Coma: El resurgir de los ángeles. Frank Christman
levantaron los brazos al cielo y con sonidos guturales, cada vez más fuertes, inundaron la noche. De pronto sonó un trueno y apareció el círculo de un gran portal por el que apareció Amón. El portal desapareció y Amon quedó a unos metros del suelo. Su imponente y diabólica figura se irguió, sus ojos, de un rojo intenso miraron a Marduk.
—¿Has llevado a cabo tu cometido?
—Tal y como ordenaste señor —contestó Marduk arrodillándose. Gesto que fue secundado por el resto.
—Escuchad mortales —sonó poderosa la voz de Amon—, mañana, cada uno de vosotros, visitará a un gentil, y le ordenará que deje de colaborar con los vigilantes. Mientras la confusión se apodera de todos, bajaréis a las minas y ordenaréis que se siga extrayendo oro, pero esta vez, la producción será para mí. Marduk os dirá dónde debéis llevarlo. Vigilaréis las entradas a las minas y mataréis a todo el que quiera entrar. ¿Lo habéis entendido?
—Marduk —continuó Amon— Dentro de tres días nos veremos en el lugar que te dije. No olvides que debe fluir agua cerca.
—Sí, mi señor.
Amon miró a sus siervos complacido. Levantó una mano y dibujó un círculo en el espacio. El portal volvió abrirse. De pronto posó su mirada donde se encontraba Nebo, sus ojos de fuego parecieron brillar con mayor fulgor. Nebo se deslizó para quedar cubierto por la gran roca que le protegía, como abrazándola, se quedó inmóvil. Amon entró en el portal y desapareció.
Marduk se dirigió a sus hombres.
—Ya habéis oído. Cumplid las órdenes.
Todos se retiraron en silencio.
Nebo volvió a la casa y contó a Vehuel lo que había visto y oído. Vehuel lo escuchó con atención.
—¿Para qué querrá el oro?
—¿Una nave? ¿Un arma? —Nebo intentó dar sentido a sus pensamientos.
—Demasiado vulgar —Vehuel negó con la cabeza—. Tengo que contactar con Haniel. Dile a Mario que volveré en cuanto averigüe qué está tramando Amon. Aunque me imagino lo que quiere, debo estar seguro.
Vehuel salió de la casa perdiéndose en la oscuridad. Llegó al lugar donde Mario había abierto el portal. En cuanto estuvo seguro de que nadie le observaba, levantó su báculo y realizó un círculo sobre su cabeza; conforme el círculo se iba dibujando se formaba un aro de luz. Vehuel penetró en el portal.
En un lugar indefinido del espacio-tiempo, Vehuel salió del portal. Haniel estaba allí, esperándole. Le contó todo lo que Nebo había oído y terminó diciendo:
—Creo que intenta fabricar Ormus.
Haniel le miró fijamente.
—No te equivocas. Si tiene cerca agua puede hacerlo y, si lo consigue, se volverá mucho más poderoso. No sé cómo puede afectar el Ormus a un demonio, pero podría cambiar su metabolismo, su estructura atómica y convertirse en un ser mucho más difícil de encontrar.
—Es cierto —apreció Vehuel—, pero Amon es un ser presuntuoso y no se escondería, le gusta ser adorado.
—Tenemos que impedirlo. Vuelve y observa el lugar por donde va a pasar el agua. ¿Has instruido ya a Mario?
—No, pensaba empezar hoy.
—De acuerdo. Envía entonces a Nebo a que estudie el terreno y traza un plan para cambiar el curso del agua.
—¿Y si el agua corre por el interior de alguna caverna?
—Entonces destrúyelo todo. Anda ve, no pierdas tiempo.
En la casa de Nebo, Mario despertó y salió de la estancia, Nebo había preparado pan y sobre la mesa un bol de miel. Nebo se volvió al oír los pasos.
—¿Has descansado?
—Poco. ¿Dónde está Vehuel?
—Ha ido a ver a Haniel, volverá pronto.
En ese momento Vehuel apareció por la puerta, caminó en silencio y se sentó en la mesa. Partió un trozo de pan y vertió sobre él un poco de miel.
—¿No vas a decir nada? —preguntó Mario—. ¿Por qué has ido a ver a Haniel?
Vehuel lo miró sin dejar de comer.
—Cuando adoptas la forma humana y vuelves a necesitar energía para alimentar tu cuerpo funda, te das cuenta del placer que te proporcionan los alimentos.
—Oh, por favor —Mario se levantó de la mesa furioso—. ¿Eso es todo lo que tienes que decir?
Vehuel no contestó. Siguió comiendo hasta saciar su hambre.
Mario salió de la estancia molesto. Cuando Vehuel lo vio perderse por la puerta, dijo a Nebo.
—Quiero que descubras donde van a encontrase los adeptos de Amon.
Vehuel cogió su báculo y apuntó con él a Nebo.
—No te preocupes. Te voy a conferir el poder de elevarte sobre la tierra sin perder tu invisibilidad. Desde allí averiguarás todo lo que Amon necesita.
—¿Necesita para qué?
—Amon quiere el oro para conseguir Ormus, para ello necesita agua.
—Por eso le dijo a Marduk lo del agua.
Vehuel asintió.
—Averigua si el manantial es superficial o discurre bajo tierra. Si es así, fíjate bien en todo, sobre todo cómo destruirlo.
—¿Qué harás tú?
—Estaré en la casa del pastor, instruyendo a Mario. Sal cuanto antes, o Amon conseguirá su propósito.
Nebo cogió su saco y partió.
Vehuel se lavó las manos y la cara y salió a buscar a Mario. Lo encontró en la estancia superior, sentado en la mesa protegiéndose del sol. Se sentó frente a él y lo miró fijamente.
—Escucha. Sé que te sientes impotente, pero no debes perder la perspectiva. No olvides que un error puede matarte.
Vehuel alargó la mano y se la puso en el hombro.
—Fui a ver a Haniel porque tenía que estar seguro de mis sospechas. Amon ha ordenado a sus seguidores que roben todo el oro que puedan de las explotaciones mineras.
—Pensaba que los Anunnakis eran quienes explotaban las minas.
—Y así es. Pero cuando venía hacía aquí he visto cómo los hombres de Amon controlan la mayoría de minas y no dejan entrar ni salir a nadie. He visto como le cortaban la cabeza a los que no estaban de acuerdo. Amon usa el miedo para conseguir sus propósitos.
—¿Y cuáles son sus propósitos?
—Amon tiene los conocimientos necesarios en alquimia para extraer el Ormus del oro.
—¿Ormus? ¿Qué es?
—Vosotros lo conocéis como oro monoatómico. Es un polvo banco que tiene propiedades inimaginables. Si Amon consigue su objetivo puede cambiar su estructura biológica y lograr la Ascensión.
—No entiendo nada. El oro monoatómico lo estudié, pero recuerdo que se empleaba en medicina para modificar genéticamente las células.
—Exacto. Pero también tiene propiedades espirituales. Si Amon asciende después de tomar el Ormus, podrá controlar su ADN y convertirse en formas cambiantes. Ahora mismo es un demonio con muchas limitaciones en el plano humano, pero si logra el cambio, podrá ser lo que quiera. Puede ser una persona que esté a tu lado y no te des cuenta. Si se transforma y destruye todo lo que esté a su alcance,