Atletismo. Vitaliy Polischuk
Para el desarrollo de las formas elementales de velocidad se emplean ejercicios gimnásticos y, sobre todo, juegos deportivos que pueden presentar un nivel de exigencia lo suficientemente elevado como para poner de manifiesto las cualidades de velocidad.
El objetivo principal de los ejercicios de preparación especial está orientado tanto hacia el desarrollo de los componentes particulares de las capacidades de velocidad, como a su complejo perfeccionamiento en cualquiera de sus acciones motoras. La forma de estos ejercicios responde a una estructura y manifestación específicas de las cualidades de velocidad en las actividades de competición de los atletas. Estos ejercicios están elaborados en base a actividades y métodos diversos característicos para cada tipo de modalidad atlética o para un grupo de modalidades que exigen un nivel elevado de cualidades de velocidad, como en el caso de las salidas, arranques, aceleraciones, carreras de tramos, etc.
Los ejercicios de competición son un medio eficaz para alcanzar el perfeccionamiento global de las capacidades de velocidad. El deportista en condiciones competitivas y con la preparación y motivación previas, consigue alcanzar aquellos índices de velocidad, durante la ejecución de cada uno de los componentes que forman la competición que, por regla general, son difíciles de demostrar en un proceso de entrenamiento basado en ejercicios de una duración menor y con la práctica de ejercicios de velocidad por separado.
No por ello deberemos suponer que en aquellas formas de manifestación de velocidad como, por ejemplo, el tiempo de cada movimiento o incluso el período de reacción, en el mejor de los casos, pueden verse perfeccionados con la realización de un movimiento con una sobrecarga mínima y con el máximo de velocidad permisible. El deportista, con una magnitud de sobrecarga ínfima, no consigue garantizar una aferenáa proprioceptiva intensiva que acompañe al movimiento no pudiendo activar la formación eficaz del programa del motor central. Si los ejercicios de velocidad se efectúan con la suficiente sobrecarga, entonces el impulso aferente intensivo contribuye a la puesta en marcha de una coordinación racional, a una rapidez de intervención de los músculos en el trabajo, a una coordinación de su funcionalidad durante la realización de los movimientos y a una incorporación rápida de las unidades motoras necesarias, es decir, ayuda a la elaboración de una coordinación intramuscular óptima (Y.V. Verjoshansky, 1988).
La magnitud de la carga aplicada al atleta en gran parte depende de la forma en que se manifiestan las aptitudes de velocidad. De esta forma, para el perfeccionamiento de la velocidad en un movimiento simple sin carga y, del mismo modo, para el aumento en la frecuencia de estos movimientos, resulta de mayor utilidad una carga que oscila entre un 15 y un 20% del nivel máximo de fuerza del deportista. Para el perfeccionamiento de la rapidez de la reacción motora, conforme a las condiciones específicas de los ejercicios de competición, es necesario cumplimentar un amplio margen de cargas que pueden extenderse entre un 10-15% hasta un 50-60% o más del nivel máximo de fuerza del deportista.
La eficacia en la preparación de la rapidez del atleta depende, en gran manera, de la intensidad de ejecución de los ejercicios y de las aptitudes de movilización del deportista. En concreto, el grado de movilización de las cualidades de velocidad, la habilidad del deportista para realizar los ejercicios de velocidad durante las clases de entrenamiento a un nivel límite o rozando el máximo, así como, la superación de sus mejores resultados en algunos ejercicios tanta veces como le sea posible, le sirven de estímulo básico para aumentar la preparación de la velocidad.
La manifestación de las cualidades de velocidad, durante la preparación de los deportistas, y en particular la de los de alta competición, depende en gran manera de la elección de aquellos medios y procedimientos metodológicos que garanticen un nivel óptimo en la estimulación de la actividad del sistema nervioso central y los órganos ejecutores.
Para aumentar la eficacia en la preparación de velocidad de los atletas, resulta de enorme importancia poseer diversas variantes, en cuanto a actividades motoras se refiere, para el cumplimiento de los ejercicios de competición y preparación general a cuenta de la alternancia de las condiciones normales, las de aligeramiento y las de dificultad.
