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el “matrimonio” homosexual contra la heterosexualidad.

      Desmontar en la sociedad y en las conciencias de las personas la idea de la familia heterosexual y sustituirla por la de “familias abiertas” es el objetivo de la ideología de género, porque:

      La familia nos da las primeras lecciones de ideología de clase dominante y también le imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil. Nuestras familias son las que nos enseñan primero la religión, a ser buenos ciudadanos, tan completa es la hegemonía de la clase dominante en la familia, que se nos enseña que ésta encarna el orden natural de las cosas. Se basa en particular en una relación entre el hombre y la mujer que reprime la sexualidad, especialmente la sexualidad de la mujer.10

      Para lograr este objetivo, hay que acabar con la dualidad sexual de los seres humanos fundada en la heterosexualidad. Si el género es una construcción cultural radicalmente independiente del sexo, hay que eliminar la bipolaridad sexual: “La meta no es sólo la de terminar con el privilegio masculino, sino con la distinción sexual: las diferencias genitales no tienen importancia cultural”.11 Esta ideología intenta suprimir la diferencia natural entre hombre y mujer12 y afirmar que no existe una “forma natural” masculina o femenina. Suprimiendo la forma natural de la sexualidad se intenta llegar a la plena liberación sexual en la que todos los géneros son iguales, es decir, son modos de comportamiento sexual. Cada uno puede elegir el tipo de género al que desea pertenecer, y el Estado debe dar el reconocimiento jurídico de la igualdad de todos los géneros. “Desde el momento en que las diferencias entre hombre y mujer deben abolirse, la masculinidad o feminidad, que son propias de cada ser humano, no tienen ya nada que expresar respecto de la persona”.13

      Se trata de liberarse “del yugo de la familia tradicional” entendida como represión de la sexualidad de las parejas y educadora de los hijos.14 En realidad no se niega la familia, sino que se redefine, rediseña como “lugar de afectos” o “unión de individuos” prescindiendo de la identidad sexual (heterosexuales, homosexuales, bisexuales, etc.), sin limitación de número (poligámicas, poliándricas), con o sin hijos (adopción homosexual, fecundación in vitro y transferencia de embriones [FIVET]), etc.).

       Raíces de la ideología de género

      No cabe duda que una tendencia de esta envergadura y duración posee múltiples causas. Sin duda, el movimiento feminista en su poliédrica diversidad es una de ellas. Se podría definir el feminismo como la toma de conciencia de la subordinación de la mujer respecto al varón, y la búsqueda de la superación de la inferioridad para mejorar las condiciones de vida de la mujer. El feminismo ha evolucionado y pasado por etapas muy diversas. Si tomamos como punto de arranque la publicación del libro de Mary Wollstonecraft, Reivindicación de los derechos de las mujeres, tenemos que remontarnos a 1792. Llegó después el feminismo liberal de Harriet Taylor, La emancipación de las mujeres (1851), y John Stuart Mill, La subordinación de las mujeres (1869). Un influjo notable lo marcó el feminismo marxista y socialista con la reivindicación de la igualdad en el trabajo. A partir de las últimas décadas del siglo XX se difundió el feminismo de género, que ha sufrido una notable transformación, que se puede sintetizar en cuatro etapas: 1) feminismo de la igualdad sexual: de la diferencia a la igualdad: reivindicación de la igualdad de derechos por la igualdad de identidad. 2) Feminismo de la diferencia sexual: de la diferencia de identidad sexual a la especificidad de los derechos femeninos: derechos “para” las mujeres y “de las” mujeres. 3) Feminismo de género: de la diferencia a la indiferencia mediante la categoría de “género”: el género más allá del sexo, con la irrelevancia de la diferencia sexual para la propia identidad, el matrimonio, la familia y los nuevos derechos. 4) Feminismo total: de la indiferencia sexual de género al multigénero proponiendo el dinamismo y transformismo de las diferencias sexuales y la fluidez del género.

