Diplomacia y revolución. Manuel Alejandro Hernández Ponce

Diplomacia y revolución - Manuel Alejandro Hernández Ponce


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[…] el policía no estaba en su derecho de usar su revólver pues no estaba en peligro su vida y no fue atacado por sus agresores” (The Oasis, 21 de enero de 1911: 4). Durante las semanas siguientes el tema principal en la prensa extranjera y mexicana fue el impacto que tendrían las manifestaciones antiyanquis en las relaciones México-Estados Unidos.

      Mientras la posibilidad de una intervención fue objeto de acaloradas discusiones entre los medios impresos estadounidenses, en México la población se manifestó indignada por lo que se organizaron nuevas protestas que peligrosamente amenazaron con convertirse en motines. El gobernador Antonio Rivera aseguró haber tomado medidas para disuadir cualquier disturbio, especialmente si “no existía razón que la pudiera justificar” (The Arizona Republic, 24 de diciembre de 1911: 1).

      Para evitar que se generara un escándalo internacional, el gobierno porfirista cerró sus fronteras a cualquier periodista estadounidense que pretendía dar cobertura a la Revolución mexicana; la censura se extendió a las líneas telegráficas bajo el argumento de “minimizar la gravedad de la situación, pese al sentimiento generalizado de inquietud de la capital” (Shenandoah Herald, 25 de noviembre de 1910: 2). Ante la censura, en Estados Unidos se multiplicaron las voces sobre la posibilidad de una intervención armada. No obstante, la Casa Blanca públicamente descartó esta opción, pues se respaldó al régimen de Díaz frente a un movimiento que se vaticinó estaba destinado al fracaso.

      1 Un ejemplo de estas discusiones se puede consultar en Morton Callahan (1932: 33).

      2 Para más información sobre estos reclamos consúltese Sherwood Dunn (1933: 16).

      3 Véase A Compilation of the Messages and Papers of the Presidents (1896-1899). National Archives Records Administration (nara), M0274-812, cab. 23, roll. 92, p. 728.

      4 La primera Comisión de Reclamaciones entre ambos países fue establecida el 11 de abril de 1839 en Washington D. C. para atender, principalmente, las pérdidas y los daños ocasionados como acciones colaterales a ciudadanos estadounidenses que vivían en la zona de conflicto por la independencia de Texas. En este caso, el resultado fue adverso para los intereses mexicanos, dado que la comisión consideró la resolución de todos los reclamos norteamericanos como forma única y obligatoria que permitiría la buena vecindad entre las naciones involucradas. Véase Tratados y convenciones concluidos y ratificados por la república mexicana desde su independencia (1878). nara, M0314, roll. 8, pp. 181 y 189.

      5 nara, M0314, roll. 8, p. 189.

      6 No obstante, esta comisión tuvo problemas para su ratificación por parte de ambos gobiernos. En Estados Unidos algunos consideraron que este tratado dejaba la puerta abierta a las reclamaciones provenientes de la intervención en la guerra con Texas, por lo que el Congreso decidió dejar este tópico en reserva, lo que obligó a que el gobierno mexicano se negara a ratificarlo.

      7 Sin embargo, este tratado no fue ratificado por el Senado estadounidense. Para más información véase Fernández MacGregor (1974: 155-201).

      8 Para mayores detalles sobre el complejo proceso de establecimiento de este tratado véase Zoraida Vázquez y Meyer (1994: 91).

      9 nara, M0314, roll. 7, p. 131.

      10 nara, M0314, roll. 7, p. 132.

      11 Díaz se opuso abiertamente ante la opinión pública internacional a una intervención militar estadounidense dentro del territorio nicaragüense. Después de la derrota del presidente José Santos Zelaya por las fuerzas de Juan J. Estrada, no le quedó otra opción que contravenir las intenciones de la Casa Blanca y ofrecer refugio y asilo político al depuesto mandatario. Véase Canudas Sandoval (2005: 137-139).

      12 Fue un diario escrito en inglés y publicado desde la Ciudad de México, fundado por Frederick J. Guernsey. Su primer número se imprimió en 1895, llegando a un tiraje que abarcaba a veinticinco mil estadounidenses que habitaban la capital y sus alrededores. En 1915 se dejó de publicar como resultado de los constantes conflictos revolucionarios y su pugna directa con el zapatismo. Para más información véase Knudson (2001: 387-398).

      13 Periódico dirigido por Rafael Reyes Spíndola, quien en septiembre de 1888 inició su publicación junto a Delfín Sánchez Ramos. Fue un periódico que trabajó con subsidios gubernamentales y alcanzó gran popularidad a inicios del siglo xx. El diario sobrevivió a la caída de Díaz, pero fue incautado en 1914 por el régimen constitucionalista con la acusación de publicitar al régimen de Huerta. Para mayor información véase Musacchio (2003: 161-163).

      14 Con el objetivo de lograr la libertad de sus compañeros, una importante cantidad de estudiantes se salió a las calles a solicitar apoyo para reunir los fondos necesarios para pagar su defensa legal. Véase The Arizona Republic (12 de noviembre de 1910: 1).

      15 Esta noticia también fue difundida por The Rock Island Argus (22 de noviembre de 1910: 1), The New York Times (22 de noviembre de 1910: 2) y Evening Times Republican (22 de noviembre de 1910: 1).

      16 Esta noticia también apareció en la primera plana de The Marion Daily Mirror (23 de noviembre de 1910: 1).

      17 Esta nota también fue publicada días después con un tono alarmante en The New York Tribune (23 de noviembre de 1910: 2).

       Capítulo 2. La controversia diplomática durante las primeras semanas del estallido revolucionario

      Días después del 20 de noviembre, algunos sectores de la prensa estadounidense aseguraron que la revolución en México no debía causar preocupación, pues no tenía las magnitudes de los levantamientos registrados en Europa. Desde Estados Unidos algunos medios consideraron que la situación política en México pronto se normalizaría. No obstante, el primer baño de sangre, registrado en Puebla y causado por los hermanos Aquiles Serdán, se publicó como un caso escandaloso en el que se indicó que “con certeza fueron más de 100 los asesinados por el conflicto […] dos mil tiros fueron disparados antes de que las fuerzas federales forzaran la rendición” (The Salt Lake Tribune, 20 de noviembre de 1910: 1).

      La prensa amarillista estadounidense advirtió que la violencia no pararía, pues “el levantamiento mexicano está programado para hoy” (The Tribune, 19 de noviembre de 1910: 1). Como respuesta, el cónsul americano en Nuevo Laredo se trasladó a Washington para advertir de viva voz


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