Las batallas de Concón y Placilla. Andrés Avendaño Rojas
triunfo de los revolucionarios frente a tropas de un ejército profesional, solo puede explicarse por una suma de factores, todos desfavorables a la causa presidencialista: la lejanía y aislamiento del teatro de operaciones; las simpatías que presentaba la causa del congreso; el empeñarse en una batalla decisiva sin lograr reunir los diferentes núcleos (Pozo Almonte); la imposibilidad física de las guarniciones de prestarse apoyo que permitió a los congresistas batirlas en detalle”61.
Junta revolucionaria de Iquique.
De pie, coronel Estanislao Del Canto, comandante en jefe del Ejército congresista; Joaquín Walker M, ministro de Relaciones Exteriores; Manuel José Irarrázabal, ministro del Interior;Isidoro Errázuriz, ministro de Justicia e Instrucción Pública; coronel Gregorio Urrutia, intendente de Iquique y coronel Adolfo Holley, ministro de Guerra. Sentados la Junta de Gobierno, de izquierda adercha: Waldo Silva, vicepresidente del Senado; capitán de navío Jorge Montt, presidente de la Junta de Gobierno y Ramón Barros L, presidente de la Cámara de Diputados. Fuente: Archivo Museo Histórico y Militar de Chile.
El 7 de mayo la Junta de Gobierno protocolizaba la organización del ejército constitucional, estableciendo las dotaciones que debían tener el Cuartel General, el Estado Mayor y la composición de las brigadas de las tres armas que lo constituirían.
Desde que la Escuadra zarpara el 7 de enero, habían solo transcurrido cuatro meses y ya se disponía del órgano encargado de definir y establecer los objetivos políticos de la guerra: la Junta de Gobierno; se tenía el control de una extensa zona geográfica, rica en recursos y desde la cual se apoyarían las futuras operaciones: las provincias de Tacna, Tarapacá, Antofagasta y Atacama; y, se había logrado organizar el instrumento que permitiría alcanzar los objetivos políticos fijados: un ejército.
Rumbo al sur; el desembarco en Quintero
La combinación de diversos factores —entre ellos el aumento de los efectivos balmacedistas en Coquimbo y la posibilidad del inminente arribo de los cruceros “Pinto” y “Errázuriz” mandados a construir a Francia para reforzar la armada gobiernista— aceleró los preparativos congresistas destinados a operar directamente sobre Valparaíso62. El coronel Körner y la mayoría de los integrantes de la Junta Revolucionaria eran partidarios de ocupar previamente la provincia de Coquimbo, mientras que el coronel Del Canto se inclinaba por un ataque directo a Valparaíso. Éste, sostenía que incursionar sobre Coquimbo significaba retardar las operaciones sobre el centro del país, exponiéndose a dos situaciones peligrosas: la llegada de los cruceros en construcción y la reunión de las tropas de Concepción, Santiago y Valparaíso. Por ello con insistencia argumentó que “…nuestras operaciones deben ser al centro, al corazón de la tiranía y, si fuese posible, debemos hacer nuestro desembarco en La Laguna o en algún otro punto cercano a Valparaíso”. Idea que, no sin fuertes discusiones, finalmente prosperó63.
El 16 de agosto de 1891 se inició el embarque del ejército expedicionario, a través de los puertos de Iquique, Caldera y Huasco. El embarque y desplazamiento, entusiasta y optimista, de las fuerzas congresistas fueron descritos de la siguiente manera por el Comandante en Jefe del Ejército de Operaciones, coronel Del Canto:
Coronel Estanislao Del Canto Arteaga. Fuente: Museo Histórico y Militar de Chile.
“…el 16 de agosto hizo rumbo al sur el Ejército Constitucional, embarcándose la 1ª Brigada en Huasco... En Caldera se embarcaron los señores Montt, Barros Luco, Walker Martínez, Holley, Altamirano... y demás caballeros que acompañaban al Ejército; el Cuartel General, el Estado Mayor y la 2ª y 3ª brigadas con sus servicios anexos... De suerte, pues, que el Ejército Constitucional formaba una escuadra de 16 vapores entre buques de guerra y transportes. La navegación se hizo sin novedad... En el Cochrane venían los señores de la Junta de Gobierno y también el Cuartel General y el Estado Mayor, y daba gusto ver cómo Körner durante la tertulia de sobremesa, formaba sus planes de ataque contra los dictatoriales. En un suspiro los agarraba a todos y los mataba; de suerte que durante la navegación fue el alma de la diversión y la alegría”64.
