Meditación primordial. Daniel Taroppio

Meditación primordial - Daniel Taroppio


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de una auténtica experiencia, es decir, de un hecho empírico, verificable y comprobable, ante el cual carece de sentido la antigua antinomia entre religión fundamentalista y ciencia materialista5.

      El encuentro con nuestro Ser cósmico, con nuestra memoria primordial, produce una profunda transformación, no sólo en la forma en que nos percibimos, sino también en la forma en que percibimos a los demás y en cómo concebimos la realidad. Es un regalo que la meditación nos brinda y que se plasma en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. En los próximos capítulos veremos con detalle los efectos de la meditación en nuestra salud física y mental, en nuestra autoestima, nuestras relaciones interpersonales y nuestro trabajo. Pero las consecuencias de esta expansión de la consciencia van mucho más allá de la salud y el bienestar psicofísico personal. Sus consecuencias morales y éticas en la convivencia humana y en nuestra relación con el medio ambiente, con todos los seres sensibles que lo habitan, son extraordinarias. Cuando desde la vivencia, no sólo desde el intelecto, nos percibimos como manifestación de un principio que posee la maravillosa capacidad de adoptar todas las formas, colores, aromas, sonidos y vibraciones que podamos imaginar, el sentido sagrado de todo lo que existe se nos revela de manera instantánea e irrefutable. De este modo, la compasión, la solidaridad, el cuidado de la vida en todas sus formas y el respeto por la integridad de las otras personas se convierten en una consecuencia natural, espontánea e inmediata.

      Afirmo entonces, que la práctica de la meditación se ha convertido en una condición fundamental para nuestra supervivencia como especie y para la preservación de nuestro planeta. Sólo una humanidad consciente de su identidad con todo lo que existe en el Cosmos puede convertirse en una especie que cuide y preserve la vida en esta tierra, en lugar de ser su principal amenaza, como lo es en la actualidad.

      Es preciso repetir que esta experiencia no es el resultado de fantasías ni creencias ingenuas. Se trata de un hecho fundamental e incontrastable, para acceder al cual sólo es preciso desarrollar las habilidades necesarias, como en toda práctica. De ninguna manera hablaré aquí de esas promesas de eternidad que nuestro pequeño y temeroso ego ansía. No estoy interesado en ningún método que garantice la existencia eterna de nada que sea individual y separado, como cada ser humano; pues todo lo que es individual termina diluyéndose nuevamente en el Todo. Plantas, animales, personas, montañas, mares, planetas, estrellas, galaxias, no importa su tamaño, no importa cuánto duren, todo está destinado a esfumarse, tarde o temprano, para volver a La Fuente. No me referiré a ningún sistema que nos prometa un resultado mágico en el futuro. Estoy hablando de una práctica que permite, a toda persona que se comprometa a llevarla a cabo sistemáticamente, liberarse de todo mecanismo de conducta, patrón, actitud o dogma que, de una manera más o menos sutil, la mantenga encerrada en la ilusión de la existencia separada de la totalidad, a fin de que pueda experimentar, no mañana ni después de la muerte, sino aquí y ahora, la experiencia de absoluta unidad con lo único que es eterno, La Gran Madre y Gran Padre de todo lo que existe, el Universo, la Existencia, la Vida o cualquiera de los otros nombres que ya hemos mencionado.

      Abandonar las ilusiones de eternidad no le quita sentido a la vida, todo lo contrario. No estamos hablando aquí de nihilismo ni de negación de la trascendencia, sino simplemente de soltar la necesidad del ego de proyectarse en fantasías de eternidad de las cuales no tiene ninguna evidencia, para, en cambio, experimentar el fluir eterno de la existencia en el aquí y ahora, fuera del tiempo lineal, libre de las angustias y aprehensiones generadas por la consciencia del pasado y el futuro. Abandonar las ilusiones de eternidad no sólo no le quita sentido a la vida, sino que colma de brillo, intensidad y profundo significado a cada instante que nos toca experimentar. Su carácter efímero no le quita belleza a la rosa, ni gracia a la sonrisa de un niño, ni trascendencia a ese beso que cambió nuestra vida para siempre. Una mente meditativa encuentra la eternidad en cada segundo.

