Meditación primordial. Daniel Taroppio

Meditación primordial - Daniel Taroppio


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naturaleza: el físico, el energético y el sutil que una vez integrados van más allá de lo humano al despertar al ámbito de lo Causal, Fuente y Origen del Vacío Primordial que todo lo contiene.

      Un hecho que no podemos negar es que existen innumerables posturas, métodos y teorías acerca de la meditación, que se encuentran inmersos en los dogmas y creencias de las diversas religiones y tradiciones espirituales, pero el objetivo y los alcances de la Meditación Primordial no se encuadran ni se asientan en ninguna de éstas, aunque pueden llegar a ser compatibles. Lo que distingue a la Meditación Primordial que Daniel plantea es que ésta no requiere de dogmas, creencias, posturas y prácticas en ocasiones complicadas, por tratarse de un método que nos conduce a despertar a nuestra memoria original. Por lo tanto, su objetivo no pretende alcanzar algún estado de conciencia extraordinario sino ampliar el horizonte de la conciencia hacia aquellos planos que trascienden la existencia y entrar en contacto con el estado natural de la mente, la memoria original de nuestra verdadera esencia. Así contemplada, la meditación se convierte en vida, en el camino de vuelta a casa, al desentrañar el misterio milagroso del encuentro con el Flujo Universal.

      Daniel no se limita a explicar, describir y fundamentar ampliamente su propuesta sobre la Meditación Primordial y a explicar con detalle su práctica, sino que a través de las páginas de este libro va llevando al lector a un viaje a lo largo de la historia del Flujo Universal de la Existencia. Para ello, aborda una serie de temas que nos permite comprender a profundidad la complejidad de la naturaleza humana, con su sombra y su luz, así como a cobrar consciencia de la importancia vital de lograr la integración de los opuestos ego / persona, adentro / afuera, bueno / malo pensamiento / experiencia, inconsciente / consciente, verticalidad / horizontalidad, inmanencia / trascendencia, sujeto / objeto, salud / enfermedad, ciencia / misticismo, religión / espiritualidad, ser / tener que, entre otros, abrazando la totalidad en una única Conciencia Cósmica.

      He tenido la fortuna de conocer a Daniel desde hace muchos años a lo largo de los cuales se ha ido forjando una amistad profunda, mutuamente enriquecedora, caracterizada siempre por el respeto, el afecto, y el apoyo recíprocos. Al sumergirme en la lectura de las páginas de este libro no sólo he llegado a reafirmar mis conocimientos, experiencias, creencias y valores, sino, como siempre que leo o escucho a Daniel, aprehendo nuevas formas de ser, estar y actuar en el mundo.

      Por todo lo antes dicho, considero este libro como un excelente medio para el desarrollo humano integral, una obra legítima y notable por su originalidad, su precisión y valentía, por lo que no queda más que darle la bienvenida y aprovechar su existencia.

      DRA. ANA MARÍA GONZÁLES GARZA,

       México, julio de 2017

      Prólogo II

      Prologar a un hombre de la talla de Daniel Taroppio resulta una aventura de aprendizaje profundo y amoroso. Es alguien que conjuga, al mismo tiempo, una escritura focalizada, escrita con el arte de una mente que traza sus líneas con la precisión de un experimentado cirujano, sin perder por ello belleza y, al mismo tiempo, una capacidad de conectar espacios de pensamiento que abren una ventana de luz dentro del corazón. Y esto sólo es posible plasmar, cuando se cuenta con un extenso y profundo recorrido clínico y una sólida formación teórica.

      En esta oportunidad, nos encontramos con un texto desafiante y cuestionador de muchas creencias, que portamos como hábitos, sin darnos espacio a ver que la realidad funciona de un modo diferente, más noble y sencillo de lo que imaginamos. Por ejemplo, el recordarnos que meditar no supone esfuerzo, sacrificio, ni es una tarea dificultosa, sino algo bien distinto: “…es el arte de descansar en la profundidad de nuestro Ser” (Daniel Taroppio).

      Si bien es cierto que su propuesta forma parte de otra más abarcativa, fundada en el Modelo de Interacciones Primordiales, el propio texto con el que hoy nos encontramos posee una unidad propia. Al leerlo me hizo recordar una conferencia sobre el budismo en el relato de Jorge Luis Borges, que escuché en el año 1977 en el Teatro Coliseo, en la ciudad de Buenos Aires y que años más tarde tuve el placer de saborear en un hermoso libro que lamentablemente he perdido.

