcejea para alcanzar la perfección.
61 Sólo después de haber logrado la propia armonía puede tener el hombre su espíritu fijo en Mí, pues únicamente aquel que ha subyugado sus sentidos puede hallar, en verdad, la suprema sabiduría.
62 El hombre que se complace en los objetos de los sentidos, suscita en sí una inclinación hacia ellos; del apego surge el deseo; del deseo el apetito desenfrenado;
63 del apetito desenfrenado dimana la turbación mental y de ella la pérdida de la memoria; de la pérdida de la memoria, la falta de discernimiento y por la falta de discernimiento se pierde el hombre.
64 Pero el que, dueño de sí mismo, se mueve entre los objetos de sensación, con los sentidos libres de gusto y repugnancia, sojuzgados por el Yo, logra la serenidad.
65 Una vez alcanzada se extingue toda pena y cuando el corazón permanece tranquilo, la mente alcanza asimismo la paz.
66 No hay conocimiento cuando falta la armonía; sin armonía no puede haber contemplación, sin ésta no puede haber paz, ¿y cómo puede ser feliz quien carece de paz?
67 Aquel que abandona su mente al ímpetu de los turbulentos sentidos, pronto ve extraviada su razón como barquilla arrastrada por las olas de un mar embravecido.
68 Por consiguiente, aquel cuyos sentidos están por completo desapegados de los objetos de sensación, aquél, en verdad, descansa en el sereno conocimiento de sí mismo.
69 Lo que es noche para las multitudes, es día para el hombre disciplinado; cuando en vigilia están los demás seres, es noche 24 para el sabio vidente.
70 Únicamente logrará la paz aquél en cuyo corazón van a extinguirse todos los deseos, como mueren las aguas torrenciales en el impasible océano, siempre lleno, pero sin desbordarse jamás.
71 Quien extirpa todo deseo y vive libre de egoísmo, aflicción y vanidad, obtiene la suprema paz.
72 Esto es lo eterno, oh Arjuna; aquel que lo logra nunca más se halla expuesto a turbaciones ni engaños, y al llegar la hora de su muerte física queda absorbido en la divinidad.
Notas al Canto II
1- Sistema filosófico fundado por el sabio Kapila; corresponde a la metafísica analítica y es una de las seis escuelas de filosofía de la India.
2- O sea, aquel hombre que, por medio de la meditación, ha llegado a alcanzar la sabiduría suprema, es decir, ha logrado identificar su Yo con la divinidad.