Entrenamiento de base en el fútbol sala. Jesús Velasco Tejada

Entrenamiento de base en el fútbol sala - Jesús Velasco Tejada


Скачать книгу
coordinada con los demás compañeros de mi equipo (llamamos a esto mejora de la condición estratégica) y tener una actitud positiva hacia la competición y hacia la relación con los compañeros y los adversarios (llamamos a esto mejora de la condición afectiva).

      Mejorar la técnica, la condición física, la táctica, la estrategia y la actitud de los jugadores que conforman nuestro equipo no se puede conseguir en poco tiempo ni con el juego real, como ya hemos dicho. Para hacerlo utilizaremos un método de entrenamiento progresivo con el que trataremos de enseñar al jugador a dominar todos estos ámbitos, cuyo dominio permitirá a nuestros jugadores ser eficaces en la práctica del fútbol sala. En esta etapa nos encontramos ya con practicantes casi desarrollados, que están en la última fase del aprendizaje, por lo que igualmente los ejercicios que tendremos que utilizar serán muy cercanos a la realidad del juego.

image

       PRINCIPIOS FUNDAMENTALES A RESPETAR

      Al hablar de principios nos referimos a las pautas más importantes que tendremos que seguir o hacer seguir a la hora de realizar las sesiones de entrenamiento, las competiciones y la planificación con respecto a los objetivos que queremos lograr. Es cierto que quizás el carácter para remarcar la importancia que damos a estos conceptos nos lleve a denominarlos así, sin que lleguen en realidad a tan alta definición jerárquica, pero en el fondo es con esta definición como mejor los vemos dentro del compendio general del libro, por lo que aún así hemos decidido mantener este término que, quizás, no sea el más adecuado.

      Basar nuestro trabajo en estas pautas nos permitirá estar seguros de que lo estamos enfocando de manera adecuada, dejando a un lado los peligros que puede acarrear el querer conseguir resultados o rendimientos para los que aún no están preparados nuestros jugadores.

      Estos principios irán encaminados a abarcar todos los ámbitos que inciden en el dominio y optimización de la interacción motriz, ámbitos que ya hemos visto en capítulos anteriores y que desarrollaremos más adelante. Decir también que los que aquí nombramos se refieren sólo a la etapa juvenil, pero han de verse como una continuación de etapas anteriores y una antesala o preparación de etapas posteriores, y que en diversas publicaciones de la teoría del entrenamiento nos encontraremos con algunos de ellos como verdaderos principios.

      Los principios a tener en cuenta que pueden ser más importantes para nuestro deporte y esta categoría son los siguientes, desarrollados en orden alfabético.

      Podemos decir que es el principio por antonomasia y que los demás existen para favorecerlo, pues el mismo objetivo de cualquier tipo de entrenamiento es adaptar a los jugadores a la competición para la que se les prepara. La planificación y organización de los entrenamientos nos permitirá plantear unos objetivos cuyo cumplimiento posibilitará esa adaptación de la que hablamos.

      Para realizar entrenamientos es inevitable utilizar ejercicios adecuados, ejercicios que los jugadores sean capaces de entender y cuya dificultad les permita mejorar. Adecuaremos el nivel de exigencia de los entrenamientos a la capacidad de aprendizaje que los jugadores tengan, pero siempre tratando de “sobre-cargar” al jugador, es decir, tratando de estimularle para que mejore. Para ello antes tendremos que conocer a cada uno de los jugadores y saber qué es lo que les podremos exigir. Como veremos este principio se apoya en los de transferencia, sobrecarga y adecuación.

      Contando con que los niveles perceptivo y coordinativo deberían estar en estos jugadores en el grado de optimización, habrá que adecuar los ejercicios para la continuidad en estos ámbitos pero, sobre todo, en los ámbitos en fase de desarrollo-optimización (cognitivo y estratégico), propiciando así el progreso y la adaptación en los ámbitos que más necesitan de ello.

      Un punto importante que hay que tener en cuenta es que el trabajo en ámbitos más complejos exige la competencia en los de menor dificultad. Ya hemos hablado de esto antes y hablaremos seguramente después. Éste es un problema con el que muchas veces nos encontramos y no somos capaces de resolverlo por el ansia de querer enseñar facetas del juego que los jugadores en esos momentos no son capaces de asimilar.