      Otra causa puede reconducirse a una interpretación neomarxista de la historia. El sexo implica clase, la clase presupone desigualdad, la desigualdad genera alienación, discriminación y opresión. No me parece aventurado decir que Friedrich Engels estableció los fundamentos de la ideología de género cuando en su libro El origen de la familia, la propiedad y el Estado escribió: “El primer contraste de clase de la historia coincide con el desarrollo del contraste entre el hombre y la mujer unidos en el matrimonio monógamo, y la primera forma de opresión de clase es la del sexo femenino por parte del sexo masculino”.15

      El análisis marxista y la lucha de clases es la base de la dialéctica género vs sexo. Hoy, la lucha de clases no es la social-obrera, sino la de los sexos. El sexo (varón) es el nuevo capitalista opresor que debe ser combatido por la clase oprimida del género (mujeres, homosexuales, bisexuales, etc.). El equilibrio humano (comunismo) se alcanzará cuando desaparezcan completamente las diferencias basadas en el sexo y cada uno, liberado de esta alienación, haya elegido su género y orientación sexual, pudiendo cambiarla según las circunstancias. Simone de Beauvoir es un claro testimonio cuando afirma: “hasta que la familia, el mito de la familia, el mito de la maternidad y el instinto materno no desaparezcan, las mujeres estarán oprimidas.”16 Más cruda y marxista aún es su afirmación: “Cuando esos mismos médicos “bien pensados” exaltan la maternidad, afirman que el feto forma parte del cuerpo materno, que no es un parásito que se alimente a sus expensas. Se ve cuán vivo es todavía el antifeminismo en ese encarnizamiento que ponen algunos hombres en rechazar todo cuanto podría manumitir a la mujer”.17

      Está claro que no pocos promotores y defensores de la ideología de género se encuentran en ambientes liberales alejados de concepciones y visiones marxistas de la historia; pero también es verdad que son más bien raras las posiciones marxistas que no les ofrecen su apoyo. Estamos ante un coctel de marxismo y liberalismo, cuyo resultado es la imposición de un pensamiento único que aplasta, como ya lo hicieron los carros armados, a todo aquel que no se alinea. El libro de Michel Onfray, Théorie de la dictature,18 es paradigmático porque salido de la pluma de un filósofo ateo, de izquierda y “come curas”, pone de manifiesto que la ideología de género ha creado una sociedad totalitaria, que niega la naturaleza humana y destruye la libertad. Una sociedad que “mantiene un control continuo”, que “uniforma la opinión pública”, que “borra el pasado y reescribe la historia”.

       DUALIDAD SEXUAL: ANÁLISIS CRÍTICO DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO

      El análisis crítico que sigue no pretende desconocer los puntos positivos y las justas reivindicaciones que subyacen en algunas posiciones de la ideología de género. Simplemente trato de responder a la pregunta ¿qué bases biológicas y psicológicas tiene la ideología de género? Esto es lo que voy a tratar de hacer mediante un análisis crítico,19 tomando en cuenta las diversas dimensiones de la persona en una unidad-totalidad.

      El ser sexuados es para el hombre y la mujer un dato original de su constitución psico-somática.20 Desde el punto de vista antropológico, la persona es una realidad uni-dual, porque la sexualidad de cada individuo implica intrínsecamente una irreducible correlación unificadora hacia las demás. Si cada persona puede considerarse “totalmente” humana, en cuanto que cada una tiene todas las características propias de la naturaleza humana, no puede tener, sin embargo, la pretensión de ser el “todo” humano, porque por su especificidad sexuada está diversificada del otro y carece de las características peculiares de la otra modalidad sexuada.21

      El mismo término “sexo” se ha formado del latín secare, que significa separar, distinguir lo que estaba unido. La etimología indica ya esta dualidad, esta diferencia de dos que estando “separados”, tienden a reconstruir la unidad original. Éste es también el sentido de los mitos griegos, y a él hace también alusión el primer capítulo del Génesis. Pero, a diferencia de los mitos, el relato del Génesis: “Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, varón y mujer los creó” (Gn 1, 26-27), pone en evidencia que el dato original es la unidad en la diversidad: “serán los dos una sola carne”. La perfección homo se realiza


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