Escultura Barroca española. Nuevas lecturas desde los Siglos de Oro a la sociedad del conocimiento. Antonio Rafael Fernández Paradas
una famosa cerveza sevillana[15]. En la fachada principal de la Casa de Pilatos de Sevilla se conserva una hornacina con una cruz de jaspes, realizada en 1630 por los maestros Nicolás Ferrero y Andrés Correa, como inicio de un Vía Crucis, que se iniciaba en este palacio y finalizaba en la Cruz del Campo (Fig. 10). Esta costumbre piadosa fue iniciada en el siglo XVI por el primer marqués de Tarifa. Y en Priego se conserva un Vía Crucis, conformado a fines del siglo XVI en torno a un humilladero. Entre 1700 y 1708 se construyeron la ermita y las cruces de piedra, donde en la actualidad finaliza la procesión del Nazareno (Figs. 11 y 12).
Fig. 9. Capilla de la Cruz del Campo, Sevilla.
Fig. 10. Casa de Pilatos, Vía Crucis, Sevilla.
Fig. 11. Calvario, Priego de Córdoba.
Fig. 12. Procesión del Nazareno, Priego, Córdoba.
A la entrada de la población malagueña de Macharaviaya hay un humilladero (Fig. 13), que tiene también la función de templete conmemorativo de las obras emprendidas por los Gálvez en beneficio de los habitantes de esta población de la Axarquía[16].
Fig. 13. Templete, Macharaviaya, Málaga.
Igualmente, en el puente de Toledo de Madrid, que señalaba la salida desde la corte a la población del Tajo, se conservan los dos templetes de Pedro de Ribera, 1723-1724, con las esculturas de san Isidro (Fig. 14) y santa María de la Cabeza, realizadas por Juan Alonso Villabrille[17].
Fig. 14. Templete de San Isidro, Puente de Toledo, Madrid.
2.LA ESCULTURA EN EL JARDÍN. DE LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA A LA EDAD MODERNA
2.1.La simbología del jardín
El jardín, durante toda la historia de las culturas urbanas, ha estado ligado a la arquitectura monumental, como elemento complementario, como lugar destinado al ocio, al esparcimiento y al disfrute de la naturaleza.
El jardín es un espacio intermedio entre la arquitectura y la naturaleza salvaje. Es un espacio acotado, cerrado, murado, protegido, en el que la naturaleza es dominada, siguiendo las mismas normas de la arquitectura.
A pesar de seguir estas normas, el jardín siempre ha sido un espacio dominado por las fuerzas ocultas de la naturaleza. Todos los pueblos le han otorgado una gran simbología.
Para los musulmanes, que siguen los criterios de las culturas del Próximo Oriente, el jardín es una recreación del Paraíso prometido a los fieles en el Corán. También es una recreación de los oasis de los desiertos en los que vivían.
En el Génesis, primer libro de la Biblia, el Edén era un jardín maravilloso con cuatro ríos, fuentes y árboles, donde Adán y Eva vivían en plena armonía con todos los animales.
Los griegos crearán el Jardín del Filósofo, donde Platón tenía su academia, en la que enseñaba a los jóvenes en medio de ese jardín.
Los romanos crearán la Arcadia, un lugar para huir del ajetreo urbano, para contemplar a los pastores cuidando a los rebaños, donde poder disfrutar de los placeres sencillos del campo, de la naturaleza y de los bosques.
La Arcadia estaba habitada por seres salvajes como las ninfas, los sátiros, los faunos, por Pan, dios protector de la naturaleza y de los jardines, y por Diana, que se entretenía en la caza, y donde los dioses llevaban a cabo diversas actuaciones.
La Arcadia aparece descrita por Virgilio en su obra Bucólicas y Geórgicas, donde se describe un panteísmo natural, en el que las diversas manifestaciones de la naturaleza se atribuían a intervenciones o personificaciones divinas.
La literatura clásica creará otros jardines de carácter mítico: El Jardín de las Hespérides, los Campos Elíseos, y el Paraíso de la Edad de Oro, que es descrito por Ovidio en el primer libro de Las metamorfosis de los dioses.
En el Cuatrocento, época que corresponde ya al primer Renacimiento Italiano, el jardín vuelve a tener un uso fundamentalmente lúdico como durante la Antigüedad Clásica. Italia es la creadora del jardín renacentista, en el que la perspectiva clásica junto con las escaleras, las balaustradas, las pérgolas, las esculturas de dioses, las fuentes y las plantas de tipo mediterráneo constituyen sus elementos más importantes. El jardín renacentista está ligado al palacio, al que aparece unido mediante ejes axiales.
La simbología es consustancial con el jardín renacentista. Es una simbología heredada de la literatura clásica de carácter mitológico, fundamentalmente de obras que describen la Arcadia, sobre la que escribe una obra Sannazaro, aunque también se editan nuevas obras, que van a ser básicas y fundamentales[18].
Sin duda, la obra editada más importante, cuya influencia va a perdurar en los siglos XVII y XVIII, es el Sueño de Polifilo[19], publicado por Francesco Colonna en el año 1499. El jardín es un laberinto, plagado de señales, donde el protagonista Polifilo, guiado por su amante Polia, ha de descubrir las claves para llegar al final, donde está la isla de Cytera, en la que se encuentra la diosa Madre.
Numerosos jardines construidos en Europa en estos dos siglos siguen en mayor o menor manera este modelo, aunque el más importante es sin duda el Jardín de Bóboli, construido junto al Palacio Pitti en Florencia por Tribolo y Bartolomeo Ammanati a instancias de Leonor de Toledo, esposa de Cosme I de Médicis(Figs. 15 y 16).
Fig. 15. Villa d’Este, Tivoli, Italia.
Fig. 16. Estanque de Mercurio, Reales Alcázares de Sevilla.
En la segunda mitad del siglo XVII y en gran parte del siglo XVIII se va poner de moda en toda Europa un nuevo estilo en el jardín, que es promovido por la corte francesa del rey Luis XIV. El monarca francés, cuyo lema era “l’etat c’est moi”, que significaba que el estado se hallaba donde se encontraba el rey, traslada su residencia, la corte y la gobernación de Francia de Paris a Versalles, donde va a crear con la ayuda del jardinero André le Notre un jardín sobre una enorme extensión de terreno, prácticamente inabarcable para la vista, que está dominado por el rey desde su habitación y que está conformado entorno a un gran eje axial y otros paralelos y perpendiculares. Elementos fundamentales de este jardín son las alineaciones y los parterres, a los que se impone una fuerte simetría y regularidad (Fig. 17). Decoran este jardín fuentes y esculturas, relacionadas iconográficamente con la figura del monarca[20].
Fig. 17. Fuente de Apolo, Jardines de Versalles.
El último de los grandes estilos europeos corresponde al paisajismo romántico, que se considera como una reacción inglesa contra el racionalismo francés, aunque sus orígenes no solo se encuentran en Inglaterra, sino en otros países europeos, donde comienzan a triunfar las teorías de Rousseau sobre la naturaleza salvaje, así como la influencia de las jardinerías orientales, que practicaron también una jardinería paisajista[21].
2.2.El jardín paisajista
El jardín paisajista