      Como muestra un ejemplo. Yo quiero enseñar a mis jugadores una salida de presión, pues en varios partidos el contrario nos ha presionado y hemos tenido muchos problemas para sacar el balón jugado, perdiéndolo la mayoría de las veces. En un entrenamiento indico la jugada preestablecida que quiero que aprendan y la hacemos las veces suficientes, sin defensa que pueda interceptar el balón o con esta defensa pasiva, para que los jugadores aprendan los movimientos a realizar. Hasta ahí todo bien.

      Pero llega la hora del partido y cuando el otro equipo nos presiona no somos capaces de hacerla ni una sola vez. Cuando sucede esta situación quizás algún entrenador se ponga nervioso y comience a gritar y a criticar a sus jugadores, pero es posible que lo que ocurra sea otra cosa, sea que los jugadores no están capacitados ni técnica ni tácticamente para realizar movimientos de estrategia, y entonces la culpa no será de ellos, será del entrenador por querer que los suyos lleven a la práctica algo para lo que no están preparados. Con la adaptación de los ejercicios conseguiremos que nuestros jugadores trabajen en el nivel para el que están capacitados.

      Con el entrenamiento tratamos de conseguir algo. Es decir, intentamos utilizar unos ejercicios para que los jugadores mejoren cierto aspecto del juego o, mejor dicho, se adapten a una situación que antes no sabían cómo resolver o resolvían mal para que en adelante consigan solucionarla mejor. Como vemos, este principio persigue la finalidad que debe tener el entrenamiento en sí, que es la de ser un continuo proceso de adaptación; por esto hemos comentado al inicio que es el aspecto principal de los aquí tratados, y que incluso se le puede dar el rango de principio a seguir.

      Este principio se relaciona con los de transferencia, adaptación, progresión y sobrecarga. Nos explica que es necesario adecuar el nivel de exigencia de los entrenamientos a la capacidad de los jugadores.

      Los entrenamientos y los ejercicios utilizados en ellos serán programados teniendo presentes los niveles condicional (físico), coordinativo (técnico) y cognitivo (táctico) de los jugadores, que en cada grupo serán diferentes, aun con jugadores de la misma edad. Deben evitarse tanto los ejercicios en los que la dificultad de la tarea sea muy baja (pueden utilizarse como calentamiento, como transición entre ejercicios de gran exigencia física o como parte final de una sesión, pero no como parte central de la misma), ya que además de no resultar motivantes para los jugadores no conseguiríamos con ellos ningún tipo de aprendizaje; como los ejercicios en los que la dificultad es tan grande que no puede haber mejora, pues si un jugador no llega a comprender lo que debe hacer ni por qué lo hace y no consigue llegar a ejecutar el ejercicio por su dificultad coordinativa, difícilmente podrá después realizar esto en la competición.

      Nos viene a decir que el trabajo demasiado orientado a un solo ámbito puede llegar a producir un desequilibrio para la formación del jugador y su posterior rendimiento. Esto es un hecho en muchos deportes en los que el número de horas dedicadas al entrenamiento son excesivas si no se enfocan de la manera adecuada. En el fútbol sala esto es difícil que ocurra, y menos en la categoría juvenil. Seguramente no habrá un sólo equipo juvenil que entrene más de 5 horas a la semana, por lo que es difícil que el desequilibrio del que nos habla este principio se produzca. Sin embargo, no queremos decir que no haya que tenerlo presente.

      Es obvio que si disponemos a la semana de 3 horas de entrenamiento (y esto lo firmaríamos muchos entrenadores para nuestros equipos juveniles), no es cuestión de utilizar un tercio de este tiempo en hacer condición física, por poner un ejemplo. Si en este tiempo de que disponemos queremos trabajar la condición física, la técnica, la táctica, la estrategia y el ámbito afectivo, veremos que prácticamente no haremos nada en ninguno, y sin embargo, como ya hemos visto todos son importantes para el


Скачать книгу