Interculturalidad, arte y saberes tradicionales. Bertha Yolanda Quintero Maciel
sobre las aristas a sortear por el folclor ante la amenaza de su disolvencia, cabría atender un aspecto: la temporalidad. El folclor es, por antonomasia, la riqueza cultural de plazos más largos tanto para consolidarse como para modificarse. Sus activos permanecen fijos durante un tiempo extenso y son, sin duda, transgeneracionales. La alta cultura, por su parte, asume siempre un cierto halo de eternidad, pues acepta elementos provenientes de cualquier lugar y época. Su modificación se da por acumulación siempre creciente de significados, por lo que a la fecha cuenta con más riqueza cultural que en siglos anteriores, atrayendo componentes que fueron en su momento folclóricos o populares. A diferencia de esas duraciones extensas del folclor o de bis eterna en la alta cultura, la de masas exige la brevedad en el posicionamiento, de forma que la amplitud sea de mucho alcance en lapsos reducidos, para permitir que venga una forma distinta a suplir a la ya posicionada, la cual es relegada del lugar prominente que tuvo durante ese lapso mínimo. Los ya proverbiales quince minutos de fama son una medida irónica, pero adecuada, para esos desplantes de primacía desechable.
Al convertirse en dominante mundial, la cultura de masas presiona al folclor y a la alta cultura para acelerar sus velocidades de sustitución en consonancia. La alta cultura no tiene problemas para apropiarse de la rapidez sustitutiva, puesto que en su centro se encuentra la marcha hacia lo novedoso de la invención, incluyendo las apropiaciones de lo masivo y de lo folclórico: para la alta cultura la sustitución ampliadora es un requisito esencial. Al contrario, la velocidad de sustitución opera en contra del folclor, que es lentitud. Éste no puede adaptarse, porque su permanencia es la reiteración de lo mismo, a diferencia de la cultura de élite cuya permanencia radica en la acumulación de crecimiento constante y también de la de masas, que se da con permanencia acreditada por la veloz sustitución de variaciones descartables.
Una última acotación: en el análisis de las condiciones culturales de significación, a la variable temporal, constituida por el origen y perduración de los fenómenos, deberemos añadirle la velocidad de sustitución. Además, hay que tener claro que las fronteras entre los órdenes culturales folclóricos, populares y cultos son flexibles y de claroscuros, a diferencia de las líneas de las fronteras políticas, que se trazan para determinar dónde existe una invasión. A su vez, los componentes de un sector se transfieren históricamente a los otros, de los cuales pasan a formar parte de modo integral.
54 Una primera aproximación sucinta se encuentra expuesta en el ensayo “Algunos criterios teóricos para la formulación de políticas culturales”, publicado en Colmena universitaria en 2003.
55 Un caso muy reciente es el del último hablante del idioma amazónico resígaro, que ya no tiene con quién hablarlo luego de la muerte de su hermana.
56 Ejemplo de ello sería la proliferación de grupos musicales populares que mezclan los ritmos tradicionales con situaciones de actualidad.
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