Voy contigo. Isaac Manuel Hernández Álvarez

Voy contigo - Isaac Manuel Hernández Álvarez


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hay que estar. Así de simple. El mundo de la empresa privada lleva ventaja en el sentido de entender la necesidad de subcontratar o buscar servicios externos a la organización. Vemos como muchos de estos servicios o productos que una organización pudiera hacer contando con recursos propios son buscados fuera de la misma, pues entiende que debe contar con empresas y profesionales especializados. Como ejemplo vemos las gestorías, transportes, limpieza, seguridad, marketing digital, abogacía, etc.

      Viene a ser un aliado que colabora más estrechamente, ejerciendo de experto en diseñar verdaderas estrategias adaptadas al momento, al equipo, al candidato y a los lugares de trabajo.

      Uno de los motivos, uno de los más importantes por los que se requiere contar con un consultor político, es la actualización diaria hacia las nuevas formas de hacer política, los nuevos canales de comunicación, la publicidad política, los usos de las nuevas tecnologías, los cambios constantes de la sociedad, las tendencias y nuevos planteamientos para obtener la confianza ciudadana. También hay que entender que vivimos en una sociedad donde muchas personas ofrecen servicios profesionales, opinan y asesoran de cualquier temática sin estar acreditadas o formadas para ello. También existen verdaderos profesionales que, con su experiencia y visión, han sido capaces de desempeñar funciones de asistencia a gestores públicos con gran dedicación y profesionalidad, aunque son menores los casos.

      5. EL PROFESIONAL DE LA PSICOLOGÍA

      «Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo».

      LUDWIG VAN BEETHOVEN

      Quienes hemos tenido la oportunidad de charlar con Daniel Eskibel nos damos cuenta de que tras ese acento charrúa se encuentra un hombre con mucha capacidad de autocontrol.

      Un día, compartiendo mesa en una cafetería de Sevilla, le pregunté por qué había participado en mi anterior libro, Ganadores, sin apenas conocerme. Entonces me dijo: «Me gustó la temática del libro y quiero seguir compartiendo mi trabajo y mi conocimiento con todo el mundo». Daniel lleva muchos años aportando al ecosistema político luz, otra dirección para la comunicación y, sobre todo, una nueva forma de entender la planificación en el espectro electoral. Él, enemigo del cortoplacismo, ha participado en infinidad de campañas políticas por países de Latinoamérica. Tengo la suerte de que con este uruguayo encuentro más cercanía profesional, pese a la distancia, con todo un Atlántico de por medio, que con muchas otras personas más cercanas en el ámbito laboral. Compartiendo momentos en alguna que otra conferencia te vas dando cuenta de su pasión por saber cómo actúan las personas, cómo viven y cómo se relacionan entre sí a diario.

      Este hombre, de conversación pausada y sonrisa destacada, es el mayor especialista en psicología política del mundo de habla hispana y uno de los cien profesionales de la política más influyentes del mundo. Afirma que el elector en muchas ocasiones no sabe lo que quiere, que es más una cuestión de bucear en el subconsciente de las mentes. Será por lo que a veces afirma, poniéndose en el lugar del pueblo: «No me des lo que te pido porque no era eso».

      Amigo Daniel, los silencios en la música también son música…

      PSICOLOGÍA POLÍTICA

      ¿Cuántos votos se pierden por desconocer el modo en que funciona el cerebro del votante? ¿Cuántos errores se cometen por desconocer la psicología política del elector? ¿Cuántas oportunidades se dejan escapar entre los dedos? ¿Cuántos resultados nos resultan poco menos que inexplicables?

      Si quieres comprender lo que hace el votante en el cuarto secreto y cómo y por qué lo hace, tendrás que incorporar la psicología política a tu caja de herramientas. Y si quieres que tu comunicación política sea más persuasiva y efectiva, también tendrás que incorporar una buena dosis de psicología política.

      ¿Psicología política?