      Insisto, porque es fundamental: como esta práctica no se basa en ningún sistema de creencias, puede ser llevada a cabo por personas que pertenezcan a cualquier religión e incluso por agnósticos y ateos. No es preciso creer ni estar en contra de ninguna creencia para recuperar la experiencia de unidad y vivir en la presencia.

      Sin embargo, es perfectamente válida la siguiente pregunta: si en nuestra realidad cotidiana estamos más identificados con el remolino que con el río, con la botella que con el mar; si nos sentimos una parte aislada y sola en lugar de experimentar el éxtasis del Flujo Universal; si la aprehensión y el miedo que siente toda parte separada nos va volviendo personas atemorizadas e inseguras, o bien agresivas y prepotentes (lo cual no es más que una compensación del temor) ¿cómo podemos hacer para alcanzar esta experiencia de apertura, de confianza, de libertad? ¿Cómo podemos volver a sentirnos mar en lugar de olas separadas, ríos en lugar de remolinos? ¿Cómo recuperamos la existencia desde el Ser y su infinita amplitud en lugar de seguir viviendo desde el ego y su permanente contracción?

      Y si a esta pregunta la enmarcamos dentro de una cultura y una época en la cual se concibe al ser humano como una pura personalidad y un ego formado por las condiciones del medio ambiente; si las modas filosóficas niegan de raíz la existencia del Ser y nos describen como una mera neuro-computadora programada por sustancias químicas y lenguaje; si la mayor parte de los estímulos y la información que recibimos en las sociedades contemporáneas nos incentivan a encerrarnos más y más en nuestro interior, ¿en qué podremos basarnos para alcanzar una experiencia de auténtica libertad?

      Y si a toda esta situación la completamos con mensajes pseudoreligiosos, que nos hablan de una sola verdad, un solo dios, un solo pueblo elegido, una sola tradición válida, todo lo cual, en lugar de unir, divide, y nos encierra aún más en nuestros pensamientos defensivos y neuróticos, ¿a qué clase de conexión podremos recurrir para rescatarnos de todo lo que separa, y volver a la unidad?

      Es preciso reconocer que existen muchos malos entendidos acerca de la meditación. Iniciar una práctica sin haber realizado una reflexión profunda acerca de ellos, puede terminar causando confusión y ser contraproducente.

      A todas estas preguntas y confusiones procuraré, con la mayor dedicación y honestidad que me sean posibles, brindar respuestas y aclaraciones a lo largo de esta exploración, para luego pasar a la práctica sobre una base consistente. Evitaremos entonces caer en el error de sólo aplicar técnicas cuya naturaleza profunda no es comprendida, y podremos avanzar en el camino de la autoexploración, con conciencia y confianza.

      1 Uso del vocablo consciencia: dado que en castellano, a diferencia de lenguas como el inglés o el alemán, no existen dos términos para distinguir el simple darse cuenta de la realidad en el estado de vigilia, de la capacidad moral y ética, que sería más asimilable a la concepción de conciencia espiritual, me tomaré la licencia de usar el vocablo “consciencia” (con s) para la primera acepción; y ”conciencia” (sin s), para la segunda. A lo largo de este trabajo se encontrará este término en ambas acepciones, aunque en algunos casos no es simple determinar cuál es la más apropiada.

      2 Estos tres métodos son llevados a la práctica mediante tres disciplinas que permiten la aplicación del Modelo Interacciones Primordiales en la vida cotidiana: el Coaching Primordial, la Psicoterapia Primordial y la Danza Primal, que serán desarrollados más adelante.

      3 Daniel Taroppio, El Vínculo Primordial, Ed. Continente, 2010.

      4 La concepción hinduista del Universo como un juego creado por Dios, en el cual él juega a las escondidas con nosotros.

      5 Para una discusión más profunda sobre este tema ver El Vínculo Primordial, Op. Cit., “Introducción” y el capítulo sobre “El camino científico y el camino religioso”.

PRIMERA PARTE LA MEDITACIÓN PRIMORDIAL Y EL MODELO INTERACCIONES PRIMORDIALES

      Gran parte del poder transformador y liberador de la Meditación


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