Embarazo, parto y primer año de vida. Leopoldo Filkenstein

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embarazada

      El comienzo del embarazo o fertilización se produce cuando un espermatozoide se une con un óvulo para formar una nueva y tercera célula. Éste es el principio de un misterioso y maravilloso proceso que, al cabo de nueve meses, hará que salga del cuerpo materno un bebé perfectamente formado. Pero, ahondemos más en esta sinopsis que acabamos de presentar.

      Durante todos los años de fertilidad (desde la primera menstruación hasta la menopausia) los ovarios liberan óvulos de manera cíclica a razón de uno por mes aproximadamente. Cada uno de estos ciclos se extiende un promedio de veintiocho días y está controlado por distintas hormonas.

      El ciclo comienza en el día uno, el día en que aparece la menstruación. Efectivamente, la presencia de un nuevo sangrado vaginal es índice de que ha comenzado a tener lugar un ciclo ovárico más. Esto quiere decir que días después, un óvulo será liberado por el ovario, entrará en la trompa de Falopio y, a través de ésta, se irá trasladando lentamente hacia el útero que, a su vez, se ha ido preparando para la posibilidad de comenzar a albergar un embarazo.

      Alrededor del día catorce –es decir durante la ovulación– se produce el momento de mayor fertilidad: el óvulo se encuentra en un determinado sector de la trompa de Falopio y es sólo en ese período y en ese lugar donde puede ser fecundado por un espermatozoide. Si esto no sucede, el óvulo y otros tejidos son despedidos a través de la menstruación y comienza un nuevo ciclo. Si, por el contrario, la fecundación se produce (si el espermatozoide se ha encontrado con un óvulo y lo ha penetrado) el embarazo comienza.

      Muchas mujeres sospechan estar embarazadas antes de que cualquier análisis lo confirme. Más aún: algunas veces el análisis se efectúa (especialmente el test comprado en la farmacia y realizado en la casa) porque esos síntomas se hacen presentes aún antes de que se produzca el atraso menstrual. ¿Cuáles son esos síntomas? Por supuesto, podrán variar de mujer en mujer, pero existen ciertas señales “clásicas” y son las siguientes:

      • Debido a que las modificaciones hormonales que tienen lugar durante la gestación repercuten de manera notable sobre el aparato digestivo, ni bien comenzado el embarazo suele producirse: salivación más abundante que la habitual, náuseas y vómitos (especialmente al levantarse y durante el transcurso de la mañana) y ataques de hambre. Estos ataques, una vez que se ingiere el alimento que los calma, suelen ser seguidos de una sensación de saciedad absoluta o excesiva y hasta de cierta sensación de asco.

      • Con relación al aparato circulatorio suelen aparecer episodios de taquicardia (aceleración de los latidos cardíacos).

      • Debido a que las mamas comienzan a prepararse para la futura lactancia, se produce uno de los síntomas más característicos del inicio del embarazo: la hipersensibilidad en los pezones, además del aumento del volumen de los senos, lo que provoca molestias mamarias.

      • La exacerbación del olfato suele ser notable. Olores que antes no se percibían ahora sí y suele ser común también la intolerancia ante aromas que el resto de la gente tolera, disfruta o, tal vez, ni siquiera llega a percibir.

      • La modificación del gusto es otra de las consecuencias de la revolución hormonal que está teniendo lugar. Es posible que algunas comidas que antes le resultaban agradables se tornen casi intolerables, así como puede suceder que se sienta inclinada a comer alimentos que antes le resultaban desagradables.

      • Otro síntoma claro que aparece prácticamente desde el primer momento es un estado general de somnolencia, cansancio y fatiga generalizada. Es probable que necesite dormir más de lo habitual y, que si no lo hace, el cuerpo le haga sentir esa falta.

      Y, por último, la señal más clara pero muchas veces, no la primera en aparecer: la amenorrea, o ausencia del período menstrual. En general, en un principio puede deberse a un atraso, pero al extenderse en el tiempo debe considerarse como una falta que indica el estado de embarazo.

      Una vez que se sospecha este estado, lo mejor es tratar de confirmarlo lo antes posible. Hoy en día, existen múltiples vías para hacerlo, pero todas ellas funcionan con el mismo mecanismo de base: medir el nivel de la hormona GCH (gonadotrofina coriónica humana) producida por la placenta unos 10 días después de la fertilización.

      Las posibles vías para confirmar el embarazo son:

      • Análisis de sangre: es la modalidad que ofrece los resultados más exactos ya que no sólo confirma o no el estado de embarazo, sino que permite medir el tiempo de gestación. Se realiza en un laboratorio.

      • Análisis de orina: también es un análisis de laboratorio, pero no mide el tiempo de gestación; sólo confirma o no el estado de embarazo.

      • Los tests que se venden en farmacias constituyen una tercera opción que ha tenido gran difusión en las últimas décadas, ganando gran popularidad por razones muy comprensibles: se encuentran a mano en cualquier momento, su costo no es alto, resultan fáciles de usar y sus resultados están casi al instante. Se hacen sobre una muestra de orina y confirman o no la gestación sin especificar el tiempo. Si el test se realiza correctamente, su precisión se calcula entre el 97 y el 99%.

      Algo importante: en cualquiera de los tres tipos de exámenes que acabamos de detallar un resultado positivo es prácticamente 100% seguro, mientras que no sucede lo mismo en el caso de los resultados negativos. Muchas veces el embarazo existe, pero es aún tan incipiente que la presencia de la GCH es mínima y no puede ser detectada.

      ¿Cómo puede usted saber la fecha del nacimiento de su hijo? En rigor de verdad, no existe ninguna forma certera de que la sepa. Sí, en cambio, se cuenta actualmente con los mecanismos para conocerla con bastante precisión.

      Entre el momento de la concepción y el parto transcurren alrededor de 38 semanas o, 40 semanas a partir del primer día de la última menstruación. Día que se utiliza para determinar la fecha aproximada del parto.

      La fecha probable del nacimiento será entonces a las 40 semanas (280 días) contadas a partir del día de inicio del último período menstrual.

      El cuadro que se presenta a continuación permitirá tener una idea aproximada del día en que se producirá el parto.

      Puede hacerlo de la siguiente forma:

      • Busque en el cuadro de abajo la fecha de su última menstruación (FUM). Para ello, señale el mes y el día de la FUM en la primera fila, por ejemplo: 29 de octubre.

      • Una vez señalada la fecha, identifique el número que se encuentra (5 siguiendo el ejemplo) y el mes al que corresponde (agosto). Esto significa, que la fecha estimada de parto es el 5 de agosto.

      FECHA PROBABLE DE PARTO

      CAPÍTULO 3

      Algunas elecciones fundamentales

      Hasta hace relativamente poco tiempo, el parto era un acontecimiento sobre el cual la mujer tenía poca información y aún menos poder de decisión. Desde que ingresaba a la clínica o al hospital era sometida a una serie de prácticas más o menos rutinarias (rasuramiento del vello púbico, enema, etc.) y si alguna parturienta hubiera “osado” rehusarse a alguna de ellas o, más simplemente, cuestionarla, seguramente médicos y enfermeras hubieran creído estar soñando. Es que durante buena parte del siglo XX se consideró que el parto era asunto exclusivamente médico y se lo encaraba de manera tal que la parturienta prácticamente no tenía ni voz ni voto en el asunto. Afortunadamente, ahora las cosas están cambiando:


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