El crucero Esmeralda se adelantó a la expedición para hacer frente a Valparaíso tres disparos, los que debían servir como aviso de que 40 horas después desembarcaría en Quintero el ejército constitucional65. El 19 de agosto en la mañana, el crucero regresó a su puesto en la formación luego de haber dado cumplimiento a su misión. A bordo, era el momento adecuado para las últimas arengas a la tropa y para impartir las órdenes para el desembarco y para las operaciones que debían efectuarse a partir del día siguiente. Fue en esos momentos que en los dieciséis barcos de la Escuadra se dio lectura a la proclama que el Ministro de Guerra y el Comandante en Jefe del Ejército enviaran a la tropa y en la que en algunos de sus párrafos se señala que la finalidad de su accionar era “…Valparaíso primero, Santiago inmediatamente después, he ahí, soldados, el objetivo de la campaña, el blanco de vuestros patrióticos esfuerzos…”66.
Tropas constitucionales en la plaza de armas de Iquique.
Fuente: Museo Histórico y Militar de Chile.
A las 16:00 horas del 19 de agosto, el Jefe del Estado Mayor, coronel Emilio Körner, impartió las órdenes para el desembarco, cuya idea general era la siguiente: “…la tropa tendrá en el morral, ración seca para dos días, que se va a distribuir hoy después de la comida. A las 02:00 horas, se repartirá caldo y café, y después una ración de carne cocida para llevarla en el morral. A las 03:00 horas, todas las tropas se prepararán para el desembarque (la infantería con 150 tiros por fusil). Los 300 hombres del Pisagua serán los encargados de conformar la vanguardia y su misión será, protegidos por la Escuadra, ocupar una posición que permita dominar los puntos de acceso al desembarcadero”67.
El resto del ejército debía desembarcar en cuatro escalones. En el primero, iniciando el desembarco, se encontraban los regimientos Constitución, Ingenieros y Rifleros de la 1ª Brigada, además del Regimiento Chañaral de la 2ª Brigada. Estas fuerzas, una vez en tierra —conforme a las instrucciones— debían reunirse en forma inmediata al sur del camino del puerto a Quintero, para marchar como punta de lanza en dirección al Aconcagua. La 1ª Brigada tomaría el camino de la costa, mientras el Chañaral —de la 2ª Brigada— lo haría por el interior en dirección a Colmo.
El plan de desembarco sufrió, para las pretensiones congresistas, una eventualidad no prevista, ya que al amanecer del día 20 los barcos se encontraban frente a Zapallar, diez millas más al norte del punto escogido. El viento y la corriente fueron los causantes de dicha situación. Debido a este contratiempo, el desembarco no pudo empezar sino hasta las 09:30 horas Esta pérdida de tiempo influyó poderosamente en las operaciones del primer día y de toda la campaña, ya que, como veremos posteriormente, no se concluyó el desembarco en la mañana del 20 ni se pudo cruzar el Aconcagua en el mismo día como estaba previsto; lo que nos confirma el aforismo que dice que las previsiones de todo plan duran solo hasta que comienzan las operaciones.
La captura de Quintero, efectuada sin oposición, fue decepcionante para los expedicionarios al no encontrar en dicha localidad la ayuda e información prometidas por el Comité Revolucionario de Santiago68; por lo que nada supieron del estado de las vías férreas y de la línea del telégrafo proveniente de la capital, las que se suponían cortadas por acción de los miembros del mencionado comité69.
Por otra parte, la carencia de vehículos y animales de tiro70, hicieron aún más lento el desembarco, de tal modo, que solo a las 10 horas, la vanguardia de la 2ª Brigada a las órdenes del coronel Salvador Vergara, con el Regimiento Chañaral a la cabeza se puso en marcha hacia Colmo,