      Que no. Que no me refiero al consultorio, la clínica, la psicoterapia ni los pacientes. Que menos, mucho menos, a la pseudo-psicología de salón, de charla liviana, de supuesto test en revista frívola, de charlatanería bonita y al uso. De eso nada. Cuando digo psicología política estoy hablando de ciencia. Estoy hablando de una explicación científica que nos permita entender cómo cada ciudadano decide su voto y sus preferencias políticas. Un conocimiento que, además, sea operativo a la hora de trazar estrategias de comunicación política.

      Maquiavelo y Freud en el siglo XXI

      Nicolás Maquiavelo nació en Florencia en 1469 y fue activo protagonista de la vida política de aquella ciudad-estado hasta su muerte en 1527. Fue funcionario público, diplomático, filósofo y escritor. Y podríamos decir que construyó el rol social del analista político y del consultor político.

      Sigmund Freud nació en 1856, vivió casi toda su vida en Viena y falleció en 1939. Fue un destacado científico, médico y creador del psicoanálisis. Su descubrimiento de la vida psíquica inconsciente cambió para siempre la psicología e influyó poderosamente sobre la cultura de todo el siglo XX. Ni Maquiavelo ni Freud se ajustaron a sus respectivas caricaturas. Son figuras de enorme trascendencia que no se reducen al estrecho espacio en el que cierta vulgarización busca recluirlos. Ambos fueron hombres de su tiempo, destacados y lúcidos, que abrieron caminos insospechados hacia el porvenir.

      ¿Por qué Maquiavelo y Freud? ¿Por qué ahora, en pleno siglo XXI? ¿Por qué recordarlos sin ser «maquiavélicos» ni «freudianos» en los sentidos más vulgares de estos términos? ¿Por qué buscar su (casi) imposible encuentro? Porque la reunión de estos dos nombres sintetiza rápidamente un concepto: la psicología iluminando la práctica política, arrojando luz sobre ella no solo para comprenderla mejor, sino fundamentalmente para operar mejor sobre ella.

      La psicología política es una disciplina que estudia la toma de decisiones políticas y que surge en una zona de confluencia entre la psicología y otras ciencias humanas y sociales. Es esencial para comprender la psicología del votante, para saber cuándo, por qué y cómo decide su voto. Pero, además, es clave para comprender la psicología del político, la psicología del candidato y la psicología del gobernante. Por si fuera poco, la psicología política es una formidable herramienta para mejorar la comunicación política y para hacer campañas electorales más efectivas.

      Porque una campaña electoral no se juega en los medios de comunicación ni en la calle, sino en el cerebro humano. Allí está la clave. Es el cerebro de cada elector quien recibe los mensajes de la campaña, los decodifica, los analiza, los archiva, los vuelve a recuperar, los interpreta y hasta los modifica. Es en ese campo de batalla donde luchan los mensajes de los distintos candidatos. Allí tienen que dar lo mejor de sí para persuadir y lograr el voto. Allí es donde el elector despliega sus ideas, sus recuerdos y sus emociones. Y allí se produce la decisión de voto. Donde el marketing político se da la mano con la psicología.

      Breve historia de la psicología política

      En la antigua Grecia, hace alrededor de 2.500 años, surgieron las primeras reflexiones acerca de la psicología. Aquellos griegos curiosos ya comenzaron a observar y analizar el comportamiento humano, las conductas, los sentimientos, el razonamiento, las emociones, las relaciones sociales, las fantasías, la voluntad…

      Uno de aquellos filósofos, Aristóteles, fue de los que más avanzaron en el estudio de esta zona del conocimiento. Aristóteles definía al ser humano como un «animal político». Político venía de «polis», en referencia a la ciudad. El hombre, entonces, era esa especie animal que se ocupa de los asuntos colectivos de la ciudad en la que vive. Durante unos cuantos siglos la psicología creció y se desarrolló al amparo de la filosofía. Siglos y siglos acumulando saberes hasta dar el gran salto en las décadas finales del siglo XIX. Primero fue Wilhem Wundt, que fundó el primer laboratorio de psicología, buscando aplicar metodologías similares a las de las ciencias naturales; y luego Sigmund Freud, revolucionando el concepto mismo de psicología con su descubrimiento del inconsciente. La psicología se separó finalmente de la filosofía y se hizo ciencia. Durante todo el siglo XX acumuló una fantástica y tal vez poco conocida base


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