      Es curioso que un hombre como Borges, que siempre se autodesignó como agnóstico, haya tenido una atracción inmensa por el misticismo y las religiones. Y, más singular aun, es el hecho de la inmensa comprensión que poseía sobre el budismo sin ser, como tampoco lo es Taroppio, un profesante de esta visión del mundo. Decía en esa charla: “Creo que lo importante no es que vivamos el budismo como un juego de leyendas, sino como una disciplina; una disciplina que está a nuestro alcance y que no exige de nosotros el ascetismo. Tampoco nos permite abandonarnos a las licencias de la vida carnal. Lo que nos pide es la meditación, una meditación que no tiene que ser sobre nuestras culpas, males o nuestra vida pasada”.

      En esa misma conferencia, Borges insistía en que una de las cosas que más admiraba del budismo era su esencia tolerante y, por lo tanto, el hecho de no juzgar. Que el budismo no empuja a hacer afiliación y que uno puede ser budista y cualquier otra cosa sin ningún problema. En ese momento y para ilustrar su punto, Borges narraba que cuando Asoka, emperador de la India, se convirtió al budismo, no pretendió imponer a ninguno su nueva convicción. Un budista tiene ante sí la posibilidad de ser creyente de lo que desee: luterano, puritano, bautista, metodista, presbiteriano, calvinista, sintoísta, taoísta, católico, musulmán o judío. Por lo contrario ningún católico, judío o musulmán tiene autorización para ser budista.

      Estas dos ideas: “no es necesario el esfuerzo para meditar” y “practicar la tolerancia, comenzando por uno mismo”, me parece que son parte del horizonte esencial que contiene este libro.

      Daniel Taroppio ha sabido conjugar un recurso, la meditación, con un proceso, conectarnos con nuestro Ser profundo, y plasmar su visión y su experiencia en un texto que, como esa conferencia de Borges en mi historia personal, cambia las vidas de quienes lo leen.

      DR. EDUARDO H. GRECCO,

       México, verano de 2017

      Los primeros rayos de sol comienzan a despuntar sobre las cumbres de los Himalaya, y lentamente van pintando con nuevos colores las laderas de las colinas. Las hojas de los árboles comienzan a brillar, los pájaros despiertan y cantan. El Ganges, llamado en India “La Gran Madre”, pues la baña y la nutre toda, comienza a regalarme ese color verde esmeralda que lo caracteriza aquí, en las altas montañas. Amanece, y mi corazón celebra con alegría la llegada de un nuevo día. En este instante, entre estas montañas y frente a este río sagrado, completo este libro, al que le he dedicado muchos años de exploración interna y externa.

      Voy a entregarlo al mundo con la esperanza de que estimule a muchas almas a reconocer en la meditación la fuente de paz, salud, armonía y realización más poderosa que ha creado la humanidad.

      Nada en este libro me pertenece. Todo aquí es el resultado de miles de años de búsqueda y experimentación por parte de incontables espíritus exploradores. Sólo he procurado en este libro brindar una mirada moderna, integradora de la espiritualidad, la ciencia, la vida cotidiana y el compromiso social y medioambiental. Y, por sobre todo, he puesto énfasis en desarrollar un método simple, libre de todo dogma, de sistemas de creencias y accesible a toda persona interesada en enriquecer su experiencia existencial.

      Mi principal compromiso en todo este trabajo ha sido compartir únicamente lo que he experimentado por mí mismo, y aquello de lo que puedo dar fe en mi propia vida.

      Rishikesh, India, 20 de diciembre de 2018

      Introducción

       Desmitificar la meditación

      Desde el inicio mismo de este libro, voy a permitirme sugerirte que sueltes toda concepción de la meditación asociada al esfuerzo, la ascética y al estudio de prácticas complejas que requieran de una gran fuerza de voluntad y sacrificio; y, más aún, de aquellas que requieran de la entrega de tu autonomía a cualquier forma de autoridad externa. No hay manera más rápida de perder el propio camino que seguir a otros. De hecho, te invito a regular la práctica de los ejercicios que aquí compartiré en función de tu propio ritmo, tiempo y disponibilidad.


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