El entrenamiento, bajo tales condiciones, perfecciona la coordinación intramuscular e intermuscular, aumenta la capacidad del deportista para llevar a cabo sus posibilidades de fuerza-velocidad en el curso de las actividades competitivas y ejerce una influencia positiva en la formación de la técnica móvil durante la realización del movimiento.
La adecuada motivación psíquica, creada bajo un ambiente emocional específico, garantiza al deportista una total realización de su potencial funcional durante la realización del trabajo de preparación y competición. Esto se asegura por medio de diversas vías, por ejemplo, a través de la creación de un ambiente de competición, organizando entrenamientos con los deportistas de preparación similar, o utilizando ejercicios muy variables, o pose yendo información constante acerca de los resultados de los deportistas durante la realización de sus ejercicios, etc. La hábil combinación de estos factores permite aumentar en un 5-10% el nivel de manifestación de las aptitudes de velocidad del atleta, ejerciendo de tal modo una gran influencia positiva en la eficacia del proceso de entrenamiento.
La previa estimulación neuromuscular también constituye una actividad metodológica de gran importancia en la capacidad de trabajo de los deportistas. Este procedimiento puede realizarse con la ayuda preliminar del alargamiento forzado de los músculos con su ulterior contracción, o bien, mediante la utilización de aparatos con peso aumentado. También es posible un número mayor de variantes. El procedimiento para una estimulación inicial puede poseer, bien un carácter selectivo (como por ejemplo, tan sólo pedagógico o físico) o bien complejo, utilizando diversos procedimientos para una sola estimulación. Pueden planificarse mediante un complejo de ejercicios de velocidad o incluirse esporádicamente entre los ejercicios de velocidad.
Otra variante, no por ello de menores perspectivas, es la relacionada con el aumento en la manifestación de la velocidad de movimiento del atleta bajo la influencia del cumplimiento previo de ejercicios afines con una carga añadida. Por ejemplo, antes de realizar los ejercicios de esprínter, se trabaja durante de 15-20 segundos, en los aparatos de fuerza que permiten imitar los movimientos de velocidad. En este caso, el deportista logra obtener mejores manifestaciones de velocidad con ejercicios básicos que sin la aplicación de ejercicios previos con un aumento de la carga de fuerza.
Uno de los métodos para aumentar la eficacia de la preparación de la velocidad del atleta consiste en incluir, en el proceso de entrenamiento, microciclos de carácter veloásta. Para ello, es indispensable mencionar, en particular en el entrenamiento de atletas de alto nivel, que el mayor volumen e intensidad de trabajo característicos para el actual proceso de entrenamiento condicionan al deportista a realizar un programa de ejercicios y microciclos en condiciones de constante y progresiva fatiga que, en grado significativo, modera la manifestación de las cualidades de velocista en los ejercicios de velocidad. La introducción, en el proceso de entrenamiento, de los microciclos orientados hacia un aumento de la velocidad permiten, de modo significativo, eliminar la mencionada contradicción. Pero el efecto del entrenamiento de estos microciclos será elevado sólo cuando sean planeados después de los microciclos de recuperación, permitiendo al deportista alcanzar una mejor manifestación de las aptitudes de trabajo en los ejercicios particulares.
Entre los procedimientos pedagógicos más eficaces para la estimulación de las cualidades de velocidad de los atletas remarcamos la ejecución, por parte del atleta, de ejercicios de corta duración al final de la clase de carácter aeróbico con un trabajo de gran volumen, pero de intensidad moderada. En este caso, el deportista, muy a menudo, consigue dar pruebas inmediatas de sus cualidades de velocidad a un nivel que, al principio de los ejercicios de entrenamiento, le era inalcanzable. Esto está asegurado ante todo por la influencia positiva de la ejecución durante bastante tiempo del trabajo a una intensidad relativamente baja dirigida a mejorar la coordinación inter e intramuscular, ajustando, de este modo, una óptima relación recíproca entre las funciones motor y vegetativa.
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